Del "¿Qué vamos a hacer?" a la vuelta olímpica: la transformación del Monte campeón del Clausura

Mikel Iñurrategui

minurrategui@lanueva.com

   "¿Qué vamos a hacer?"

   En el inicio de la pretemporada 2022, la jugadora de Atlético Monte Hermoso, Carola Dichiara, le hizo esa pregunta al preparador físico del equipo, Fernándo López.

   Comenzar un nuevo año con su amado club y ya no ver a su lado a muchas de las jugadoras experimentadas con las que había crecido y hecho sus primeras armas en Primera le generaba un montón de sentimientos.

   Aunque con la histórica Gabriela Ludueña como abanderada, Caro yo no tenía a su lado a su hermana Bárbara (juega el Metro en San Fernando), ni a su prima Micaela (dejó la actividad porque fue mamá), que se sumaban a otras bajas como las de Luciana Argüello (pasó a San Lorenzo en 2020) o Iara Klimek (se sumó a Villa Mitre). O Yiyo Juárez y Macarena Flores, por citar dos piezas fundamentales del último título en 2018.

   En un plantel lleno de jóvenes y con la presión de ser protagonistas por historia, se le sumaba no contar con cancha propia para entrenar y jugar de local.

   Todo era incertidumbre.

   "Arranqué la pretemporada que no sabía para donde salir, me la pasaba llorando. Hablaba con Fer y le decía "¿Qué vamos a hacer?" Yo era una de las más grandes cuando el año pasado era de las más chicas. Fue un cambio tremendo, tuve mucha presión", admitió Carola.

   Unos cuantos meses después de aquella charla y tras ser subcampeón en el Apertura, Atlético Monte Hermoso volvió a ser campeón local luego de cuatro años y las lágrimas de la defensora del Atlético, esta vez, fueron de felicidad.

   Apenas terminó la final extra del torneo Clausura ante Universitario (2 a 0, con goles de Lara Gentili y Gabriela Ludueña), jugada ayer en la cancha de la ABH, Carola se fundió en un sentido abrazado con su prima Micaela.

   "Me decía qué por fin se nos dio, llorábamos de alegría. Ella el año pasado dejó de jugar porque quedó embarazada y sumado a la ida de Barbi (a San Fernando), pasamos de ser Mica, Lari (Gentili), Barbi y yo a quedar solamente dos. Llevamos el club muy adentro, para nosotros es familia. Llorábamos, gritábamos y nos abrazamos para soltar todo ese alivio que sentimos. Siento mucha felicidad, estoy sin palabras. Hoy el llanto es del alivio y la alegría que tengo", reconció Dichiara.

   -¿Qué tuvo el equipo para que pases de aquel llanto a esta alegría de ser campeona?

   -No sé no te lo puedo explicar con palabras. Cuando llegó Ricky (Mora, el DT) al club, nos dijo que escuchaba en todos lados que Monte tenía algo que no se sabía que era. Pero creo que a este equipo le sobraron ovarios, que tenemos muchos muchos ovarios.

   -¿Pesaban los cuatro años sin títulos locales, después de que el club se hubiera acostumbrado a ganar tanto?

   -Pesaba mucho, lo hablamos en la ronda final antes de entrar a jugar. Los últimos años no se nos daba ni de entrar a una final teniendo a grandes jugadoras, estaba Bárbra, Iari, Lucha... estaban todas y no podíamos y hoy, con un promedio de 19/20 años de edad, lo logramos. Es increíble.

   Luego de ser el mejor equipo de la fase regular y eliminar a Sociedad Sportiva en semifinales, Monte cayó (el sábado) ante Universitario (2 a 1) en la final de los playoffs y debió llegar a la final extra para dar la vuelta olímpica.

   -¿Se hizo larga la noche del sábado?

   -Muy larga, lloré mucho. Me la pasé llorando porque se nos escapó la primera chance pero que habíamos sido muy superiores y no tuvimos suerte.  Sabíamos que hoy (por ayer) lo íbamos a ganar, vinimos muy convencidas.

   En lo sucesivo, el elenco del balneario se medirá nuevamente ante Uni para definir al mejor de la temporada en la Copa ABH.

   Mientras celebra el título y cuenta la horas para empezar a disfrutar de la flamante cancha de agua, que podría estar lista para el fin de semana largo de diciembre.

   "Es una hermosa forma de cerrar el año, la cancha de agua es un sueño que dentro de muy poquito lo vamos a poder cumplir", cerró Caro.