Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Pandemia: los pacientes con bipolaridad sufrieron por la alteración de la rutina

“Una vida desorganizada no es lo ideal en estos casos. Ha sido complejo y se sucedieron las recaídas por depresión”, dijo la Dra. Miriam Montes de Oca.

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Audionota: Danilo Belloni

Guillermo D. Rueda /  grueda@lanueva.com

   “Durante el confinamiento estricto tuvimos que estar muy presentes, ya que las consultas fueron más de las habituales. Estaba claro: los pacientes con trastornos de bipolaridad habían salido de la rutina y ya no podían afrontar el estrés”.

   Lo dijo la Dra. Miriam Montes de Oca, especialista en psiquiatría, a propósito de las consecuencias de la pandemia por el Covid-19 en personas afectadas por el trastorno del humor, como la propia profesional se encargó de actualizar el término.

   “Esa situación conllevó a muchas recaídas. Y la peor es la depresión”, indicó.

Dra. Miriam Montes de Oca, especialista en psiquiatría y médica legista del Poder Judicial.

   “¿Si es la principal consecuencia por el coronavirus? Sí, pero también incidió la desorganización que ha imperado en sus vidas”, agregó Montes de Oca, quien además es, desde 2011, médica legista del Poder Judicial.

   “Se trata de pacientes que tienen menos estrategias para afrontar confinamientos, o incertidumbres, y aislamientos sociales, porque lo que nosotros propiciamos siempre es que interactúen con el medio”, explicó.

   En cuanto a los desequilibrios por la desorganización, o por la falta de organización, aludió a no dormir en determinados horarios y a quedarse delante de las pantallas —incluidas series en streaming— en forma ilimitada.

   “Es muy importante el orden, porque enseguida pierden el norte. También hay que insistir con los horarios de  las comidas y de la medicación, algo vital e indispensable para estabilizarlo”, afirmó.

   “Cuando sucede esto hay que frenar todo y empezar a ordenar, especialmente las horas de sueño, las rutinas y hacer gimnasia, aunque sea online, porque los estabilizadores del ánimo suelen provocar aumentos de peso”, afirmó la profesional bahiense, en diálogo con La Nueva.

   También dijo Montes de Oca, quien trabajó en el Hospital Penna desde 2000 hasta 2011, que la clave es no romper la alianza terapéutica.

   “Ya estamos volviendo a la presencialidad y con todos los cuidados”, aseguró.

   “Los pacientes vuelven a hacerse los controles sabiendo que no habrá una sala de espera llena y que se aplican todos los protocolos. Eso los ha ido aflojando (sic)”, dijo.

   “Ahora, tenemos que estar presentes, como antes, los terapeutas, los psicólogos y los psiquiatras, para ir ordenando la habitualidad hasta llegar a aquella vida rutinaria”, insistió.

   La Dra. Montes de Oca comentó que la bipolaridad, como enfermedad, es la sexta causa de discapacidad a nivel mundial.

   “Generalmente se da en adultos jóvenes, de entre 20 y 30 años, que es cuando se hace el diagnóstico. Lo bueno es que tiene tratamiento y que hoy, más allá de la pandemia, no hay pretextos para dejarlo”, describió.

   “Es una enfermedad que hay que psicoeducar, ya sea al paciente como a la familia. En general, la bipolaridad es una enfermedad mental, crónica y que no se cura, hasta ahora, pero sí se puede estabilizar. Como la diabetes, por ejemplo”, explicó.

   “Lo que sucede es un trastorno a nivel de humor, que a veces se dispara y entra en estados de hipomanía, o de manía, donde todo es para arriba y más y el paciente es muy difícil de contener. Transita su vida en un ritmo alto, y hasta con cierta peligrosidad, ya que en algunos casos debe ser internado en una institución psiquiátrica”, comentó.

   “El problema es cuando se va para abajo”, aclaró la Dra. Montes de Oca, quien estudió en La Plata y la especialidad la desarrolló en el Hospital Oscar Alende, de la ciudad de Mar del Plata.

   “Esa es la fase que no le gusta. Se pasa del brillo de la luz a un pozo. Es una fase depresiva, donde el paciente permanece mucho tiempo en la cama y no puede hacer absolutamente nada”, relató.

“Se trata de pacientes muy vulnerables, especialmente ante situaciones de estrés y de incertidumbre, como nos pasó con la pandemia. Y así se empiezan a descompensar, cuando antes eso estaba controlado”, dijo.

   La profesional se formó con el Dr. Alejandro Lagomarsino (ya fallecido), referente en el país sobre bipolaridad, quien también formó los grupos de ayuda mutua concentrados en la Fundación de Bipolares en Argentina (Fubipa).

   “En Bahía Blanca estuve trabajando en la sede local de Fubipa, pero finalmente el grupo se disolvió. Hoy se mueven vía redes sociales y la gente puede seguir el desarrollo de actividades”, aseguró.

El tratamiento y la virtualidad

   Respecto de la continuidad en forma virtual de los tratamientos con pacientes con trastornos de bipolaridad, la Dra. Montes de Oca dijo que tiene sus particularidades.

   “No es lo mismo ver al paciente en una pantalla que cuando viene al consultorio, nos miramos y dialogamos”, sostuvo.

   “Incluso, a veces la pantalla ayuda a despistar (sic) si se trata de una consulta inicial”, aclaró.

   “¿Si trabajé en forma virtual? Sí, pero poco tiempo, porque advertí que los pacientes se iban descompensando”, comentó.