Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Equilibrio y sorpresa en los cambios de gabinete…

La columna de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   “Información, secreto y sorpresa”, se jactaba con viejos aires menemistas un funcionario del entorno que frecuenta el Instituto Patria, luego del breve contacto de ayer del Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, con el periodismo, para anunciar el desembarco de Jorge Taiana y Juan Zabaleta en el elenco de ministros del gabinete nacional.

   Lo dijo en modo especial al apelar a aquella fórmula de la que decía hacer gala el fallecido expresidente riojano para sorprender a funcionarios y periodistas, por la designación de un absoluto tapado como el senador y excanciller Taiana, que los propios funcionarios del entorno de Alberto Fernández reconocían el lunes por la noche que los tomó de sorpresa.

   Al parecer, aunque nadie por supuesto que lo va a reconocer públicamente, el nombramiento de Taiana llegó “en paquete abrochado con moño” desde los despachos de Cristina Fernández, algo que el Presidente no pudo torcer pese a que hasta último momento en sus carpetas figuraban dos nombres: Julián Domínguez y la fueguina Rosana Bertone.

   De todos modos los voceros se apuraron a señalar que el Presidente está “muy conforme” con la llegada de Taiana al ministerio de Defensa en reemplazo del santafesino Agustín Rossi, aunque al mismo tiempo insisten en que al menos hasta el domingo no era su hombre “in péctore”. Dijeron de todos modos que el presidente “siempre guardó un gran respeto intelectual” por Taiana, de quien espera además que desde su puesto en el área relacionada directamente con las Fuerzas Armadas colabore para “construir una agenda internacional”, según el testimonio de una de esas fuentes.

   No es el caso de segundas lecturas políticas el del flamante ministro de Desarrollo Social Juan “Juanchi” Zabaleta, de quien en la Casa Rosada confirman que se trata de un “gran aliado”, incondicional, del presidente Fernández, y que era el hombre que desde un principio, cuando Alberto ordenó que los ministros que fuesen de candidatos debían renunciar a sus puestos, tenía pensado para suceder a Arroyo.

   “Al revés de Taiana el de Juanchi es el anuncio más anticipado de alguien que va a ser ministro, no hubo sorpresas y además había un completo consenso previo”, dijo un vocero del área presidencial. El comentario parece dirigido a plantear que en las rencillas internas con las que se convive en el Frente de Todos, el nuevo ministro contó con el visto bueno del Presidente y la vice, de La Cámpora, de los movimientos sociales que tienen “loteado” el Ministerio de Desarrollo Social, y del grueso de los intendentes del palo del conurbano bonaerense.

   A mitad de camino entre una situación y otra, la sorpresa por lo de Taiana y la reconfirmación de Zabaleta, un funcionario del ala política de la Casa Rosada reconocía que los nombramientos revelan a la vez la existencia “de un fino equilibrio” entre las dos principales corrientes que integran la alianza gobernante como el cristinismo y el nunca oficializado albertismo. “Es probable que Cristina haya influido en la designación de Taiana, como también es altamente probable que Alberto se quedó con la decisión de designar a Juanchi”, dicen en esos pasillos.

   En todo caso, quedaba una incógnita en la mirada de varios funcionarios con despacho en la Casa Rosada que todavía no había sido decodificada. O que parecería difícil de resolver de cara al funcionamiento del nuevo gabinete. Pero en modo especial del de Desarrollo Social que deberá gerenciar Zabaleta, una vez que empiece a rodar la nueva gestión.

   La mirada, dicen incluso que del propio Presidente, estaría puesta en la actitud a futuro de los movimientos sociales. Algunos como se sabe con cada vez menos paciencia que otros para aguardar soluciones desde el Gobierno. Daniel Arroyo, el ministro saliente, ya había reconocido esas piedras en el camino cuando hace unas semanas confesó delante de un par de colegas que no descartaba dar un paso al costado aún si no conseguía un lugar en las listas del FDT.

   Algunos creen que la multitudinaria marcha del sábado desde San Cayetano a la Plaza de Mayo para celebrar el Día del Trabajador de esas organizaciones puede haber sido una señal de los dirigentes sociales a quien ya a esas alturas sabían que sería el nuevo ministro con el que tendrán que lidiar. Le mostraron su poder de movilización. ¿Le “marcaron la cancha?” Se verá…