Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Infiltrados por lo imposible

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   En un mundo atravesado y sacudido por una pandemia hay temas que parecieran insignificantes y lejanos, aunque ante la globalización tarde o temprano los fenómenos se repiten con similitudes y diferencias.

   Portales de información de España daban cuenta de una ley que se aprobó en Noruega con el fin de proteger a niños, niñas y adolescentes. En el país nórdico ‘influencers’ y marcas deberán consignar en sus publicaciones que la foto tiene filtros o ha pasado por Photoshop, acá solo hay una Ley en la provincia de Buenos Aires.

   Estereotipos, caras y cuerpos que parecieran salidos de un mismo molde se suceden. Décadas atrás, algunas mujeres recurrían al cirujano para emular a Kim Basinger, la muñeca Barbie, luego fue tendencia Angelina Jolie y actualmente pueden ser las Kardashian.

   Cirujanos plásticos, especialistas en medicina estética y asesores de imagen aseguran que lo que predomina no es ser parecido a determinado modelo sino que en las consultas prevalecen lograr parecidos con los efectos que proponen los filtros o programas informáticos en los que se redefinen rasgos y hasta lo inimaginable se puede modificar.

   Si bien el fenómeno se ligó más a la mujer hoy también involucra a los hombres. Al revisar la historia de un deporte popular como es el fútbol vemos que los propios jugadores cuidan y desarrollan estilos que luego son imitados.

   Sacar, agregar, achicar, agrandar, engrosar, afinar, blanquear son verbos que aplican a una industria que genera millones. Bocas, senos, dientes, arrugas, abdomen, glúteos, cabellos, ojos, cejas, etcétera y etcétera, todo puede ser sometido a un filtro y por ende a una posterior intervención.

   Ya no asombra que la tradicional fiesta de quince o el viaje sean reemplazados por un paso por un centro estético, por eso la pregunta es ¿cuál es el límite? 

   Los factores que atraviesan el fenómeno son diversos. La adolescencia es por excelencia la época de transformaciones físicas y psicológicas, durante este período se moldea la personalidad y las opiniones ajenas, especialmente del grupo de pares son relevantes. 

   A su vez quien no responde a ciertos cánones estéticos es víctima de bromas, apodos, maltrato; el bullying se hace presente y quien lo padece vive un verdadero tormento. El uso excesivo de tecnología en una era donde la imagen es central encuentra en los más jóvenes los destinatarios especiales para hacer mella.

   A veces, de forma inconcebible, la presión por lograr determinada imagen se da por la imposición de progenitores que en lugar de cuidar, proteger, contener y permitir que adolescentes se desarrollen de forma sana y sin complejos, son los que sacan el turno con el cirujano plástico a edades tempranas. 

   En un país con una pobreza estructural y que según revela el Observatorio de la Deuda Social Argentina 1 de cada 40 chicos come todos los días las intervenciones urgentes son otras, pero debemos tener presente que tal vez quien todos los días puede comer, acceder a servicios de salud y una educación formal sostenida está infiltrado por otras carencias.