Puente sobre el Napostá
Una obra clave para la conectividad barrial.
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Mario Minervino / mminervino@lanueva.com
Hace 53 años, el 9 de julio de 1968, fue inaugurado el nuevo puente sobre el arroyo Napostá en la calle Casanova, una obra clave para la consolidación de los barrios suburbanos.
Dos cinturones dificultaron históricamente el paso hacia la zona norte de la ciudad: el arroyo Napostá y las vías del ferrocarril. De allí la trascendencia de cada puente o paso a nivel que se construía sobre ellos.
Es el caso del paso en Casanova, existente desde las primeras décadas del siglo XX. Su primer proyecto no tuvo una resolución feliz, ya que por su ubicación quedaba bajo las aguas en cada crecida del arroyo. Cuando esto ocurría había que caminar hasta calle Sarmiento para poder salvar el curso de agua,
La solución definitiva comenzó a gestarse a fines de 1967, cuando la comuna decidió erigir un puente de hormigón armado, acorde al tránsito del lugar y ubicado a una altura adecuada.
La obra fue realizada por la empresa González Pardo y Montoya, según el proyecto y cálculo de un grupo de ingenieros, entre los cuales se destacó Norberto Tombesi.
El paso tiene un largo de 19 metros y se asienta sobre pilotes. Está dotado de veredas, barandas e iluminación. Con el tiempo el sector fue tomando otra fisonomía, con la consolidación del paseo de las Esculturas, el crecimiento de los barrios del otro lado del Napostá con lo cual el puente se convirtió en clave en materia de conectividad.
Por debajo del mismo comienza el entubado del arroyo, que desaparece de la geografía urbana hasta reaparecer detrás de la ex estación ferroviaria Rosario-Puerto Belgrano.
El 6 de junio de 2003, en coincidencia con el Día de la Ingeniería, el puente recibió el nombre de "Ingeniero Norberto Tombesi", en recuerdo de quien, además de ser su calculista, fue un profesional y docente de valiosa trayectoria en la ciudad.