Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Los objetivos del viaje de Alberto a Europa 

La columna dominical de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   Salvo complicaciones impensadas de último momento en un país en el que el avance de la segunda ola de COVID condiciona todos los movimientos, el presidente Alberto Fernández iniciará a comienzos de la próxima semana una gira por Europa. Según la agenda que todavía se confecciona por estas horas en la Casa Rosada y la Cancillería, pero también por los comentarios recogidos en fuentes gubernamentales,  el objetivo central de esta gira presidencial será el de buscar apoyos externos para la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y con el Club de París. 

  En verdad los objetivos, dicen en el Gobierno, son dos: el otro es trabajar sobre el terreno para conseguir más vacunas para la Argentina, y en algunos casos tratar de hacer cumplir lo que se prometió, y hasta en situaciones puntuales se pagó, pero no se completó.

   El viaje del Presidente a Europa, en principio acompañado de una muy reducida comitiva que incluye al canciller Felipe Solá, al ministro de Economía, Martín Guzmán, y al vocero Juan Pablo Biondi, aunque no está cerrada, se iniciará el 10 de mayo y tendrá una duración de cinco días.

   El viaje podría extenderse un día si aparece “la frutilla del postre” con la que sueñan funcionarios del entorno presidencial, que es una bilateral en Moscú con Vladimir Putin, con el que Fernández no solo planearía hablar de vacunas o de la estrecha relación que une a ambos gobiernos, sino del apoyo del presidente ruso a la Argentina en sus tratativas con el FMI y el Club de París. 

   Ese probable encuentro con Putin, que sobre la llegada del fin de semana todavía no estaba  confirmado oficialmente, aunque se sabía que había tratativas febriles para concretarlo, será lo último que hará el Presidente en Europa de una gira que previamente tendrá escalas oficiales en España, Italia y Portugal, aunque extraoficialmente también se mencionó en algún momento la posibilidad de una parada en Alemania para dialogar con Angela Merkel. 

   La presencia de Guzmán junto al mandatario en este viaje a Europa de ningún modo es ociosa: el ministro de Economía acaba de regresar de su viaje al Viejo Continente, y de tener a su vez su propio encuentro con Putin, en lo que se consideró una gestión para “preparar el terreno” para la llegada de Fernández y las gestiones que debe concretar con el declarado propósito, por el Gobierno y no desde ahora, de conseguir en principio mayores plazos para pagar los 44.000 millones de dólares que la Argentina le debe al organismo como consecuencia de la deuda que contrajo Mauricio Macri. Pero también, y no menos importante, hablar en Francia con los miembros del Club de París para atrasar en lo posible hasta después de las elecciones de octubre o noviembre el vencimiento de las obligaciones con ese pool de países europeos.

   Oficialmente se conoce que en la agenda de Fernández ya figuran dos almuerzos  a los que se les otorga máxima relevancia. El primero de ellos será con el presidente francés Emmanuel Macron, y otro con el primer ministro italiano Mario Draghi. Aun no se ha definido, aunque casi se descuenta, que habrá una bilateral entre Fernández y el primer ministro de España, Pedro Sánchez, ya que Madrid será la primera escala de esta gira europea.

    Entre quienes trabajan la agenda del Presidente hay un reconocimiento casi sin fisuras a que más allá de si se concreta “la foto” con Putin -un símbolo de alineamiento para los sectores cristinistas del Frente de Todos- el encuentro al que verdaderamente Alberto le pone atención es su almuerzo con el premier francés. “Con Macron comparten una visión muy amplia de la política internacional y no solo en temas puntuales como el del clima”, dicen fuentes diplomáticas. Ponen de ejemplo que Macron tuvo una deferencia con Alberto: invitarlo personalmente al Foro sobre Igualdad de Género que se celebrará en París en julio.

   Para los confidentes queda claro que tanto los contactos con Macron y Draghi, o el encuentro con Putin, son claves para otra de las patas de la agenda del Presidente que es conseguir apoyo de sus anfitriones hacia su Gobierno, en momentos en que sectores internacionales vinculados a los negocios han puesto sus reparos sobre algunas políticas que lleva adelante la administración del Frente de Todos. “No se trata solo de recibir apoyo para renegociar las deudas (con el FMI y el Club de París) sino mostrar que somos confiables ante gobernantes e inversores”, se sinceró un funcionario al tanto de todas las negociaciones.

    Con la agenda diplomática a medio completar, en fuentes del Gobierno surgió la semana pasada la idea, más bien una estrategia en los momentos actuales, de aprovechar el paso por Roma para conseguir un encuentro cara a cara en el Vaticano con el Papa Francisco. También, tomando en cuenta que el ministro Guzmán estuvo con el Pontífice en su reciente viaje a Europa. “No está previsto y no estamos trabajando en organizar esa reunión”, aclararon por las dudas desde despachos de la Cancillería.

    Se espera además que, a su regreso del viaje a Europa, el presidente Fernández traiga algunas certezas sobre el tema vacunas, en especial en aquellas en los que se han registrado problemas para cumplir con lo prometido, como es el caso de AstraZeneca  y su asociación con la Universidad de Oxford o novedades europeas sobre la decisión de retomar las negociaciones con el laboratorio Pfizer, cuyos directivos se reunieron nuevamente esta semana con la ministra de Salud, Carla Vizzotti, y el miércoles con el Presidente.

   La gira europea supone por otra parte una buena oportunidad para que Fernández tome distancia -aunque sea por algunos días- de su complicado frente local, en medio de las vicisitudes por la pandemia, los estragos de la economía, las peleas con la oposición y los infaltables empellones de su frente interno que lo suelen ofuscar.