Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Nubarrones internos por algunos desacuerdos

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en la capital provincial.

   Todo está en discusión. El debate presupuestario anual ya se transformó en la nueva campana de largada para una larga negociación política que dominará la agenda bonaerense de acá a fin de año.  

   Intendentes y legisladores -incluso aquellos nuevos que fueron electos en las elecciones de noviembre pasado y sin experiencia parlamentaria tendrán que hacer un curso acelerado de aprendizaje forzoso en la mesa de transacción y acuerdos- ganan inusual protagonismo en diciembre. Es que hay roces internos entre los dos frentes mayoritarios en representación política por los cargos más importantes de la Legislatura bonaerense.   

   En el Senado, por ejemplo, la disputa doméstica por la jefatura del bloque de Juntos fue ganando temperatura en los últimos días ya que por lo menos hay tres postulantes que responden a diferentes líneas internas del PRO en carrera. 

   Frente a esa coyuntura, la potencial poda correctiva del Fondo de Infraestructura Municipal puede convertirse en una suerte de “moneda de cambio” de la gobernación a la hora de negociar el Presupuesto y la Ley Fiscal 2022. 

   Ante un contexto inflacionario como el actual, la Provincia proyecta inyectar fondos para consolidar la “reactivación económica y productiva con inclusión social” a fuerza de un plan de obra pública que tiene como objetivo mejorar en infraestructura vial y habitacional. 

   Además, se destaca que el proyecto de Ley Impositiva -que establece la siempre antipática pauta de aumentos tributarios- para el año que viene fue diseñado sobre “la base de la recuperación económica”. “No cambió tanto el viento como para que ese dato tan optimista y ambicioso sea real”, interpretan desde la oposición. 

   Al igual que en 2021, continúa con la premisa de dotar de mayor progresividad a la estructura tributaria, evitando aumentar la carga sobre la mayoría de los contribuyentes bonaerenses y haciendo hincapié “en la solidaridad de los sectores con mayor capacidad contributiva”. Atiende especialmente, dicen, la realidad de las Pymes, que son el principal factor de generación de empleo.  

   Definitivamente, se abrió un nuevo momento político en la Provincia. El oficialismo, aún con indefiniciones por sus disputas internas mantiene la centralidad política, mientras los socios de la coalición triunfadora de Juntos que no pudo “arrasar electoralmente” ni acelerar su retorno al gobierno, balconea discusiones entre el “grupo del aparato amarillo porteño”  de Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Diego Santilli y los intendentes bonaerenses PRO, pero sin participación directa.  

   Ya superado el calendario electoral, el gobernador Axel Kicillof también quiere relanzar su administración después de dos largos años atravesados por la pandemia, el malhumor social y la ausencia de “gestión política”,  como quedó evidenciado en las elecciones de medio término. 

   Según el ministro de Hacienda y Finanzas, Pablo López, el Estado bonaerense está “dejando definitivamente atrás un proceso de ajuste y especulación financiera”, en obvia alusión al anterior gobierno de Cambiemos, para hacer eje en las necesidades concretas y trabajando para revertir los déficits estructurales en áreas estratégicas del entramado socio-productivo de la PBA.   

   Con la última hoja del almanaque ya comenzado, todo parece indicar que la nueva composición parlamentaria será la encarga de debatir el proyecto de ley de Presupuesto. 

   Por ahora, se multiplican las reuniones y el desfile de funcionarios del Ejecutivo al palacio legislativo ante el pedido de referentes de Juntos para que varios ministros den respuestas a las inquietudes de la oposición sobre la ejecución presupuestaria pautada de antemano por Kicillof para el año entrante.  

   Apenas se encendieron los motores, desde la gobernación de calle 6 chicanearon a la oposición exigiendo “interlocutores válidos” para entablar las primeras negociaciones, desde el esquema parlamentario de Juntos se decidió darle injerencia directa al furgón de intendentes. 

   Desde hace tiempo, el gobernador reconoce buen diálogo con el grupo de intendentes radicales que comanda el alcalde de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, a tal punto que ya fue recibido por el hiperactivo jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, para coordinar acciones en conjunto y trabajar articuladamente. 

   Claramente, este movimiento de fichas recién comienza a desplegar sus primeras jugadas sobre un tablero donde los bloques parlamentarios con representación política están terminando de definir los actores que se encargarán de ejercer un importante rol protagónico durante los próximos dos años. 

   En el caso de las máximas autoridades de la Cámara de Diputados, según se comenta en las diagonales, pueda quedar de la misma manera: con el lomense Federico Otermín en el sillón principal de “la Casa” -como en la jerga le dicen a la Cámara Joven de la avenida 53-  y con “doble firma” para cuestiones administrativas. 

   De un lado el histórico legislador por la Sexta, el tresarroyense Carlos “Cuto” Moreno como vicepresidente y el diputado de Juntos, Adrián Urrelli, como viceprimero.

   En el bloque oficialista del Frente de Todos es donde mayores novedades se esperan ya que el actual jefe, el matancero camporista Facundo Tignanelli, no alcanzó la reelección y en ese esquema corre con fuerza el nombre del intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares, como representante de la liga de alcaldes peronistas del Conurbano. Aunque, una versión también indica que corre con cierta ventaja como potencial ministro de Kicillof, antes de las fiestas navideñas.