Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El complejo juego de los equilibrios internos

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en la capital provincial.

   Con todo definido en la Legislatura, sólo queda para finalizar el año el tratamiento del presupuesto bonaerense. Finalmente para el gobernador Axel Kicillof el escenario, que parecía catastrófico luego de las PASO, no quedó tan mal. Retuvo la presidencia de la Cámara de Diputados, y logró la paridad en el Senado, rompiendo la mayoría opositora. 

   En Juntos, el nombre quizás sea por estas horas el único catalizador de la unidad. Todos los integrantes de la fuerza abrazaron como una verdad revelada que la única chance que tienen de competir es estando del mismo lado. Aunque la dinámica interna no lo demuestre de esa manera. 

   Varios son los motivos. Hasta ahora la centralidad del PRO funcionó como un ordenador del espacio, pero la apertura a nuevas figuras y nuevos partidos, sobre todo de la mano de la UCR, y el volumen político que el radicalismo logró a partir de la candidatura bonaerense de Facundo Manes, y de la irrupción de otras figuras en el escenario nacional, hizo mucho más complejo el juego de los equilibrios domésticos. 

   Faltan dos años para 2023 pero son varios los interrogantes sin resolver, y el más importante quizás sea el candidato a Presidente. El PRO tiene su propia interna entre el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el exmandatario, Mauricio Macri, que quiere jugar su segundo tiempo. Y por el lado del radicalismo ya mostraron los dientes el propio Manes, Alfredo Cornejo, Gerardo Morales, e incluso Martín Lousteau, que desde hace unos cuantos días es noticia por la audaz jugada de dividir el bloque radical en el Congreso. 

   Esa movida difícilmente pueda replicarse en el ámbito bonaerense, porque la dinámica en la Provincia ha sido de bloques unificados, no interbloques, y si bien los 12 diputados de Evolución Radical hicieron una bancada aparte del oficial que conduce Mario Negri, siguen estando debajo del paraguas de Juntos. Repetir la jugada aquí significaría irse del frente. 

   En esa misma sintonía se encontraron los legisladores que responden a Emilio Monzó y Joaquín De La Torre, que intentaron armar “rancho aparte” y utilizar la figura de interbloque propio, como en la Nación. 

   Estos movimientos del radicalismo pusieron en alerta a los amarillos, porque no sólo tuvieron que disputar una interna que ganaron, pero no por mucho margen, y a pesar de tener todo “el peso del aparato”, con la Ciudad de Buenos Aires como asistente, y las principales ciudades del Conurbano e interior en sus manos. 

   Saben muy bien en el PRO que hoy pesa más un buen candidato que la logística o el dinero publicitario. Y esta vez la UCR acertó con el candidato. Por eso se abre un interrogante para el '23, y ya no sólo por la candidatura a Presidente o Gobernador, sino también por las intendencias municipales. 

   En más de una ciudad comandada por el PRO, los radicales bien pueden decidir tener su propio postulante comunal, si logran un armado nacional que los cobije. Además, y quizás lo más complejo para el futuro, es que las lógicas de funcionamiento no se darán por partidos, sino por candidatos. Y hoy el radicalismo tiene postulantes para mostrar y trabajar. Y en el campamento amarillo eso lo saben. 

   Peor aún sería el caso de que finalmente los intendentes no puedan ir por un tercer mandato. Se sabe. El poder no es transferible.  

   Tanto el líder del Frente Renovador,  Sergio Massa, como Monzó ganaron protagonismo durante una semana caracterizada, entre otros temas, por la pulseada por el recambio de diputados y senadores; la elección de autoridades legislativas y los movimientos que realiza esa suerte de “doble comando” entre Kicillof y el jefe de Gabinete provincial, Martín Insaurralde. 

   Mientras Kicillof aprovecha una serie de retoques en su gabinete, utilizando como contexto la presentación de un plan de “reconstrucción y transformación” bonaerense, el reparto de espacios de poder en el ámbito legislativo se complejizó y eso puede dejar secuelas. 

   La ronda de conversaciones para llegar a un entendimiento entre oficialismo y oposición continuará en pocos días: la nueva composición legislativa deberá debatir antes de fin de año los proyectos de Presupuesto, la Ley Fiscal 2022  y. tal vez, la modificación a la ley que limita la reelección de los alcaldes bonaerenses.  

   Justamente, las negociaciones formales entraron en pausa, entre otras cosas, por la “judicialización” de la normativa que pone límites a las reelecciones de los jefes comunales bonaerenses. 

   Además, se especula con el arribo inminente de una nueva Ley de Ministerios y los pliegos para cubrir vacantes en el directorio del Banco Provincia y la Corte Suprema de Justicia. También debe definirse el apetitoso cargo del Defensor del Pueblo. 

   La nueva jefa peronista de bloque del Frente de Todos en el Senado bonaerense y exministra, Teresa García, patrocinó que “haya razonabilidad” en la oposición de Juntos después de la fuerte pulseada entre diferentes líneas del PRO por la jefatura en la bancada de senadores. 

   Ante esa coyuntura de tironeos, la “normalidad” de la pandemia trajo un nuevo capítulo de la mano del controvertido pasaporte sanitario: se trata de un pase libre para que todos los vacunados con dos dosis puedan acceder a eventos masivos y actividades culturales, deportivas, religiosas y recreativas en espacios cerrados. 

   En ese contexto, la preocupación por el aumento de contagios en la Provincia y  el surgimiento de la variante Ómicron que sacude al mundo, ocupan cada vez más espacio en la agenda cotidiana.