Un parque, los parques

Redacción de La Nueva.

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   No está mal pensar en los parques de una ciudad. Ni en los paseos o en las plazas, plazoletas y veredas. Porque cada uno de los componentes del espacio público son vitales para cualquier urbe.

   Por cuestiones ambientales, al aportar masa verde que mejora la calidad del aire que se respira,  por funcionar como sitios de esparcimiento y actividad física, por ser un lugar natural de encuentro e intercambio social, incluso en tiempos de pandemia y distanciamiento.

   Eso cualquier pensamiento e inversión a favor de su cuidado, mejora, ampliación y recomposición debe siempre interpretarse como un aporte al bienestar de todos, nunca como un gasto o dinero mal utilizado.

   Hay una muestra clara y contundente en los miles de vecinos que cada día concurren a esos sitios, que caminan y se reúnen, que encuentran allí los grandes patios urbanos, necesarios y sanadores de muchas de las vicisitudes de la vida de cada día.

   Por eso es habitual que se tengan reclamos por el mal estado del parque Independencia, quejan por el riesgoso estado de los árboles del parque de Mayo, el olvido de algunas plazas y la necesidad de modernizar y adecuar otras.

   Un buen ejemplo es el uso cada día más intenso que tiene los paseos lineales, el de las Esculturas, el que bordea al arroyo Napostá, La Carrindanga o el de la Mujer. Porque son atractivos, están resueltos de buena manera, tienen espacialidad y seguridad. 

   Se suma ahora la posibilidad de desarrollar el parque Campaña al Desierto, 65 hectáreas recostadas sobre la avenida Fortaleza Protectora Argentina, en zona de altos, con un potencial único y sin uso ni aprovechamiento desde 1949.

   Es un momento singular de la historia, hay necesidades en todos los rubros que se repase. Como pasó siempre en este país. Poner en valor parques y plazas es parte de una respuesta saludable y necesaria.