Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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¿Qué onda con Leandro Santoro?

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   Los rumores se dispararon durante los últimos días en los mentideros de la política y se expandieron por las infaltables redes sociales, a punto tal que Leandro Santoro tuvo que salir personalmente el domingo a desmentir, cuándo no a través de un programa de televisión, que es el ambiente donde mejor se mueve, que pueda ocupar algún cargo en el organigrama del gabinete nacional.

   Santoro no le agregó a la desmentida el clásico “por ahora” que suelen utilizar los políticos frente a la estrategia de dejar siempre una puerta entreabierta, aunque venía de casi alimentar esos rumores de pasillo con un posteo que subió a su cuenta de Twitter, donde tiene casi 250.000 seguidores: una foto suya caminando por los jardines de la residencia de Olivos junto al presidente Alberto Fernández, en charla de aparentemente buscada intimidad, la semana anterior.

    “Hablo con Alberto todos los días”, chapeó el politólogo y legislador porteño del Frente de Todos, que se declara “amigo” del presidente y “admirador” de Cristina Fernández, lejos de aquella militancia de origen en el radicalismo, donde fue presidente de la Juventud Radical antes de pasarse a las filas del kirchnerismo.

    En verdad, según cuentas confidentes de la Casa Rosada, el presidente y Santoro tienen un fluido contacto todas las semanas ya sea a través de las redes --Fernández suele retuitear seguido sus mensajes en Twitter o darle el “me gusta”-- o en contactos telefónicos y personales, en este caso no pocas veces con un café de por medio en algún bar en la era prepandemia.

   Al presidente, dicen, le gusta la manera en la que Santoro defiende la gestión, y no precisamente en programas de televisión o radio “amigables” para el gobierno en términos editoriales, sino justamente en medios que no precisamente comulgan con la bajada de línea que llega desde la Casa Rosada.

    También se dice, por la banda contraria, que en general La Cámpora en tanto guardia pretoriana de Cristina “no lo quiere”, precisamente por su muy alto perfil mediático y en medios a los que la agrupación que dirige Máximo Kirchner considera “enemigos” o “afines al macrismo”.

    De Santoro hay que decir que cuando asumió Fernández, el 10 de diciembre, hubo versiones muy firmes acerca de que ocuparía un cargo en el flamante gabinete, tal vez como secretario de Seguridad Social del ministerio de Trabajo, y hasta se rumoreó que sería designado en el ministerio del Interior para trabajar un escalón por debajo del camporista titular de la cartera, Wado De Pedro. Alberto finalmente no lo convocó y los diarios de entonces citaron fuentes que aseguraban que La Cámpora “le había bajado el pulgar”.

   Un dato no menor es que los rumores sobre un eventual futuro político en el gabinete del legislador porteño de 44 años de edad surgieron ahora en medio de especulaciones acerca de cambios en el gabinete nacional que el presidente Fernández haría una vez que pase lo peor de la pandemia de coronavirus.

    Esos cambios sobrevendrían una vez que el país salga del sistema de “fases” de la cuarentena a que obliga la pandemia y recupere cierta normalidad. Para abundar, ya se ha dicho y escrito sin que nadie lo desmienta hasta ahora que el ministro de Economía, Martín Guzmán, es un abonado a los rumores sobre su salida del gabinete una vez que concluya con la renegociación de la deuda. No es nuevo además que el mismísimo jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, entra en ese paquete de especulaciones.

    Lo que Santoro desmintió el domingo, aunque sin abundar, fue que él mismo pudiera entrar en el paquete de renovación ministerial que planearía Fernández. Fuera del aire, el legislador y mimado presidencial sabe que su nombre estaría ligado a un cargo en la Jefatura de Gabinete o en el ministerio del Interior.

    “Son amigos desde hace diez años, Alberto le valora la alta defensa mediática que hace del gobierno, pero no figura en ningún plan para traerlo al gabinete”, puso paños fríos un vocero del área presidencial.