Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Aquella apuesta de Manu Ginóbili y el triunfo con el que evitó un fracaso

Cuando eligió Viola Reggio Calabria tenía un objetivo: ascender. Fue su primer título a nivel clubes.

Vale todo en el vestuario del ascenso. Manu, al medio, con una sonrisa que le "tapa la cara".

 

Por Fernando Rodríguez / @rodriguezefe

(Nota publicada en la edición impresa)

 

   Es difícil comprender hoy lo que le costó a Emanuel Ginóbili llegar a ganar su primer título a nivel de clubes, cuando su exitoso historial lo posiciona entre los más ganadores del mundo.

   Recién con 21 años Manu logró un campeonato de clubes y fue un día como hoy de 1999, en Italia, con Viola Reggio Calabria.

   Su corta trayectoria profesional la había pasado entre Andino y Estudiantes de nuestra ciudad.

   En su salto a Europa, más precisamente a Italia, las primeras impresiones que se llevaron de él los seguidores locales fue su juego atlético, pero indefectiblemente caían en la comparación con Hugo Sconochini, uno de los referentes que habían tenido y, también, uno de los responsables de que Manu llegara ahí.

Hugo Sconochini dejó su sello en Calabria.

 

   De todos modos, poco tardó Emanuel en demostrar todo su potencial.

   Recién llegado se encontró con su primer auto, un Opel Astra azul, '97.

   Vivía dentro del complejo, a 30 metros de las canchas donde entrenaban. Todo nuevo.

Manu y su primer auto que le dieron en Italia.

 

   En su debut, un cuadrangular de pretemporada disputado en el estadio Palasport de Viola, le fue realmente bien, ganándole la final a Sieda (93-87) y él quedándose con el trofeo a la revelación.

   Entre los partidos más relevantes, Viola jugó la Copa Italia junto con los equipos más fuertes de la península y Manu, a modo de presentación, diciendo “hola, miren cómo juego”, clavó 32 puntos, incluidos los libres en el cierre, lo cual le permitió a su equipo pasar de instancia.

   Claro que en ese cruce les tocó nada menos que Kinder, donde jugaba Sconochini.

Los medios empezaron a destacarlo rápidamente.

 

   El primer juego lo cedieron como locales (87 a 72) y en la revancha, en Bolonia, empataron 68 a 68. ¡Sí, empataron!

   Es que en el sistema de Copa, los empates son reglamentarios en Italia.

   Ese fue un anuncio, previo al torneo oficial que comenzó el 27 de septiembre de 1998.

   En su debut, de visitante, contra Biella, el bahiense convirtió 16 unidades en 30 minutos.

   Y en su primer juego por los puntos, en casa, se despachó con 31, contra Forlí.

Muy poco tardó en ser uno de los que daba indicaciones.

 

   A esta altura, si bien el torneo recién comenzaba, ya se habían olvidado de Sconochini y seguían descubriendo al atrevido narigoncito.

   El mismo que pocos meses antes había debutado en la Selección argentina, en el Mundial de Grecia, con el último boleto que entregó el técnico Julio Lamas.

   Y, también, el que tenía en claro lo que quería, más allá del nudo en la garganta que le generó la despedida.

   “Todavía me latía fuerte el corazón con la despedida que me habían hecho en Bahía. Semejante afecto me hizo vibrar por dentro y por un momento titubeé. Pero ya estaba la decisión tomada, porque mi meta era buscar otras fronteras en el básquetbol. Quería probarme, me tenía fe y me tengo fe”, dijo poco después de instalarse en Italia.

   Consolidado en otro básquet, desplegando todo su juego, llenando el ojo de los propios y de sus rivales, el 23 de mayo de 1999 a Emanuel se le presentó uno de sus grandes desafíos: la chance de ser campeón, de local y ante 8.500 espectadores.

Primer paso hacia el cesto. Indetenible el pibe.

 

   El ascenso directo a la A-1 lo había conseguido Montecatini, tras ganar la serie regular.

   Viola, por su parte, llegó al partido decisivo frente a Fila Biela, ganando 101 a 85, en suplementario (87-87) y sellando 3-0 la serie.

   Esa noche Ginóbili resultó el goleador del juego, con 29 puntos (5-10 en triples, 4-6 en dobles y 6-7 en libres), más un rebote, una asistencia y 5 faltas, en 32 minutos.

   “Por más que hubiera tenido el mejor rendimiento de mi vida -le dijo por entonces a "La Nueva"- si no ascendía hubiera sido un fracaso individual y colectivo. La apuesta que hice al ir a la A-2 dependía de este resultado”.

   Y lo consiguió, como casi todo lo que se propuso en su carrera. 

   La síntesis:

   Viola (101): Santoro (7), Johnson (14), Scott (15), Ginóbili (29), Oliver (20), fi; Tolotti (4), Grasso, Grappasonni (10) y Welp (2). DT: Gaetano Gebbia.

   Fila Biella (95): Minessi (14), Sorrentino (7), Hendrick (20), Zamberlan (23), Erdmann (12), fi; Muzio, Volpato (2) y Ribeiro (17). DT: Federico Danna.

   Primer tiempo: Viola 37, Fila Biella 48.

   Tiempo regular: 87-87.

   Arbitros: Colucci y Giansanti.