Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

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Contagios en el parque eólico: las dos preguntas clave todavía no tienen respuesta

Hay tres hipótesis sobre el origen del brote, una de las cuales es más fuerte que las otras. El otro problema serio es hasta dónde se puede expandir.

El complejo energético quedó en el eje de la polémica.

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   Diez trabajadores del parque eólico Vientos del Secano de Mayor Buratovich contrajeron coronavirus, así como el portero de un hotel de Bahía Blanca donde se alojaba buena parte de la delegación.

   Los primeros casos se conocieron hace 9 días. Se trata de dos ingenieros cordobeses que llegaron en abril para sumarse al complejo ubicado en el partido de Villarino.

   Desde entonces comenzó una cadena de positivos que abarca a empleados procedentes de distintos puntos del país (ciudad de Buenos Aires, distritos del Conurbano como Morón, Tres Arroyos, Entre Ríos y la mencionada Córdoba), así como uno de Buratovich.

   En Bahía se da una particularidad. Fuera de este brote, hace 18 días que no hay ningún caso nuevo de COVID-19. Es decir, la situación parecía estar en control. No obstante, el virus se volvió a meter.

   Los parques eólicos dejaron de funcionar cuando el presidente Alberto Fernández anunció el aislamiento obligatorio a partir del 20 de marzo. Pero, a comienzos de abril, el sector energético privado fue incluido entre las actividades exceptuadas y quedaron habilitados para volver a funcionar.

    Como en Villarino estaba prohibida la actividad hotelera, las empresas que querían reactivar tenían que hospedar a sus operarios en distritos cercanos donde los alojamientos estuvieran habilitados para trabajadores de servicios esenciales. Por ejemplo, Bahía Blanca. Entonces se instalaron aquí y empezaron a ir y venir en combis desde el parque a los hoteles.

   Una de las preguntas centrales para entender qué pasó y realizar un trabajo sanitario más efectivo es determinar el origen de los contagios. De menor a mayor en orden de importancia, las hipótesis son tres:

   Primero, que el contagio inicial se produjo en Villarino; segundo, que algún miembro del grupo contrajo la infección en Bahía Blanca y luego la desparramó al resto; y, tercero, que alguien trajo el coronavirus desde su ciudad de procedencia. Las principales sospechas recaen entre quienes residen en la Capital por una razón simple, es uno de los lugares del país con mayor circulación de la enfermedad.

   ¿Quién debería haber controlado el ingreso de estas personas a nuestra zona? ¿Villarino o Bahía? Ambos.

   En el distrito vecino sostienen que a las empresas que retomaron tareas con la pandemia desatada se les exigió todo tipo de protocolos, controlados por inspectores de manera periódica.

   En nuestra ciudad aseguran que el seguimiento a las personas que deben respetar medidas sanitarias especiales, incluyendo los trabajadores esenciales que vienen de otras partes del país, es muy eficiente.

   A su vez, la firma Tel3 (subsidiaria del grupo Pérez Companc) tiene responsabilidad de ofrecer medidas de seguridad sanitaria a sus empleados y, sobre todo, debe hacerlas cumplir.

   Hasta ahora no está claro, al menos de manera oficial, quién falló en su tarea preventiva, si hubo negligencias individuales o si el contagio inicial se produjo en una situación laboral o cotidiana.

   Los especialistas indican que hay altas chances de que sí se pueda determinar en breve el origen del brote y, por ende, de qué modo se expandió. Llegado ese punto se verá si caben responsabilidades civiles e incluso penales.

   La otra gran pregunta es si las autoridades serán capaces de contener el brote dentro del círculo de estos trabajadores y sus contactos estrechos. Es decir, que el virus no se propague más allá de esos límites y comience a circular sin control, tanto en Bahía como en Buratovich.

   En nuestra ciudad se dio un caso similar al inicio de la emergencia, el brote entre el personal del HAM. Si bien es apresurado afirmar que ese foco fue controlado, da la impresión de que no se movió más.

   El hecho de que no haya más positivos en la ciudad desde hace 18 días, al margen del foco del eólico, es un indicio de que en aquel caso se logró confinar al coronavirus. Sin embargo, no hay que olvidarse que costó una vida.