Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Scooby Scolari y un récord que logró de rebote el día del debut de Willie Scott

Pasaron 31 años y aún encabeza ese rubro individual en un partido. Fue triunfo de Olimpo, en un juego especial ante Atenas.

Ariel y un viaje en el "tren de los recuerdos" que lo llevó hasta un partido histórico. Fotos: archivo-La Nueva.

 

Por Fernando Rodríguez / @rodriguezefe

 

   Rubén Ariel Scolari tiene 53 años, dos nietas (Olivia y Martina, mellizas de un año y ocho meses), se dedica a la pintura de obra, es un estudioso de la historia del ferrocarril y en su ambiente, si bien lo identifican como ex basquetbolista –básicamente por sus indisimulables 2m06-, pocos saben que los 30 rebotes que bajó un día como hoy, hace 31 años, continúan siendo récord de la Liga Nacional.

   El partido quedó grabado, en el momento, por tratarse del debut de Willie Scott con la camiseta aurinegra y por el resonante triunfo de Olimpo ante el puntero Atenas, por 99 a 79, en el Norberto Tomás.

Defensa firme ante Cerutti. Atrás, Donald Jones (semioculto) y Wilfredo Ruiz.

 

   Esa noche, Scooby (como lo apodó el DT Juanqui Alonso) bajó 24 rebotes defensivos (también récord) y 6 ofensivos. Además, colaboró con 10 puntos (5-12 en dobles y 0-1 en libres), todo, en 40 minutos.

   La estadística individual, con el tiempo, fue la que perduró.

   “Con todo lo que saltan y vuelan, ¿no hay ningún jugador que todavía haya agarrado 30 rebotes?”, se preguntó Scooby.

   Justamente los atributos que mencionó lejos estuvieron de marcar su característica como jugador.

   “Yo no hacía nada de eso. Lo que sí, creo que el rebote es como la defensa: más corazón que otra cosa”, opinó Ariel, que una vez que pase la pandemia continuará compartiendo picaditos con amigos entre semana.

Cerutti intenta desprenderse de Scooby.

 

   La receta que le dio resultado para convertirse en un especialista no tiene secretos, sí necesita de mucha voluntad.

   “Creo que es todo intuición y nunca dar por perdida una pelota. Obviamente que llega un punto en el que sabés que, por ejemplo, si tiran de un costado es altamente probable que la pelota rebote para el lado contrario, es muy raro que vuelva; entonces, cuando tiran hay que buscar la posición, luchar con el que está a tu lado, sin mirar el recorrido de la pelota”, detalló.

   “También –agregó a modo de enseñanza-, si al jugador que está luchando con vos lográs meterlo abajo del aro, lo dejás sin chances, porque si la pelota le cae en las manos es porque hubo conversión”.

   Dennis Rodman, un guerrero de la NBA, en el documental de Michael Jordan contó que su capacidad para rebotear la ejercitó entrenando con amigos, quienes tiraban desde diferentes distancias y él debía agarrar la pelota antes de que picara.

   “Yo siempre hice ejercicios tradicionales de rebotes: tres debajo del aro y nos cagábamos a piñas para hacernos más duros”, graficó Ariel.

   Destacarse en este rubro, naturalmente le dejó secuelas.

   “Tenés que ir al roce continuamente. He llegado a jugar partidos con costillas fisuradas o dedos rotos”, aclaró.

   La noche del récord de Scolari, la mayoría del público había pagado la entrada para ver el debut de Willie Scott, quien, cuando estaba a punto de regresar a Estados Unidos, tras su paso por Rivadavia de Necochea, la dirigencia aurinegra lo “atrapó”.

Willie Scott fue la atracción de la noche.

 

   De esta manera, el base se reencontró con sus excompañeros de Estudiantes: Wilfredo Ruiz y Claudio Severini, con quienes había compartido equipo en ’85, ’86 y ’87, y empezó a descubrir a un obrero como Scolari.

   “Jamás se me dio por contar los rebotes que llevaba en un partido”, contó Ariel.

   Enfrente, Scolari tuvo al experimentado Donald Jones.

   “En esa época me fui transformando en un especialista, compitiendo contra los extranjeros, que la mayoría eran internos”, señaló.

Scolari siempre la luchó contra los extranjeros.

 

   El bicampeón Atenas en ese partido sufrió las bajas de Pichi Campana y Germán Filloy.

   Mientras que Olimpo, para entonces (última fecha de la primera rueda) se había desprendido del estadounidense Tom Sewell, por lesión.

   “Trabajo no me faltó nunca. Lo que sí, a medida que pasaron los años se fue valorando un poco más, porque antes, salvo los técnicos, el resto destacaba únicamente al jugador que metía puntos”, admitió Scooby.

Intentando modificar la dirección de la descarga de Donald Reese. 

   Antes de terminar la temporada 1989, Ariel emigró a España después de clasificar a la A-1 con Olimpo, uno de sus seis equipos en los que jugó la Liga.

   El resto de los equipos en los que participó, a lo largo de 16 ediciones, fueron Boca (una temporada), Olimpia (una), Deportivo Roca (cuatro), Peñarol (dos) y Estudiantes (una).

   Totalizó 625 partidos, todos con sus matices, aunque uno, el de los 30 rebotes, es el que 31 años después aún lo mantiene en el podio de los mejores.

   La síntesis:

   Olimpo (99): W. Scott (14), A. Sánchez (14), W. Ruiz (29), C. Severini (14), R.A. Scolari (10), fi; C. Grippo y M. Allende (18). DT: Carlos Boismené.

   Atenas (79): Marcelo Milanesio (15), L. González (13), D. Osella (24), C. Cerutti (7), D. Jones (17), fi; Mario Milanesio (3), M. Laverdino, H. Acastello y A. Bussi. DT: Walter Garrone.

   Arbitros: Alberto García y Juan Quesada.

 

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