Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Maradona: dramático relato sobre “la toma” de la Casa Rosada

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

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   Un oficial naval que presta servicios en la Casa Rosada habría advertido que si la integridad del presidente Alberto Fernández se veía comprometida estaba dispuesto a usar su arma reglamentaria, en medio de aquella hora dramática durante la cual los barras bravas tomaron parte de la Casa Rosada y obligaron a sendas evacuaciones de urgencia del primer mandatario y de la vicepresidenta Cristina Fernández.

   Fuentes absolutamente confiables de la Casa Rosada, que por razones obvias reclamaron no ser identificadas, aseguraron que “pasaron muchas más cosas de las que se contaron” durante el accionar de unos 500 integrantes de las barrabravas de varios clubes de primera A y de la B Nacional que se adueñaron del Patio de las Palmeras y de la galería contigua al Salón de los Patriotas, desde donde personal de la División Custodia Presidencial de la Policía Federal vestidos de civil debieron retirar a las corridas el cajón con los restos de Maradona para llevarlo en custodia a un salón contiguo, el de los Líderes Latinoamericanos.

   Según las fuentes, cuando los barras brava tomaron el Patio de las Palmeras y amenazaban con irrumpir en el Salón de los Patriotas donde velaban al futbolista con propósitos que no quedaban claros, se ordenó un rápido procedimiento de evacuación del presidente, que se encontraba en el lugar. Fue sacado de allí rodeado de un grupo de granaderos vestidos de uniforme verde oliva y portando armas largas, que es el armamento reglamentario con el que patrullan habitualmente los interiores de la sede gubernamental.

   El presidente, en medio de minutos dramáticos porque nadie atinaba a presentar un cuadro de situación de lo que estaba ocurriendo, fue evacuado primero hasta una oficina contigua de la planta baja, y luego cuando un oficial de Granaderos dio el visto bueno ya que el camino estaba asegurado, lo llevaron hasta su despacho del primer piso.

   Fue en aquella oficina, que el alto oficial naval que al parecer estaba al comando del operativo de evacuación y que para algunas fuentes se trataría de un edecán presidencial, advirtió con voz firme que su obligación era defender la integridad del presidente y que si llegaba el caso estaba dispuesto a utilizar su arma reglamentaria. “No se pensó nunca que quisieran hacerle daño, sino mostrarle afecto, tocarlo, abrazarlo, pero que se vaya todo de las manos porque se los notaba muy sacados, muy tomados (sic)”, dijo uno de los confidentes frente al impensado -y nunca concretado- episodio. El oficial vestía de uniforme naval de verano y tenía la pistolera de cuero marrón colgada sobre su pierna derecha, según relató una de las fuentes que estaba presente.

   “El clima estaba muy caldeado porque se escuchaban gritos que decían que los barras querían abrir el cajón para tocar a Diego, o hasta para llevárselo a la Plaza”, escuchó el confidente que comentaba después otro oficial que participó de la evacuación.

   Si bien las fuentes reconocen que no contaban con tanta precisión, se sabe que un operativo similar de evacuación de urgencia se dispuso con la vicepresidenta, cuya decisión de hacer cerrar las puertas de la Casa Rosada para poder homenajear en soledad Maradona fue la mecha que encendió la ira de los barras, que creyeron equivocadamente que allí se terminaba el velatorio de Diego y que no podrían darle su último adiós.

   Cristina también fue custodiada por un grupo de granaderos al mando del Oficial de Semana del escuadro que oficialmente se reconoce como Custodia Presidencial y cuya responsabilidad, tanto en la Casa Rosada como en Olivos, es la seguridad puertas adentro de ambas sedes. Ella fue directamente acompañada hasta el despacho del ministro del Interior, Eduardo de Pedro, que queda en la planta baja a unos 50 metros, separado por el Patio de las Palmeras, de donde estaba el féretro con los restos del astro futbolístico.

    La orden de un oficial de la Policía Federal de trasladar sin demoras el cajón a otro salón ante la posibilidad de que los exaltados invadieran el lugar, se produjo luego de una directiva expresa y urgente de una alta autoridad de la Casa Militar, máxima responsable de la seguridad dentro de la sede gubernamental. La elección de ese segundo salón para resguardar el féretro obedeció a que tiene un pasillo que conecta con el portón trasero de la Casa Rosada, donde antiguamente pasaba la Avenida Colón, a 50 metros del helipuerto presidencial.

   Por esas horas, en medio del caos, una versión de imposible confirmación sostenía que el presidente le había ofrecido a Claudia Maradona retirar el féretro y llevarlo en el helicóptero presidencial directamente al cementerio privado de Bella Vista, a lo que la ex mujer de Diego se habría negado.

    Las fuentes por otra parte buscaron dejar en claro que pese a semejante desmadre y ante la decisión de tener que “actuar en medio de una emergencia”, nunca el presidente como tampoco la vicepresidente ni ninguna otra autoridad del gobierno corrió peligro. Y que los rápidos desplazamientos de evacuación “se hicieron por prevención y siguiendo los manuales y protocolos para este tipo de situaciones. Nada se improvisó”.