Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Demuelen cantero de una plazoleta pero aseguran su reconstrucción y puesta en valor

El cantero será reconstruido y puesto en valor por los constructores del edificio.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

Fotos: Rodrigo García / rgarcia@lanueva.com

   Por esos días llamó la atención de algunos vecinos la demolición parcial de uno de los canteros existentes en el lugar, en coincidencia con la construcción de un nuevo edificio en altura que se está completando sobre esa vereda.

   No es el nombre con el cual se la suele mencionar, pero es su nombre oficial: plaza Moisés Lebensohn. Ese particular espacio público ubicado sobre calles 12 de Octubre e Yrigoyen, donde se ubica además el busto del músico Carlos Di Sarli y a la que generalmente se menciona como plazoleta Yrigoyen, está teniendo algunas modificaciones circunstanciales. 

   La intervención, sin embargo, responde a una situación particular, debidamente autorizada desde la secretaría de Espacios Públicos ya que las raíces del arbusto existente en el mencionado cantero –conocido vulgarmente como grataegus—se han extendido de tal manera que no solo había generado fisuras los muretes sino que ya amenazaban con derrumbarlos.

   Por eso se procedió a demoler parte del muro, excavar en la tierra y proceder al retiro de la enorme porción de raíz que ponía en riesgo la estabilidad del lugar. Consultados los responsables de la mencionada obra, indicaron que completado el retiro de la raíz se procederá a la reparación del cantero afectado y se realizará un trabajo de puesta en valor integral de la plazoleta. También desde el área de Espacios Públicos se aseguró que el arbusto no se verá afectado en su desarrollo por el corte realizado.

Un poco de historia

   La plaza Moisés Lebensohn (1907-1953) evoca a este bahiense considerado uno de los más inteligentes hombres que tuviera el radicalismo en su historia. Fue diseñada por el municipio en 1943, dando así respuesta a ese particular “sobrante municipal” de tierra municipal que era utilizado de manera esporádica para instalar las denominadas “ferias francas”, donde los quinteros de la ciudad y la zona ofrecías sus productos.

   Para su diseño se siguieron líneas similares a las plazoletas del teatro Municipal y se apostó a que con su construcción “se transformaría un barrio que por años había sido ignorado”.

   Hubo algunos componentes de aquel primer trazado que nunca se concretaron, por caso la colocación de una fuente de agua, un reloj de sol y bancos similares a los colocados ese mismo año en la avenida Alem.

   El paseo mejoró el paisaje urbano del lugar, en un barrio que además fue creciendo rápidamente.

   En 1980 se colocó el busto –realizado por el artista Fortunato Jorge—en memoria de Carlos Di Sarli, cuya familia vivía a pocos metros del lugar. Desde 1993 está pendiente la colocación –dispuesta por ordenanza—de un monolito de Lebensohn y una placa de indique el nombre del paseo.