Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Guillermo White: el apóstol de la ingeniería que recibió inusual homenaje

Nacido en Dolores, Guillermo White fue contratado por el Ferrocarril del Sud en 1886. Trece años después, en 1899, la estación El Puerto era rebautizada con su nombre, el cual se extendería a la localidad portuaria y al puerto comercial.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   La localidad de  Ingeniero White adoptó como fecha fundacional el 26 de septiembre de 1885, en coincidencia con la habilitación del muelle de hierro construido por el Ferrocarril del Sud.

   La empresa, de capitales ingleses, había obtenido la concesión del puerto un par de años antes, lo cual había impulsado la extensión de los rieles desde Olavarría hasta nuestra ciudad, obra que modificaría para siempre la historia de Bahía Blanca y la región.

   Ese año fundacional, Guillermo White, de profesión ingeniero civil, era una persona ajena a esa obra y a la empresa que la ejecutó. Lejos estaba de imaginar que el lugar llevaría su nombre, pocos años después.

 

El muelle de hierro que se toma como nacimiento de White, 1885

Madero empuja a White

   White era en 1885 director del Departamento de Ingenieros de la Nación, a cargo de muchas de las grandes obras de ingeniería del país. Pero en particular estaba dedicado a la defensa del proyecto que para el puerto de Buenos Aires que impulsaba su colega y amigo, el ingeniero Luis Huergo.

   Del otro lado estaba el proyecto del empresario Eduardo madero con un calificado grupo de ingenieros ingleses. La discusión de cual era el puerto más conveniente dividió aguas de manera drástica. Especialistas,empresarios, políticos, la prensa y varios sectores sociales tomaban partido por una u otra propuesta, en una discusión que alcanzó ribetes dramáticos.

   Finalmente se impuso Madero, a partir de manejar sus influencias políticas y económicas. Puerto Madero tuvo así su concreción con cuatro diques en línea, varios docks y la imposibilidad de cualquier tipo de ampliación a futuro. Fue un fracaso. En pocos años no tenía capacidad de respuesta a las exigencias comerciales de Buenos Aires, al punto que fue desactivado y se decidió construir Puerto Nuevo, siguiendo los lineamientos planteados antes por Huergo. Una consecuencia de la aprobación del proyecto de Madero fue la renuncia de Guillermo White a su trabajo, para convertirse de esta manera, a sus 41 años de edad, en un desocupado. Por poco tiempo. 

La experiencia

   Guillermo White llevaba más de 20 años realizando obras ferroviarias y portuarias. Uno de sus trabajos más importantes fue el proyecto de 1884 para el puerto Rosario-Santa Fé, obra jamás concretada pero reconocida por su innovación y resolución técnica.

El ingeniero White en 1885

   Ese mismo año diseñó el viaducto de El Saladillo, obra que se emparenta con un acueducto romano, una suerte de puente de 300 metros de recorrido, sostenido por 25 arcos de medio punto y pilares de mampostería de 20 metros de altura. La obra es considerada Patrimonio Histórico Nacional. A partir de esa experiencia, sus conocimientos y perfil técnico, recibió una propuesta laboral del Ferrocarril del Sud, que le ofreció (nada menos) ser la máxima autoridad de la empresa en el país.

   Así, en 1886, cuando el puerto bahiense llevaba un año de operatividad, White se convirtió en su principal referente.

El hombre, el nombre

   White era argentino. Nativo de la ciudad bonarense de Dolores, donde se había afincado su abuelo, Willian Porter White, nativo de Norteamérica y uno de los comerciantes más destacados en la época de la colonia.

   Radicado en Buenos Aires debió trabajar para sostener sus estudios como agrimensor, e intensificar su esfuerzo cuando decidió ser parte del primer grupo de estudiantes de Ingeniería civil, carrera creada por la Universidad de Buenos Aires. Por eso se lo reconoce como uno de los llamados "doce apóstoles de la ingeniería argentina", egresados en 1870.

   Trabajando para el Ferrocarril del Sud, White fue protagonista de una de las obras más significativas de la empresa: la la línea entre la estación El Puerto y Neuquén, 700 kilómetros de rieles, claves para llegar hasta la frontera con Chile, país con el cual se mantenían divergencias geográficas.

   El 31 de mayo de 1899 tres formaciones de trenes partieron desde plaza Constitución para inaugurar la línea, llevando una comitiva de 400 personas, lo más granado de la política, sociedad y economía argentina, presidida por el presidente de la Nación, Julio Argentino Roca.

El cambio

   La inauguración de la línea no fue exitosa. Un crecimiento del río Neuquén inundó las vías y los trenes debieron detener su marcha en Chimpay. Igual hubo fiesta, cena y baile. Emprendido el regreso, el tren presidencial se detuvo en la estación El Puerto. Allí se improvisó un nuevo brindis y Roca tomó una decisión inesperada: le señaló a White que desde ese día esa estación ferroviario llevaría su nombre, en reconocimiento a la obra realizada. Días después firmaba el decreto y El Puerto pasaba a llamarse Ingeniero White.

   El nombre se extendería a la ciudad, al puerto y al gentilicio. White, que vivió 27 años más, tuvo así en vida un homenaje jamás soñado. Su nombre, de otra manera, no hubiese tenido más trascendencia de los muchos empleados jerárquicos del Ferrocarril, ni sería motivo de reconocimiento, cada año.

 

White y la Hesperidina 

"Yo sentía mi pipa de enebro y creo que Irene pensó en una botella de Hesperidina de muchos años". Casa Tomada, Julio Cortázar.

   En 1876, a sus 32 años de edad, White se desempeñaba como jefe de la Oficina de Patentes de Invención, primera persona en ocupar ese cargo en una entidad que venía a poner orden en muchos inventos y marcas.

   Su firma aparece, por caso, en la aprobación de la marca que lleva el Nº 1 en ese registro: la Hesperidina, bebida creada por Melvilla Bagley, con propiedades curativas estomacales, fabricada a partir de naranjas amargas.