Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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En la búsqueda de esos primeros cien días de oro

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en La Plata.

   En términos discursivos, la apelación a la “herencia recibida” -bien propia del manual de la política- permite a la opinión pública comprender los problemas del presente y gambetear complicaciones, tal vez futuras. Es un recurso válido utilizado por presidentes, gobernadores e intendentes, cada vez con mayor frecuencia.

   Por eso, en la diagonales de la capital provincial se presume que el electo gobernador Axel Kicillof buscará armar un paquete social, utilizando como eje un modelo tendiente a dinamizar la economía y la producción. Y, de ese modo, alejar lo más posible cualquier crítica opositora a las primeras medidas de su nueva gestión.

   En definitiva, lo que intentará es conseguir el crédito de la sociedad y la dirigencia bonaerense para esos “100 días de oro” iniciales. Se trata de ese período de gracia que la dirigencia política le suele otorgar a todo gobernador que asume, considerando las características y dimensiones del mapa provincial.

   Es lo mismo que hace cuatro años atrás consiguió la todavía mandataria de Cambiemos, María Eugenia Vidal, cuando procuró prolongar su “luna de miel” con el electorado que la había consagrado gobernadora en la provincia de Buenos Aires.

   Como punto de partida, Kicillof sabe que deberá atravesar un sinfín de problemáticas estructurales en la Provincia. Casi los mismos que les tocó atravesar a sus antecesores en ejes puntuales como economía, desempleo, educación e inseguridad ciudadana.

   Es una suerte de “carrera de obstáculos” que deberá enfrentar casi de manera cotidiana en el conurbano, pero también en los grandes centros urbanos del interior, como La Plata, Bahía Blanca y Mar del Plata.

   En ese contexto y después de un largo apagón, finalmente en algunos días volverá a sesionar la Legislatura. El Senado ya tiene anotado en  su agenda parlamentaria el miércoles 27 y la cámara de Diputados el jueves 28, donde se llevarán adelante las últimas sesiones ordinarias del almanaque 2019.

   En el caso del Senado bonaerense, entre las cuestiones que se tratarán está el pedido de extraordinarias, necesario para las sesiones que vienen -la preparatoria donde juran los nuevos legisladores y autoridades, y en la que también asumirán Kicillof y su vice Verónica Magario- además de la despedida de los legisladores que terminan su mandato, con entrega de medallas incluída.

   Todo este movimiento parlamenario servirá como botón de muestra del nuevo escenario político que comenzará el 10 de diciembre, cuando el economista se haga con el poder formal del distrito más numeroso y decisivo del país.

   Pero por debajo de las cuestiones formales previstas en la Constitución bonaerense, la batalla por el control de las cámaras legislativas para los próximos dos años será la clave de la futura pulseada por el reparto de poder. 

   La relación que se establezca entre el flamante oficialismo y la oposición, pasará exclusivamente por la relación de funcionamiento que se dé en la Legislatura.

   La remontada electoral posterior a las PASO que obtuvo Juntos por el Cambio equilibró la relación de fuerzas en Diputados, y cristalizó la mayoría en el Senado.

   Días atrás circuló con bastante fuerza un rumor que no es nuevo. La idea de establecer en ambas cámaras el sistema de doble firma, algo que ya se hizo en Diputados pero que sería inédito en el Senado.

   Si esa idea prospera, que de acuerdo a las mismas fuentes es una ocurrencia de la propia gobernadora Vidal, la futura vicegobernadora Magario deberá compartir su firma con un vicepresidente que la Cámara elija, que sería de la oposición. Sería establecer en los papeles algo que se va a dar de hecho. 

   En la Cámara Alta, Juntos por el Cambio tendrá, de mantenerse unido como bloque –y todo indica que así será-, la mayoría en el recinto, con 26 senadores sobre un total de 46.

   Está claro que cualquier iniciativa de Kicillof sí o sí deberá pasar por el tamiz de la oposición. Pero además de esa cuestión política, de prosperar la idea de la doble firma, todos los actos administrativos también deberán pasar por los despachos opositores. Sería en la práctica un cogobierno.

   Por ahora es solo un rumor, de los tantos que trae este fin de año movido, y que prevé un verano caluroso e intenso, lejos de la bucólica quietud de otros eneros. Se sabe, en sesiones extraordinarias, se deben debatir ni más ni menos que los proyectos de Presupuesto 2020, Ley Impositiva y las emergencias que el electo gobernador remitiría a fines de diciembre o en enero, según trascendió.