Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Senderismo y agroturismo tienen un excelente lugar en el cajón del río Azul

En medio de la belleza de las montañas, lagos y glaciares, se conjugan una veintena de refugios y puestos productivos donde las caminatas y la posibilidad de observar cómo se trabaja representan un imán para turistas.
Senderismo y agroturismo tienen un excelente lugar en el cajón del río Azul. Turismo. La Nueva. Bahía Blanca

Giselle Bulle

Agencia Télam

Este destino es una trama de senderos que nace en Esquina Polaco-Chacra Wharton, a 16 kilómetros al norte de El Bolsón, establecimiento de una estancia con una producción diversificada, que, además de provisiones para los caminantes, cuenta con un restaurante, espacio para acampar y recorridos cercanos.

Desde allí se puede acceder por distintos senderos a 12 refugios de montaña con buenos servicios, visitar chacras productivas o alojarse en encantadoras hosterías.

"En cada uno de estos establecimientos las familias esperan al visitante para compartir su espacio, sus producciones, historias y sus experiencias", expresó la directora de Turismo de El Bolsón, Sofía Seroff.

La funcionaria describió el circuito destacando que es el único en Sudamérica con este número de refugios y opciones de visita e interacción.

Incluso, puede recorrerse por completo en una semana y conocer hasta los puntos más alejados.

La Esquina Polaco-Chacra Wharton es uno de los lugares más conocidos y visitados desde la primavera al otoño, dentro del Circuito de Mallín Ahogado.

Allí comienza la caminata o cabalgata, según las preferencias de los visitantes.

En ese lugar las familias de antiguos pobladores Wharton y Matalaszuk (de ahí el nombre del lugar) ofrecen en sus paradores y restaurantes la posibilidad de disfrutar de productos caseros elaborados, ya sea con carne vacuna o vegetales de huerta, y también la posibilidad de comprar alimentos no perecederos.

El lugar está a cargo de Mariana Ortiz, esposa de Hugo Wharton, quien describió el "punto de referencia histórico" del circuito.

"Esto nació cuando Thomas Ellaby Wharton fundó --con su esposa Salomé-- la chacra hace casi 70 años. Ellos criaban vacas donde están ahora los refugios y las arriaba por el bosque hasta Bariloche para venderlas en la estación del tren, para su traslado a Buenos Aires", rememoró la mujer. El establecimiento quedó luego en manos de su hijo Hugo.

Este fue quien construyó el parador de montaña que hoy recibe a los visitantes y los asiste para que "puedan disfrutar de un paseo seguro", además de abastecerse con productos caseros como jamones, cerveza artesanal, escabeche, dulces, licores y otros.

Muchas opciones para disfrutar entre refugios

Lentamente.... Caminatas más largas, aunque al alcance de toda la familia, llevan al visitante hasta uno de los recodos más bonitos, el refugio Cajón del Azul, rodeado de bosque y con un sector del río encajonado y turbulento.

Más opciones. Otra caminata lleva al refugio La Horqueta, cerca del río Rayado, con un imponente mirador. Cerca está otro de los predilectos, el refugio La Tronconada.

Tres más. Siguen después los refugios Los Laguitos, El Dedo Gordo y El Retamal, que, al unirlos, el visitante vive experiencias únicas, como el cruce de puentes colgantes de madera, nadar en pozones de aguas cristalinas, llegar a vistas majestuosas de la cordillera y alcanzar algunas de las cumbres más próximas.