Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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El bahiense que facilitó el control de los fondos públicos: "La transparencia es una molestia"

Manuel Aristarán tiene 36 años y acaba de graduarse en Boston. Fue clave en la apertura de datos que llevó a Bahía a ser ejemplo de Gobierno Abierto.

Fotos: archivo y gentileza Manuel Aristarán.

Por Damián Vallejos / dvallejos@lanueva.com / Twitter

   Manuel Aristarán tenía casi 30 años. Estaba mirando el noticiero cuando conoció la página de la Municipalidad. Vio las órdenes de compra, lo dificultoso que era acceder a ellas para los usuarios y se le prendió la lamparita. Tenía que hacer otro trabajo, pero estaba aburrido, por lo que decidió distraerse: así nació Gasto Público Bahiense (GPB), un sitio amigable que mostraba en qué se gastaba la plata de los ciudadanos y que fue premiado en varias ocasiones.

   Hoy, Manuel tiene 36 años y está en Boston con su mujer Luisina Pozzo Ardizzi desde hace 2 años. Y está bien ahí: acaba de terminar un Máster nada más y nada menos que en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y trabaja en una pequeña empresa que diseña sitios con visualizaciones de datos.

    En 2010 el programador bahiense dio el puntapié que le faltaba a Bahía para que se empiece a hablar en serio de Gobierno Abierto y de participación ciudadana.

   Si bien desde 2001 la Municipalidad publicaba las órdenes de compra, nadie se había interesado en facilitar un poco la búsqueda. Si alguien entraba en la web, debía saber qué buscar exactamente o pasarse largas horas explorando datos expediente por expediente.

—Vi lo malo que era el sistema. El buscador no funcionaba. Tenías que saber qué buscar y la verdad que una herramienta que te deja ver solamente lo que ya sabés no es una buena herramienta—recuerda Manuel desde Boston, vía Skype—. Entonces me puse a hacer Gasto Público y en 4 o 5 días muy intensos lo terminé. Se lo mostré a amigos y me dijeron que iba a hacer un lío terrible. Y como el lío me encanta lo publiqué.

   “¿Para qué se usa tu plata?”, decía el lema de GPB.

   El sitio contaba con un robot que exploraba y analizaba datos públicos de la web del Municipio.

   Un año después el gobierno rediseñó la fuente de esos datos y le metió un CAPTCHA (consulta que permite discriminar entre una persona y un robot) a la sección de transparencia. Todo volvió a foja 0.

Así se veía el CAPTCHA

   Algunos funcionarios salieron a “defenderse” y el por entonces secretario municipal de Economía, Ramiro Villalba, le llegó a decir que era “un tremendo mentiroso además de malintencionado, un ignorante tecnológico” y que estaba enojado porque “ahora iba a tener que trabajar más”.

   Finalmente, el CAPTCHA lo sacaron cuando arribó Gustavo Bevilacqua a la jefatura comunal y comenzó así la política de Gobierno Abierto.

—Le agradezco mucho a Villalba por haber hecho esas declaraciones. Al principio me enojé, pero visto en perspectiva fue lo mejor que le pudo haber pasado al proyecto.

—¿Creés que los gobiernos pretenden, realmente, ser transparentes en Argentina?

—No. Ni en Argentina ni en ningún lado. La transparencia es una molestia. No creo que ningún político normal en ningún lugar del mundo tenga vocación de ser transparente.

—¿Por qué?

—Si bien la comparación gobierno-empresa es odiosa, pensá en tener que administrar tu empresa con transparencia total. Te da poca capacidad de acción. La transparencia es molesta y la idea básicamente es que lo sea, la verdad. Porque un funcionario público tiene otras responsabilidades.

"Me gustaría que los que están en la planta pública sean los mejores de nosotros: que sean personas que se formaron y que saben lo que hacen".

—¿Quién fue el primer político que te llamó?

—Gustavo Mandará y Marcelo Feliú (Frente para la Victoria) fueron los primeros que se interesaron genuinamente. A los 6 días de publicarlo me llamaron y querían reunirse conmigo. Me pareció una buena actitud desde la política.

Pensando esquemas y soluciones para la labor periodística

   Manuel no se quedó solo con GPB. Recibió una de las ocho becas del programa OpenNews de la Knight y Mozilla Foundations y estuvo en la redacción de La Nación Data construyendo herramientas y pensando soluciones para el trabajo periodístico.

   También creó Tabula, un instrumento que permite extraer datos de los archivos PDF que suben algunos gobiernos no tan transparentes.

   Mientras que el año pasado presentó parte de su tesis en el MIT con presupuestoabierto.org, un sitio que mostraba la evolución del Presupuesto de Bahía.

—¿Por qué ese interés de llevar a cabo tecnologías aplicadas a la transparencia?

—Nunca fui militante partidario pero siempre me interesó la política. Antes de GPB había empezado a escuchar cosas de Open Data (datos abiertos) y Gobierno Abierto, que siempre existieron pero que crecieron con la explosión tecnológica de los últimos 15 años.

"Obama, con su decreto de publicar datos en 2008, hizo que se ponga en marcha una pequeña industria de gente haciendo cosas con datos públicos y gente que se juntaba a construir aplicaciones en Estados Unidos. Empecé a escuchar un poco de eso y me gustó porque de alguna manera era juntar la política con lo que sé hacer que es sitios web".

—Y terminaste en el MIT (Massachusetts Institute of Technology)...

—La verdad es que no imaginaba lo que iba a pasar con GPB. Desde ahí fue una cadena de cosas buenas que me hizo interesarme mucho más y terminé llegando al MIT, donde me gradué en junio.

—¿Cómo fue tu relación con el instituto?

—La actividad inicial de la beca de Mozilla en 2013 era visitar el MediaLab (un departamento del MIT). Lo conocí y dije ‘qué bueno sería poder estar acá’. Dos meses después de eso volvimos a una conferencia y conocía a quien sería mi supervisor, César Hidalgo, y ahí me manifestó que me postulara para hacer el posgrado: lo hice y en septiembre de 2014 me vine con mi esposa a Boston.

—¿Qué es lo que más te interesó ahí?

—Me interesa la computación pero no ser especialista en eso porque también me gusta el diseño, el periodismo, los gráficos. Uno acá se encuentra con gente así, interesada de todo un poco y que no es especialista en nada. Que le gusta trabajar con muchas cosas a la vez.

—¿Y en qué se trabajó en este último tiempo?

—Hay 24 grupos que investigan desde nuevos instrumentos musicales hasta neurobiología sintética que, para explicarlo fácil, es que están intentando desarrollar un puerto USB para el cerebro. Hay de todo y se cubren un montón de cosas, fueron 2 años increíbles.

—Cada vez se necesitan más programadores en todos lados, ¿te ves en la política?

—La verdad que ni loco. Por lo poco que conozco de cómo se maneja la política, prefiero permanecer afuera. Como mucho, podría asesorar a un político en cuestiones tecnológicas. Pero un cargo, ¡ni loco! Mejor me quedo en mi casa escuchando música.

   Manuel toca el bajo desde los 11 años y le encanta el jazz. Estuvo en bandas de Bahía como La Radagast Jazz Band (con su hermano Agustín) y Los Agravantes (con Milton Amadeo), entre otras.

—Me junto con amigos, nada muy comprometido. Justamente Boston tiene la Berklee College of Music, que es una de las escuelas de música más importante del mundo. Por lo tanto tiene un nivel tan alto este lugar que resulta muy complicado para los que ahora somos amateurs.

—¿Muy complicado?

— Y... ves a los que tocan en los bares y son pibes de Berklee que se tocan la vida. Vas vos, siendo amateur, y al lado tenés a un pibe de 18 que sale de ahí y te pasa el trapo.

—Si no fueras programador o músico, ¿dónde creés que estarías?

—No sé si hubiera sobrevivido, jeje. Me gustaría vivir el doble para hacer las dos cosas que me interesan en la vida por más tiempo.

—Tenés 36 años y en tu carrera ya hiciste un recorrido importante, ¿cuál es tu objetivo ahora?

—Buena pregunta—silencio de 5 segundos—Me agarraste mal parado. Hay muchas cosas que estoy pasando con mi mujer y estamos teniendo una buena vida acá, haciendo sitios de visualización de datos que es lo que sé hacer. Nunca fui alguien que se ponga metas porque además capaz que me surge algo y arranco para ahí.

Un futuro arraigado en la docencia

   Si bien no lo tiene aún en claro, Manuel sabe algo que sí quiere hacer en un futuro.

—Descubrí que me gusta mucho hablar en público y compartir lo que sé y lo que hice. Ser mejor docente y dar clases me gustaría.

Aristarán en una charla TED: "Cambiando el mundo de a una línea de código por vez"

—¿Pensás volver a Bahía?

—En lo general siempre me fue mejor laboralmente afuera que en Argentina. No solo en cuanto a lo mejor pago sino a mecánica de laburo. Estados Unidos es un gran país para trabajar. 

—¿Y Bahía?

—No me veo volviendo a Bahía, pero obvio que lo extraño un montón.

—¿Cómo la ves a Bahía en relación a la transparencia si lo comparamos con Estados Unidos?

—Bahía es un caso muy especial. Soy afortunado de ser bahiense. Fue muy bueno poder tener datos de mi ciudad para hacer GPB. Estamos muy avanzados en esos temas. Se publican datos de distintos grados desde 2001 y es muy importante. Si alguna vez alguien escribe la historia de datos abiertos en Latinoamérica, Bahía tiene que estar en el primer capítulo.

—¿Qué creés que le falta?

—Lo que no tiene es un ecosistema profesional alrededor de todos esos recursos de datos abiertos. Un gobierno no se convierte en transparente por publicar datos. Es responsabilidad suya también invitar a la gente a que los use. Armar redes de colaboración entre periodistas, programadores, gente que sepa usar datos, crear visualizaciones y todo lo demás. Faltan esos espacios que se han dado en otros lugares como por ejemplo la Ciudad de Buenos Aires.

Con el ojo en las elecciones de los Estados Unidos

   El martes próximo Estados Unidos debe elegir entre Hillary Clinton (Partido Demócrata) y Donald Trump (Partido Republicano) para estar a cargo de la máxima potencia del mundo. Y Manuel lo vive desde adentro.

—Es muy diferente lo que pasa en los centros urbanos de lo que pasa en el campo. Acá en donde vivo está lleno de doctores y estudiantes y obviamente gana Clinton, pero manejás 15 kilómetros afuera de Boston y hay carteles de Trump, en el campo arrasa Trump.

Gasto Público Bahiense, ¿qué sucedió?

   Semanas atrás Manuel Aristarán afirmó que lo daba de baja porque ya habían sido seis años de bancar los costos por su cuenta y creía que ya estaba cumplido el ciclo.

   Pocos días después la Municipalidad se comprometió a alojarlo en sus servidores y permitir que GPB siga vivo

—Lo di de baja y me llamaron políticos de todos lados para preguntarme por qué. Venía manteniéndolo yo y me dije ‘bueno, cumplí una etapa’. Me llamó [José Fernández] Ardáiz, director de Gobierno Abierto, y me ofreció instalarlo en su servidor. Bueno, ya está instalado y ahora estamos viendo cuándo vamos a anunciar su regreso.

Voces en común

   * Sandra Crucianelli, periodista especializada en Datos Abiertos.

   “Conocí a Manuel en 2009, virtualmente diría, porque él seguía el trabajo de mi portal. Interpretó que necesitábamos una herramienta para analizar el gasto público local y en menos de 48 horas puso en línea GPB. Quedé impresionada por su habilidad no sólo para programar, sino para comprender qué necesitábamos, periodistas y ciudadanos. Un genio”.

   * Abel Escudero Zadrayec, ex editor jefe de lanueva.com.

   “No soy amigo de Manu. Es un nerd cero nerd; esclarecido, buena onda, consumidor cultural de calidad. Y ciudadano comprometido, interesado en el periodismo. Advertí su capacidad y su talento y quise sumarlo al equipo de lanueva.com y no se dio y lo lamenté. Creció hasta el MIT, #OrgulloBahiense total. Me gustaría algún día laburar con Manu. Y ser su amigo”.

   * José Fernández Ardáiz, director de Gobierno Abierto.

   “Gracias a él los bahienses tuvimos la posibilidad de interpretar de manera amigable los números del presupuesto municipal. Manuel es uno de los grandes ejemplos de ciudadanía activa, que ponen su capacidad y tiempo al servicio de la sociedad en general, y hace un gran aporte para controlar en qué se gasta el dinero municipal”.

   * Esteban Mirofsky, exsecretario de Gobierno Abierto.

   “Manuel es un distinto, que Bahia no supo cómo aprovechar. En vez de apoyarlo, se lo difamó. Convirtió algo que no entendía nadie en una herramienta de consulta diaria para todos. GPB no es ni el 10 % del potencial que representa. Hay que darle lo que necesita y dejarlo dibujar”.