Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Investigan las causas del trágico siniestro

Un inspector de la Junta Nacional de Accidentes Aéreos efectuó ayer por la tarde, en el predio perteneciente al Aero Club Punta Alta, diferentes tareas periciales de índole técnicas en el marco de la investigación por el trágico accidente registrado el sábado a la tarde, en el que perdieron la vida un instructor y una joven que realizaba un vuelo de bautismo.

 Un inspector de la Junta Nacional de Accidentes Aéreos efectuó ayer por la tarde, en el predio perteneciente al Aero Club Punta Alta, diferentes tareas periciales de índole técnicas en el marco de la investigación por el trágico accidente registrado el sábado a la tarde, en el que perdieron la vida un instructor y una joven que realizaba un vuelo de bautismo.


 Marcelo Hernández, vinculado a la actividad del Aero Club junto a su padre, quien además es socio fundador, dijo que "nunca había ocurrido una cosa así; es una accidente terrible, feo, aunque siempre existe la posibilidad de que ocurra este tipo de hechos".


 "No tenemos sospechas sobre lo que pudo haber pasado. Eso lo va a determinar el tribunal de la Junta", agregó el vocero consultado ayer por "La Nueva Provincia".


 "Nosotros estamos muy consternados por lo que ocurrió. Es algo que no se espera. Si bien sabemos que es una actividad peligrosa, como cualquier otra, nunca se espera que ocurra una cosa así", indicó Hernández.


 Aclaró que "el piloto era recibido y matriculado. Estaba 'super' entrenado, especialmente para el vuelo. Para ello se hace un curso y se recibe la habilitación del nivel nacional y, en función de ello, luego se realizan vuelos deportivos. De hecho, si se cuenta con la habilitación correspondiente, se efectúan también vuelos de bautismo", agregó.


 Comentó también que el planeador siniestrado es un biplaza de escuela, preparado para hacer vuelos deportivos o de entrenamiento para nuevos pilotos.


 "En este caso, la copiloto estaba recibiendo un vuelo de bautismo, que es un paseo instructivo", explicó.


 Hernández sostuvo que se trata de una situación dolorosa y una piedra que se le pone en el camino a la institución.


 "Tenemos que seguir adelante. Este tipo de accidentes ha pasado en muchos aeroclubes del país y del mundo. Es como un accidente de tránsito, donde se conocen fatalidades todos los días. Lamentablemente en estas actividades no estamos libres de que pasen accidentes", concluyó.

Buscando respuestas.




 El subcomisario Jorge Scaglione, a cargo de la Estación Policial Comunal de Coronel Rosales, confirmó a este diario que "el arribo de uno de los inspectores de la Junta Nacional de Accidentes Aéreos sirvió para determinar fehacientemente las causas del siniestro luego de efectuar las pericias técnicas en el lugar".


 Mencionó que el aeroplano aún se encuentra en el lugar de la tragedia y, por consiguiente, se dispuso una custodia policial.


 "Realmente no sabemos qué fue lo que pasó. Es una situación extraña porque el piloto era una persona idónea para este tipo de actividad. Aguardaremos los resultados de las pericias", insistió Scaglione, al tiempo que indicó que ayer fueron entregados los cuerpos de las personas fallecidas a sus familiares.


 Como se informó ampliamente en estas columnas, el instructor Hugo Guillermo Santos (58) y la joven Agustina Mallemaci (25) realizaban un vuelo de bautismo cuando hallaron la muerte al precipitarse el planeador que tripulaban en el Aeroclub Punta Alta.


 Mientras el deceso del hombre se produjo de manera instantánea tras el violento impacto, la chica fue retirada con vida de la aeronave y trasladada en una ambulancia hasta el Hospital Naval Puerto Belgrano, donde falleció producto de las gravísimas heridas padecidas.


 El siniestro se produjo sobre las 17.40 del sábado, en el predio perteneciente a la institución puntaltense, ubicado en el kilómetro 22 de la ruta 229. Y ocurrió en el marco de los habituales vuelos de bautismo que allí se realizan durante los fines de semana y feriados, poco después de que el aeroplano tripulado por Santos y Mallemaci comenzara a ser remolcado por una avioneta.


 Los investigadores manejaban la hipótesis de que en medio de la maniobra se habría desenganchado la soga con la que el aeroplano estaba sujeto a la avioneta que lo remolcaba.


 Y en esas circunstancias, a unos 60 metros de altura, el piloto habría intentado realizar un viraje en el aire, aunque sus esfuerzos resultaron vanos y el aparato se vino a pique, estrellándose a un kilómetro de la pista principal, detrás de una plantación de tamariscos.