La isla de los tesoros está en Puan
La presencia de ruinas de edificaciones de fines del siglo XIX, especies florales que sólo se encuentran juntas en ese lugar, un importante coto faunístico, y un reconocido sitio arqueológico, convierten a la isla que se alza en medio de la laguna de Puan --declarada reserva natural y cultural en 2001-- en un lugar de gran valor.
"Si nos basamos en el contenido fundamental de historia, arqueológica y geografía que posee, nos encontramos con que se trata de un extremo del sistema serrano de Ventania --quiere decir que data de 280 millones de años de antigüedad--; geográficamente se trata de un accidente que emerge en el medio de una laguna; y arqueológicamente es un yacimiento --reconocido como único en Sudamérica-- debido a los distintos elementos que allí se encuentran, algo totalmente distinto a lo que se puede hallar en otros sitios similares", aseguró Mario Oscar Madrigali, quien se encuentra a cargo de la reserva.
A cargo de la comuna de Puan desde hace algunos años, este lugar posee 30 hectáreas de superficie, de los 76 que históricamente tuvo.
Esta modificación se debió a un terremoto que tuvo su epicentro en San Juan en 1977, que modificó las napas freáticas y provocó el ingreso de agua por diversas vertientes en la laguna, elevando así su superficie de 240 a 860 hectáreas; esto provocó que la isla redujera su área a menos de la mitad.
Actualmente, y con el objetivo de ser utilizado como centro de recreación, estudio y conservación de especie, el lugar está dividido en tres partes, de acuerdo con las funciones que allí se cumplen:
* La zona experimental, que es el lugar donde el turista puede conducirse y acampar libremente sin ningún tipo de prohibiciones, obviamente, respetando la limpieza y la conservación, y sin alterar el equilibrio del ecosistema.
* La zona de amortiguación, sitio donde se conserva la vegetación autóctona y es el hábitat de los animales. Por allí no se puede transitar.
Además, hay trazados varios senderos de interpretación, por donde se hacen todos los recorridos, respetando la población que tiene el lugar, que puede ser alterada por el paso de la gente.
* Las zonas intangibles, que son aquellas a las que se accede solamente por cuestiones de estudio o de investigación.
Al tratarse de un yacimiento arqueológico, el sector más comprometido es el perímetro de la isla donde, debido a los distintos niveles que ha tenido la laguna, la erosión hídrica ha ido dejando al descubierto elementos pertenecientes a los aborígenes que ocuparon el lugar.
Una historia de más de tres milenios
La parte histórica de la isla se encuentra fuertemente ligada a la ciudad de Puan, que se fundó el 5 de junio de 1876, aunque la importancia de la isla data de muchos años antes.
Sin embargo, una década después de la creación de esta localidad --más exactamente el 28 de julio de 1886--, se instauró el distrito de Puan, que contaba con 6.368 kilómetros cuadrados y diez delegaciones, lo que hizo necesaria la elección de un intendente.
En ese momento, se nombró como jefe comunal al caudillo Oscar Rómulo Franco, quien se encargó de construir una suerte de fuerte en ese lugar, con puestos de vigilancia --hoy se pueden ver las ruinas de algunas de esas edificaciones--, y se instaló en ella hasta 1890, cuando debió emigrar a Paraguay por cuestiones políticas.
Con el paso de los años, por allí pasaron muchas personas, hasta que en 1989 se descubrió un esqueleto humano de 3.300 años de antigüedad (con una posibilidad de error de 100 años), que se sumó a los hallazgos de material lítico que se venían realizando hasta ese momento.
Todo ese conjunto de elementos provocó que, en 2001, la isla de la laguna de Puan fuera designada como reserva natural y cultural de usos múltiples.
Allí se han encontrado --en lo que se refiere a material lítico-- raspadores, raideras, cuchillos y manos de mortero, es decir, elementos utilizados por las tribus aborígenes que habitaron el lugar.
"También se han hallado escondrijos; esto es, un conjunto de elementos que los cazadores-recolectores nómades dejaban en ciertos lugares de la región por la que ellos se movilizaban, en un radio que no excedía los 200 kilómetros de radio", comentó Mario Madrigali.
"Al tener que transportar mucho peso de un punto a otro de la zona, preferían dejar estos objetos en un sitio determinado, y los utilizaban nuevamente cuando volvían a ese lugar", indicó.
El esqueleto sobre la costa
Octavio Lavigne (1913-1992) fue un personaje bohemio que vivió en la isla de Puan durante 15 años, que se dedicaba a estudiar allí la evolución del hombre y la teoría de Darwin.
"El creía que algún día iba a encontrar algo en esta zona, porque decía que nuestra región estuvo comunicada con el sur de Africa hasta el momento en que se separaron los continentes", recordó Madrigali.
"Un día, caminando por la costa de la isla, descubrió unos huesos. Al escarbar la tierra, se dio cuenta que se trataban de una tibia y un peroné humanos", añadió.
En ese momento --continuó-- dio aviso al Museo de Ciencias Naturales de La Plata y un grupo de arqueólogos terminó de descubrir los restos, que tenían las características de un enterratorio secundario.
Entre otros restos, encontró una calavera, parte de la columna y la dentadura, aunque no llegaban a completar un esqueleto humano y que, según los profesionales, en su momento habían sido trasladados desde otro sitio y colocados allí.
Un ecosistema privilegiado
En la isla se está desarrollando un ecosistema, que cuenta con una parte biológica muy importante, puesto que posee más de un centenar de especies de flora autóctona que no se encuentran juntas en ningún otro sitio de la región.
"Esto se da porque en otros lugares las plantas están constantemente sometidas al uso de agroquímicos, ya que las tierras son laborables. En cambio, en la isla ese tipo de actividades no se realizan, por lo que la flora ha perdurado en el tiempo", dijo Mario Oscar Madrigali.
Entre estos grupos, se encuentran especies relacionadas con el espinal patagónico y la vegetación pampásica, como piquillines, alpatacos, cedrón del monte, quebrachillos y chañares, entre otros.
La avifauna no difiere a lo que normalmente se encuentra en el resto de la región, porque hay una gran variedad de patos, garzas, flamencos y cisnes.
"Además, en la isla tenemos ñandúes que, si bien son animales autóctonos de la zona, fueron incorporados a ella. También hay mulitas, piches, cuises y coipos (nutria americana)", comentó.
"En la parte recreativa, tenemos fogones y parrillas, que en la época estival la gente aprovecha para pasar el día", amplió.
En cuanto a lo cultural, el año pasado se puso en marcha un programa de turismo educativo para las escuelas, por el que se hacen visitas guiadas en las que se reconocen los sitios.
Un lugar de y para todos
"La manutención del lugar corresponde a la municipalidad y yo me encargo de realizar el mantenimiento de las instalaciones y la atención del turista, entre otras cosas. Esto último se realiza solamente durante la temporada estival, ya que en el invierno no hay visitas por el frío", sostuvo Mario Oscar Madrigali.
El encargado lamentó el deterioro que sufrió el lugar, debido a que hace algunos años estuvo concesionado para pescar.
"Una vez finalizado ese contrato, se volvieron a tomar recaudos y me convocaron para que me hiciera cargo de las instalaciones, que habían quedado en muy malas condiciones", sostuvo.
"Si bien es un lugar pequeño, que no soporta la presencia de mucha gente, dentro del plan de manejo elaborado desde las universidades de La Plata y Rosario --que se encargaron de hacer un estudio generalizado del lugar y determinar las zonas que había que proteger y cuidar-- y la UNS, estamos trabajando de manera muy armónica", agregó.
Por otro lado, Madrigali consideró necesario crear una conciencia colectiva en Puan para que la gente colabore y cuide el lugar.
"Esto ya no es una tierra de nadie, como se consideraba en su momento, sino que es un privilegio que tenemos los puanenses. Cuesta mucho que la gente lo entienda, pero estamos haciendo un trabajo desde los colegios para que los chicos sean los futuros cuidadores de este lugar", finalizó.
Irresponsables
Debido a la gran afluencia de lanchas que hay en la laguna de Puan, constantemente los cuidadores de la isla deben limpiar sus costas debido a los desperdicios que quedan en la costa, como papeles, botellas.
Hernán Guercio/Enviado especial