Bahía Blanca | Viernes, 10 de octubre

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El distrito tiene un déficit de más de 500 viviendas. Los valores, en alza

Una necesidad aproximada de 500 viviendas posee el distrito de Guaminí. El número podría ser aún mayor, ya que sólo se desprende de los pedidos que recibe la municipalidad a través de la dirección de Acción Social. Hoy, el déficit habitacional es uno de los ítems que más preocupa al gobierno comunal.


 Una necesidad aproximada de 500 viviendas posee el distrito de Guaminí. El número podría ser aún mayor, ya que sólo se desprende de los pedidos que recibe la municipalidad a través de la dirección de Acción Social.


 Hoy, el déficit habitacional es uno de los ítems que más preocupa al gobierno comunal.


 En la ciudad de Guaminí, cabecera del distrito homónimo, el problema reviste gravedad, ya que son numerosas las familias que pugnan por alcanzar la vivienda propia y otras tantas las que desean alquilar y no pueden hacerlo debido a que no hay inmuebles disponibles.


 Sobre una estimación de unas 3.200 familias en todo el distrito, un 17 por ciento elevó pedidos en la dirección de Acción Social para obtener casa propia.


 El número equivale a unos 544 pedidos y es uno de los requerimientos más solicitados.


 En el censo de 2001, el déficit llegaba a 428 casas y hoy --en la localidad de Guaminí-- sólo existen 10 viviendas desocupadas por diferentes motivos.


 "La vivienda es uno de los pedidos más frecuentes y uno de los más difíciles de darle respuesta. Si bien en Acción Social tenemos mucha demanda de medicamentos, alimentos, ropa o abrigos, eso lo podemos ir solucionando en el diario quehacer, pero el tema de viviendas es muy delicado", explicó María Isabel Azcárate, directora de Acción Social.


 Incluso, desde esta área se asegura que son muchas las familias que hoy están alquilando y tienen dificultades para pagar la renta.


 "Hay gente que, incluso, llega desesperada a las oficinas diciendo que no puede pagar más el alquiler, que la desalojan y que no tiene dónde ir", expuso.


 "Hay muchas familias que están alquilando y otras tantas que les cuesta mucho conseguir vivienda para alquilar", continuó.


 Azcárate afirmó que no sólo son las personas de bajos recursos las que están solicitando viviendas, sino que la clase media también espera una posibilidad a través del Estado para conseguir su casa.

Incremento




 Los alquileres han subido sus costos como resultado de la demanda.


 Casas por las que no se debería pagar un alto precio, por falta de servicios o por su propio estado general, han alcanzado valores que están distorsionados.


 Hoy, las ciudades del distrito tienen un promedio de valores de alquileres mayor al de otras épocas.


 En Casbas, por caso, ronda entre 250 y 350 pesos; Guaminí le sigue entre las más caras --el promedio gira entre 200 y 300 pesos-- y Garré y Bonifacio entre 150 y 200 pesos.


 Se pueden encontrar viviendas por las cuales se pide un alquiler mucho mayor. Son aquellas con comodidades y, por supuesto, con todos los servicios.


 El elevado costo para construir hace que las familias soliciten la edificación de barrios, debido a que encuentran en esta opción la única forma de llegar a la vivienda propia.


 "La gente nos pide la construcción de barrios. La demanda de la gente pasa por saber si podrán llegar a tener algún día una casa de barrio.


 "Ni que se la regalen ni que sea de bajo costo, sino que la puedan pagar y entrar a una casa que ya esté construida", enfatizó la funcionaria.


 Actualmente, se están construyendo 10 unidades habitacionales en todo el distrito por intermedio del Fondo Permanente de la Vivienda.


 Se distribuyeron en cuatro viviendas a Casbas y dos para cada una de las localidades restantes. Es decir, Guaminí, Bonifacio y Garré.


 Esas casas ya están adjudicadas y se están construyendo con fondos municipales.


 Con fondos de la comuna también se está edificando un edificio con cuatro departamentos en el viejo tanque de agua, ubicado en la ciudad de Guaminí.


 Se llamará complejo Federico Persiani en honor a un ciudadano ilustre de la localidad, ya fallecido.


 El municipio ha puesto en marcha, desde hace algún tiempo, el Banco de Materiales Municipal. Con este sistema, se intenta entregar materiales a quienes deseen obras de ampliación o refacción de sus propiedades.


 El dinero se devuelve en cuotas al municipio.


 Esta fue una decisión del Ejecutivo, que veía una necesidad que le indicaba la demanda de materiales de los ciudadanos para reparar sus inmuebles.


 A través de un convenio entre la Provincia y el municipio, el arquitecto Ignacio Durcudoy está trabajando en un Plan de Ordenamiento Territorial y, dentro de las primeros datos que surgen de su trabajo, se llega a la conclusión que son muchas las viviendas precarias.


 Sobre todo, esta situación se vive en la cabecera, donde de 1.190 edificaciones hay 290 que no cumplen las condiciones mínimas de habitabilidad y, lo que es peor, están todas ocupadas.


 Este número representa el 23,9 por ciento del total edificado, lo que implica un índice demasiado elevado.


 Después de varias gestiones, se consiguió que la municipalidad pueda adherirse al Banco de Materiales Provincial, gracias a un convenio firmado en abril con el ministerio de Trabajo y Desarrollo Humano de la Provincia.


 Recién en el mes de julio último llegaron 61 mil pesos al distrito para la construcción de viviendas.


 "Nos han transferido más de 60 mil pesos para la edificación de seis unidades cáscaras y para la terminación de tres más.


 "La vivienda cáscara es la estructura de la vivienda, con todo el diseño, con el núcleo húmedo que es baño y cocina, dos dormitorios... y llega hasta ahí.


 "Luego, los adjudicatarios tienen que hacerles las divisiones", explicitó María Isabel Azcárate.


 Los beneficiarios serán de Casbas, ya que han tramitado esta posibilidad a través del Plan Familia Propietaria.


 Otra alternativa que el intendente Alberto Cordero ha venido gestionando es que el Instituto Provincial de la Vivienda entregue los fondos o se haga cargo de la construcción de 52 casas en el distrito.


 Entre otra iniciativa para elevar la construcción y disminuir el déficit habitacional la comuna entregó 58 boletos de compra- venta de terrenos.


 Los lotes llegan a costar hasta 1.800 pesos y se pagan en 60 cuotas de 30 pesos.


 Dentro del contexto distrital, no hay ninguna localidad que no sufra el problema de la falta de vivienda.


 "Si hacemos una proporción, las necesidades son iguales en todas las localidades. Más allá de si una tiene más o menos habitantes, la demanda, proporcionalmente, es igual", reflejó Azcárate.


 Un dato sorprendente es el porcentaje de terrenos baldíos dentro del núcleo urbano.


 Por ejemplo, en Guaminí hay 415 terrenos baldíos o vacantes sobre 1.715 espacios.


 Es decir, el 24 por ciento de los lotes de la ciudad están sin construcción alguna y en muchos casos en estado de abandono total.


 Hay muchos terrenos que adeudan impuestos por un valor mayor al costo del mismo. Inclusive, de algunos no se sabe si viven sus dueños o herederos.


 "El trámite legal para que la municipalidad se haga de un terreno es bastante complicado. En Garré, por citar un ejemplo, hay terrenos que son de los fundadores de esa localidad y ya no existen familiares.


 "Pero el trámite legal es igual dificultoso --justificó Azcárate--. Además, deben reunir las condiciones exigidas por el Instituto de la Vivienda".

Problemas con los terrenos




 En Guaminí se da la paradoja de que hay viviendas a punto de concluirse, aunque sólo faltan algunos detalles, y las obras están detenidas desde hace más de dos años.


 Esto sucede porque el Instituto de la Vivienda no está transfiriendo los fondos de las certificaciones que se han hecho debido a problemas con los terrenos donde están construidas las viviendas. Esto también sucede en Casbas.


 "En el caso de estas casas de Casbas los terrenos no están bien delimitados o no se sabe de quién son", continuó.


 "Parece increíble, pero viviendas que se gestionaron a través del municipio por intermedio del Instituto de la Vivienda Provincial se construyeron, casi en su totalidad, en terrenos que en algunos casos no se sabe a quién pertenecen", remarcó.


 "Esas cosas ocurren. Son inexplicables, pero ocurren. En Casbas nos pasó que la anterior administración (en alusión a la de Miguel Angel García Mérida, 1983/1999) había comprado un terreno que el 50 por ciento estaba inundado.


 "Después, la misma Provincia, para hacernos el loteo, nos exigía que ese terreno tenía que estar nivelado. Tuvimos que llevar una cantidad increíble de camiones de tierra para ese lugar", afirmó.


 Para Azcárate, esto no se debió a negligencia o a malas decisiones.


 "Si uno recorre Casbas encuentra muchos terrenos más céntricos, que ya tienen todos los servicios. Creo que ahí hubo algún tipo de `negociado'. Alguien salió beneficiado, no sé quién, pero no fue ni la municipalidad ni el pueblo", concluyó.


 Lo que sí se muestra como una confirmación es el crecimiento del índice de construcción privada.


 En Guaminí, se nota particularmente y en porcentaje mayor al del resto de las localidades.


 Hay 40 obras en construcción que han comenzado de cero.


 Si se tiene en cuenta el total de edificaciones, es un porcentaje de un 3,4 por ciento.


 Este índice, para el arquitecto Ignacio Durcudoy, es realmente muy alto.


 Esto no sólo se debe al déficit habitacional, sino que también para el profesional construir no es tan caro en estas localidades pequeñas. Según sus cálculos, el metro cuadrado cuesta unos 300 pesos y este número es inferior al de ciudades con mayor número de habitantes.

300. Pesos es el costo, en las localidades pequeños del distrito de Guaminí, del metro cuadrado de construcción.

Facundo Jáuregui/Agencia Guaminí