Dorreguense por adopción y premiado a nivel internacional La misión del salvar al gato andino
CORONEL DORREGO -- "El hombre ha mirado demasiado a sus intereses y se olvidó del resto de la naturaleza, quizás sin darse cuenta de que sin un mundo donde vivir, nada puede existir".
La frase, pronunciada por Mauro Lucherini, un biólogo italiano de 41 años que desde hace tiempo está radicado en esta ciudad, habla de las razones por las que varias especies de animales corren peligro de desaparecer.
Lucherini sabe de lo que habla.
Junto con otros cuatro colegas, entre ellos su mujer, la dorreguense María José Merino, integran un equipo de investigación de la Universidad Nacional del Sur que recientemente fue premiado, en el marco de un programa internacional, por la elaboración de un proyecto en favor de la conservación de los gatos andinos.
Se trata del premio Follow-Up Award de la empresa petrolera BP, que todos los años organiza un programa de estas características.
La entrega se realizó en el Museo Cultural de Nueva York (Estados Unidos).
En esta oportunidad, alcanzó una mayor relevancia debido a que se sumaron otras instituciones de conservación, que aumentaron el número y el monto de los premios.
Mauro comentó que hace dos años, el grupo que integra había participado en una iniciativa similar y también recibió una distinción, que si bien fue por un valor menor al actual, le permitió presentarse en 2003 para confirmar el trabajo hecho con anterioridad.
"El gato andino es una especie carnívora que vive exclusivamente en la región alto andina de Argentina, en Chile, Bolivia y Perú", comentó.
"Nuestra iniciativa es apoyar su conservación, pero a través de un enfoque diferente, en el que se deben involucrar las comunidades locales, que sería la parte más innovadora de la idea", acotó Lucherini, con su particular tonada que confirma su origen itálico.
Por el premio obtenido, este equipo de biólogos recibió un subsidio --por el lapso de tres años-- para llevar adelante la citada propuesta conservacionista.
"Nuestra intención es viajar a algunas de las áreas del país donde se ha confirmado la presencia del gato andino, como Jujuy, Salta y Catamarca, lo que ya es un logro.
"Allí trataremos de conseguir mayor información sobre la composición de la comunidad de carnívoros, tratar de entender si hay una buena cantidad de estos animales o si el resto de los carnívoros están ocupando su lugar", agregó.
Al mismo tiempo, dijo que se tratará de establecer un primer contacto con las comunidades de estos lugares, para interesarlos en trabajar en conjunto en favor de la conservación.
"Es la primera parte del proyecto, que durará aproximadamente un año y medio. En la segunda, nos concentraremos en uno de estos sitios, donde realmente se pretende llevar adelante la iniciativa, con la intención de formar un área protegida, que podría ser local o provincial", anticipó.
Trabajo e investigación. El reconocimiento internacional alcanzado por Lucherini y sus colegas no es producto de la casualidad, sino el resultado de un arduo trabajo que vienen realizando con esta especie desde 1998.
"Toda esa tarea sirvió para sentar las bases del proyecto y poder afirmar que lo que presentamos es lo mejor que se puede hacer hoy por el gato andino", reflexionó.
Mencionó que este ejemplar ha reconocido, tanto a nivel nacional como mundial, el status de peligro de extinción, y consideró que el principal inconveniente es el vacío informativo y hasta fotográfico que existe sobre la especie.
Por esa razón consideró fundamental la investigación de campo y la búsqueda de datos que se iniciará próximamente.
Consultado sobre los motivos que lo impulsó a volcar sus esfuerzos a la conservación del gato andino, respondió que en 1996 comenzó a trabajar en nuestro país con animales carnívoros, junto con otros biólogos argentinos que cumplen funciones en la UNS.
"Un poco lo hicimos porque compartíamos esta pasión por los carnívoros, pero además porque estos ejemplares pueden ser muy útiles para la conservación, ya que permiten, mediante la preservación de una única especie, evitar la extinción de muchas otras", amplió.
Dijo que a partir de la inclinación por los carnívoros eligieron el gato andino por considerarlo como la especie más necesitada de estudios y proyectos.
"Paralelamente --añadió-- también trabajamos en la región del pastizal pampeano con los carnívoros de esa zona".
Un gran esfuerzo grupal
Además de Claudio Lucherini y de su señora, María José Merino ("tiene un papel fundamental porque es docente de Biología y se encargó de la parte educativa del proyecto", dijo), los otros tres integrantes del equipo son el bahiense Diego Birochio y los neuquinos Lucía Soler y Estela Luengos Vidal.
"Sinceramente, no esperábamos este premio, porque había mucha competencia. El programa de la BP está dirigido a todo el mundo, y se presentaron más de 300 propuestas", admitió Mauro.
Comentó que resultó muy gratificante sentir que el trabajo que se lleva a cabo en ese nivel, es reconocido.
Más allá de la desaprensión de muchos humanos con el resto de los seres vivos, Lucherini consideró que esa tendencia se está revirtiendo en los últimos años, en el mundo.
"Esa toma de conciencia tiene que llegar a las personas que tienen poder de decisión. Es muy importante, por ejemplo, que una empresa como la BP apoye proyectos de conservación", reconoció.
De Milán a la Argentina
Mauro Lucherini nació en Milán. Se recibió de biólogo en 1987 y logró el doctorado en 1993.
Un año antes, comenzó a visitar nuestro país, participando de expediciones organizadas, en forma conjunta, por una universidad italiana y otras de nuestro país.
"Allí surgió el interés común por llevar adelante una colaboración. Cuando terminé mi doctorado, tuve la oportunidad de obtener un contrato de la Comisión de Investigación Científica de la Provincia de Buenos Aires, que me permitió venir a esta zona y empezar a trabajar con este grupo de profesionales", recordó.
Según dijo, su idea era colaborar con la Argentina en el tema de la conservación de la fauna.
"Espero que el hecho de que investigadores argentinos hayan sido premiados para desarrollar un proyecto de conservación en el país ayude a que crezca el interés y la concientización", se esperanzó.
Mauro llegó a la Argentina por un año.
Sin embargo, los amigos que aquí fue cosechando y --sobre todo-- el hecho de conocer a su mujer (se casaron el año pasado) fueron razones determinantes para elegir permanecer.
Confesó que la adaptación no costó demasiado, debido a que italianos y argentinos tienen mucho en común.
"Tal vez lo más difícil fue acostumbrarme a un país donde cada paso que uno pretende dar es complicado; pero esos problemas hay que superarlos con métodos que quizás no sean convencionales", admitió.
De todos modos, opinó que este país tiene todas las potencialidades y excelentes recursos naturales y humanos para aprovechar.
"Hay mucho por hacer", advirtió.
"Esperemos que con el nuevo presidente (Néstor Kirchner) mejoren las cosas, que en los últimos años estuvieron bastante complicadas para todos los ciudadanos, en general, y para los investigadores y la conservación, en particular", reflexionó.
"¿Coronel Dorrego? Nosotros estamos trabajando en el campo y este distrito vive de él.
"Viene de padecer años sumamente difíciles. Es una ciudad tranquila, donde uno se puede refugiar, algo que a veces no se valora lo suficiente", definió.
La experiencia argentina no es la única que Mauro vivió en el extranjero, ya que permaneció un año en Canadá, merced a una beca que obtuvo de la Universidad de Milán.
Allí, no obstante, desarrolló iniciativas muy distintas.
Las alternativas profesionales futuras de este amable biólogo italiano dependerán, en gran medida, del resultado del proyecto de los gatos andinos.
"De todos modos --aclaró--, tenemos algunas propuestas, como la de hacer un pequeño centro de investigación en la Puna, razón por la cual estamos haciendo contactos con varias organizaciones del exterior interesadas en la conservación de la fauna, ya que sin apoyo internacional es imposible".
¿Qué se sabe del gato andino?
A
¿Cómo es?
Pesa de tres a seis kilogramos y es uno de los más atractivos de todos los gatos silvestres.
De pelaje grisáceo, es el único en su especie con rayas. Estas son negras, de hasta cinco centímetros de largo en la espalda.
Tiene piernas robustas con patas anchas.
Su cola es dos tercios el largo de su cuerpo; tiene de cinco a ocho anillos oscuros y la punta es negra.
En la noche la usa como abrigo, enroscándola alrededor de su cuerpo.
B
¿Dónde habita?
Este gato se encuentra en las alturas de la Cordillera de los Andes.
Ha sido visto solamente en la zona rocosa árida y semi-árida, más allá de la zona forestal a una altitud de cuatro mil metros sobre el nivel del mar.
Su distribución mundial es muy reducida, extendiéndose desde las provincias argentinas de Tucumán, Catamarca y Salta, hasta una pequeña porción del norte chileno, Bolivia y Perú.
C
¿Qué come?
Este carnívoro caza chinchillas durante la noche y vizcachas de la montaña durante el día.
Pájaros, reptiles y otros roedores pequeños también son presas diarias.
D
¿Qué costumbres tiene?
Buena habilidad para esconderse en zonas rocosas y de vegetación.
E
¿Amenazas?
Al ser un cazador de chinchillas y vizcachas, la extinción de estos roedores llegaría a tener efectos desastrosos en su especie.
Además, es cazado por los pobladores de la puna, por su piel, que se usa en ceremonias tradicionales y para proteger a los animales domésticos de su predación.
Debido a su escasa población, los estudiosos desconocen cuántas crías tiene al año.
(GRISADO)
Un especial mano a mano
Cuando el tiempo y las circunstancias lo permiten, Mauro mantiene charlas con el zoólogo dorreguense Claudio Sillero, quien cobró notoriedad pública, en 1998, al recibir el premio Whithley Award, otorgado por la prestigiosa Royal Geographical Society inglesa, por haber salvado de la extinción a los lobos de Etiopía.
"Hablamos y tratamos de compartir cosas vinculadas a nuestra profesión y aspectos vinculados con la conservación en todo el mundo. Trabajamos en temas muy parecidos y es una linda casualidad que yo esté viviendo en el pueblo de donde él salió", acotó.
Pablo Marcó