Sospechoso contra las cuerdas
A partir del positivo saldo de una rueda de reconocimiento, la fiscalía 1 solicitaría la semana venidera que se dicte la prisión preventiva al único detenido por el homicidio de José Benjamín Ríos (79), consumado el jueves de la semana pasada en Médanos, confirmó ayer un vocero allegado al proceso.
El sospechoso es Marcos Ariel Figueroa (19), quien vive en Azcuénaga y Pochelú, de esa ciudad.
Según trascendió, Figueroa participó de un reconocimiento en rueda de personas, diligencia donde habría sido sindicado por el taxista que lo llevó en su vehículo trasladando objetos robados de la casa de la víctima, sita en Lavalle y Malvinas Argentinas.
El joven está acusado de homicidio calificado y, entre otras pruebas reunidas, se le habrían hallado prendas de vestir con manchas hemáticas, aguardándose el resultado de las pericias para determinar si coinciden con el grupo sanguíneo de Ríos.
Además, se le secuestraron un televisor y una garrafa propiedad del occiso, según los reconoció un hermano de la víctima.
El comisario Juan Manuel Caruso, jefe de la seccional Primera de Villarino, con sede en Médanos, había comentado a "La Nueva Provincia" que durante la requisa del inmueble, ubicado en Bustamante 570, también se hallaron un revólver calibre 22 largo, varios proyectiles, una riñonera, un cuchillo con vaina, créditos del Club del Trueque, un estabilizador de tensión, una radio, cinco canillas, una llave de paso de agua y otros objetos de grifería, aparentemente sustraídos del domicilio de Ríos.
Como se informó en anteriores ediciones, el crimen fue descubierto cuando los Bomberos Voluntarios de Médanos acudieron a la casa de Ríos para combatir un incendio e, inesperadamente, se toparon con el cuerpo del único morador de la finca.
En principio se pensó que el hombre se había desvanecido por efectos del humo, aunque después, al sacarlo del inmueble, se constató su fallecimiento y un profundo corte sobre la región derecha del cráneo, al parecer provocado por un hacha que apareció en el lugar.
Se estima que los asesinos iniciaron el fuego para ocultar los rastros del crimen.