Una mejoría motivada en buenas perspectivas para el agro
VILLA IRIS (A) --Una nueva relación de precios para el sector agropecuario y la culminación de largos períodos de sequía que propiciaron otra realidad para el campo son dos razones que contribuyeron al crecimiento del pueblo.
"Este se vive también en la municipalidad, con el incremento de la recaudación, que permite volcar en Villa Iris mayor cantidad de recursos", afirmó Horacio López, intendente de Puan.
Al hablar de las características de este pueblo, que hoy cumple 103 años, el jefe comunal expresó que Villa Iris se parece a los árboles.
"Cuanto más al sur se vive, se padece más el frío y los vientos son más fuertes. Eso hace que los habitantes sean más aguerridos, resistentes, convencidos de la eficacia de sus ideas y dispuestos a pelear por ellas", reflexionó.
"Además, el villaerense tiene muy arraigada la idea de responsabilidad, lo cual hace que se responda bien ante las obligaciones contrarias; es gente muy franca que dice lo que piensa, sin especulaciones", agregó.
Tras asegurar que a lo largo de sus tres años de gestión hizo grandes esfuerzos para que la distribución de los recursos llegue en igual proporción a todos los pueblos del distrito, López manifestó que el hecho de que Villa Iris esté al sur del distrito, en parte lo perjudica.
"Por su idiosincrasia, la gente mira hacia el centro de la provincia o hacia el puerto, en busca de soluciones, lo que también ocurre en el distrito de Puan. Esto hace que Villa Iris tenga que gritar más fuerte para que las autoridades de turno lo escuchen", aclaró.
Consideró poco factible la autonomía del sur del distrito porque ninguna de las localidades que lo componen se autoabastece con lo que genera.
De todas maneras, el jefe comunal tiene esperanzas en el futuro de estos pueblos pequeños.
"Espero estar preparado para absorber al cupo de gente que se viene. Notamos que cada vez hay más demanda de viviendas de vecinos, cansados de vivir en los lugares densamente poblados", reflexionó.
"Me parece que este proceso de concentración de población que tuvo la Argentina durante décadas, lentamente comienza a revertirse", agregó.
Por último López manifestó sus deseos de que se puedan seguir manteniendo y consolidando los valores que son innatos del habitante de Villa Iris y asumió el compromiso de seguir trabajando junto a la gente.
Para el delegado, el panorama es alentador
El delegado municipal, Alfredo Alonso de Armiño, está convencido de que, para lograr avances, es necesaria la lucha en conjunto de todos los habitantes.
La realidad del pueblo, según sostuvo, no difiere demasiado a la del resto del país.
"Si mejora el campo, que es el eje del desarrollo de los pueblos como éste, el movimiento es otro", opinó.
En la región se nota el cambio por el precio que tienen los cereales y vacunos. Si a esto se agrega la mejoría que experimentó el municipio de Puan, el panorama es muy alentador, con grandes expectativas respecto del futuro.
El delegado, que hace 18 meses que está en el cargo --ingresó en noviembre de 2001 cuando se vivía una de las peores crisis del país-- aseguró que fue uno de los desafíos más importantes de su vida.
La falta de fuentes de trabajo reales es una de la problemáticas que se le presentan con más asiduidad.
"Las que hay son muy limitadas y se van satisfaciendo en tiempo y forma", afirmó el funcionario.
En cuanto a obras públicas, hizo mención a la próxima construcción de ocho cuadras de cordón cuneta, dos de asfalto y una casilla de bromatología a la entrada del pueblo, entre otras.
También aseguró atender y escuchar a todos los vecinos por igual, sin hacer discriminación, y tratando de dar solución a las demandas.
Dijo que cuenta con el apoyo de su familia y del intendente Horacio López, quien le brinda --apuntó-- toda su confianza y seguridad en el trabajo.
"Es necesario que el funcionario conozca el partido de Puan, sus diferentes pueblos y la gran extensión de caminos, especialmente los que corresponden a Villa Iris", agregó.
Pensando en el futuro, y a pesar de sentirse muy cómodo en el cargo, el delegado manifestó desear una depuración más acentuada de políticos, que dejen lugar a otras generaciones.
"Si esto se concretara en un futuro no muy lejano, me gustaría ser candidato a intendente del distrito de Puan", confesó.
Por último expresó su especial agradecimiento a la población por el esfuerzo y compromiso puestos al servicio de la localidad.
"Los que llevamos sangre villaerense, no permitiremos que vengan a oscurecer nuestro pasado, presente y futuro", concluyó.
Delegados
Los nombres de algunos delegados municipales que ejercieron a lo largo de 103 años son: Roberto Vanoli, Julio Nucci, Benjamín Prieto, Eduardo Del Rieuve, Domingo Arens, Ruperto Soberon, Miguel Picabea, Antonio Gili, Julio Delbes y Adalberto Malán. También Néstor Juan Boscardín, Nora Elene Ponce de León, Néstor Decio Pontet, Fermín Santos Carballo, Héctor Omar Manchado, Teodoro Knell, Carlos Alberto Gamba, Néstor Juan Chialva y el actual, Alfredo Alonso de Armiño.
La semilla de los inmigrantes
Se dice que no hay buena cosecha si la semilla utilizada en la siembra no es la adecuada.
Y fue buena la semilla que los inmigrantes trajeron a estas tierras, ubicadas justo en el límite en que se encontraban las tribus del cacique Catriel y la tribu de Pincén, punto culminante de operaciones militares y posteriormente comerciales, en el este de La Pampa y oeste de la Provincia de Buenos Aires.
Allí nació esta población que lleva por nombre Villa Iris, cuya piedra fundamental fue colocada un 27 de mayo de 1900, siendo su fundador un joven alemán llamado Hugo Stroeder.
Fue en 1892 cuando el gobierno de la Provincia de Buenos Aires cedió a la Nación los derechos a la venta de tierras, a fin de poder solventar algunos de los gastos ocasionados en las campañas al desierto.
Parte de esas extensiones --unas 600 hectáreas-- son las que adquirió Hugo Stroeder en su afán colonizador.
Caracterizaba a la región un suelo ondulado con vegetación de pastos blandos gris verdosos y algo de alfalfa.
Mientras, bajo una capa de tierra vegetal amarillenta se encontraba la tosca, azulada, blanca y muy dura, que dificultaba los trabajos de excavación de pozos.
La prosperidad de sus tierras estaba relacionada con la cantidad de lluvia caída en épocas apropiadas, no obstante las inclemencias originadas por factores climáticos un tanto adversos, como fuertes vientos y mucho frío.
En este marco comenzó a desarrollarse la vida de los primeros pobladores, distribuidos en tres o cuatro casas, y una casilla de madera que hacía las veces de estación de ferrocarril.
A medida que el tiempo transcurría, la realidad fue cambiando. La fuerza, la tenacidad y la fe de sus habitantes los movilizó a luchar en procura de lograr su ideal.
Primero fue la mecanización de las herramientas para labrar la tierra, después sus ganas por cultivar el espíritu los llevaron a propiciar diferentes alternativas educativas y culturales.
La salud encontró en Carlos Antollini respuesta a distintas demandas. Fue boticario y médico al mismo tiempo, radicándose en la localidad con su título profesional en 1901.
Otros lo sucedieron, hasta que, en 1943, se fundó el actual Hospital Municipal que vino a constituirse en el único efector de salud al servicio de la población.
Nombres como Felipe Di Franceso, en su condición de primer farolero; Rubén Claverie, como primer encargado de recibir y despachar la correspondencia; Manuel Cardó como primer jefe de la subcomisaría; Emilio Cuevas Flores, encargado de hacer los hoyos para colocar las primeras plantas de la plaza, y Cristóbal Walewein, como el hombre que plantó el primer gualeguay de la localidad, fueron algunos de los personajes de Villa Iris que hicieron historia.
A 103 años de esa gesta se siguen viendo los frutos de la vieja siembra. La misma sangre del inmigrante continúa corriendo por las venas de cada uno de sus habitantes que, en el afán de avanzar, luchan codo a codo.