Villa Mitre y un monólogo en el complemento que le permite acariciar la Copa Challenger
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Con mucha autoridad y solvencia, anoche Villa Mitre dio un paso trascendental en su recorrido hacia el título de la primera división del básquetbol local. El mismo que, también, desencadenaría en la posesión de la Copa Challenger, la cual le es otorgada de parte de la Asociación Bahiense a aquella entidad que se consagre campeón por tres veces consecutivas o cinco alternadas.
El tricolor dio cuenta de Liniers por 80 a 64 en el Osvaldo Casanova, donde el chivo ejerció su localía, pese a que no se registró un gran marco de público.
Durante el primer tramo del segundo juego final de la serie programada al mejor de cinco, Liniers fue levemente superior a su oponente.
De todos modos, nunca logró despegarse en demasía, más allá de las 3-3 bombas de Matute Martínez y de la única de la noche de Gonzalo Martínez que lo alejó por 19-14, a 1m42s de cerrarse el 1ºC.
En lo sucesivo, el huésped halló soluciones en varias manos, igualando en 21.
Promediando el lapso siguiente, resultó productiva la aparición de Julián Marinsalta, aportando mucho adelante (1-1 t3 y 2-3 t2), para que Liniers volviera a tomar una pequeña luz a favor (32-28).
No obstante, Villa Mitre se robusteció atrás y lo capitalizó en ofensiva vía Sebastián Acosta (2-2 t2 y 2-2 t1) más el sacrificio de Ramiro Heinrich en la pintura (3-5 t2), logrando revertir el trámite y yéndose arriba 36-33.
El desarrollo del pleito mantuvo la misma tónica hasta la recta final del 3ºC.
A partir de allí, los villamitrenses monopolizaron la escena.
Es que ya se imponían en actitud e intensidad, pero les faltaba trasladarlo en el tablero electrónico.
Así, sucedió que teniendo un abanico de gol variado y altísima eficacia en la línea de libres (finalizó con 86,9%), se adjudicaron la mayor distancia hasta allí: 53-43, a 2m02s de liquidarse el 3ºC.
Algo ya se olía. Liniers no supo ni tuvo cómo asustar a su rival, más allá de recortar a 58-64, en 3m20s del 4ºC.
En lo sucesivo, prácticamente podría citarse que Villa Mitre colocó el piloto automático hasta la recta final. Su ventaja osciló entre las 8 y 16 unidades. Porque Diomedi apareció para castigar y Renzi y Bollo se prendieron en todas.
Su buen trabajo global, cumpliendo con el combo buena contracción defensiva+diversidad en ataque, llevó a que Villa Mitre tuviera un cierre sereno.
Lo suyo fue prácticamente un monólogo durante el segundo período, ese que obtuvo por 42-27. Y ahora, claro, ¿quién le quita la ilusión? Ya acaricia la Copa Challenger y el miércoles podría desatar la fiesta en el José Martínez.