Villa Mitre se quedó con el primero

Redacción de La Nueva.

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Un iluminado resultó aquél profesor de educación física llamado James Naismith cuando, un día como ayer, de 1891, decidió crear una actividad física para poder practicar en lugares cerrados. Hoy, a 124 años, no quedan dudas de lo apasionante que es el básquetbol, y si se trata de una final como comenzaron anoche Villa Mitre y Liniers, aún más. El tricolor ganó 93 a 89, pasando por todos los estados de ánimos, aunque dejando la última imagen de un equipo con mucha personalidad.

Les costó a los dos sacarse la carga del juego inicial. En 3 minutos estaban 2-0 y la visita tardó 3m40 en anotar. A esta altura, además de los pocos puntos, el albinegro sufría secuelas de las faltas: afuera Goenaga con 2 y el tricolor, con el correr de los minutos, sacaba rédito de una defensa cajón con Berdini siguiendo a Gonza Martínez. Claro que el resto tuvo mucho que ver para defender el balón y acompañar en los cortes.

Afianzado atrás, el local ganó en confianza adelante, clavó 3-5 en triples (2 Berdini), al tiempo que Heinrich y Renzi complicaron cerca del cesto. La salida de Berdini y Heinrich debilitó al local, mientras Gonza Martínez, Matute y Starc preocuparon adelante: 21-21.

Manteniendo la defensa, Villa Mitre -con diferentes actores- sacó de circuito a Martínez y el resto no resolvió. Encima, con su oficio Pineda tomó excelentes decisiones, anotó 9 puntos y Renzi se prendió en todas. Parcial de 11-0 y 8 arriba. Enfrente, Pizzo buscó la huella, convirtió todos los tiros de cancha visitantes del segundo cuarto y 15 de los 17 de su equipo.

Un parcial de 15-5, más una zona que incomodó a la Villa, con Dottori en primera línea recuperando y corriendo (11 puntos), fortaleció al Chivo, que recuperó a Gonza Martínez y sacó 9.

A Liniers se lo veía fuerte, en un trámite cargado de tensión. Y estaba 7 arriba cuando salió Pizzo (6 minutos). No importó. Siguió atacando y sacando faltas, Matute clavó 2 triples. Con el pecho inflado sacó 11 (66-77), con 5m05. Fue la máxima. A partir de ahí, con Heinrich abajo, Berdini anotando un triple, Pineda sumando, Diomedi convirtiendo otra bomba y dos triplazos seguidos de Acosta se dio vuelta el trámite y ventaja de 4 local, con 36 segundos. Ya nada fue igual... El historial de las cinco finales entre ambos indica que quien gana el primero sale campeón. Hoy festeja Villa Mitre. Para completar, necesita ganar otros dos...

Sebastián Acosta: "Ganarlo de esta manera, nos fortalece más"

No venía teniendo una buena noche pero apareció cuando su equipo más lo necesitaba. Sebastián Acosta tomó la lanza y, con dos triples increíbles –por la incomodidad y la rapidez con la que los armó-, fue el encargado de comenzar a sellar el primer punto.

"No sé cómo entraron. Tuve una noche malísima pero mis compañeros me la siguieron dando. Saben que me gusta tomar los tiros del final y me dan confianza, tanto ellos como el cuerpo técnico. Tuvimos fe, la metimos y acá estamos. Con el primer partido adentro", comenzó el "9" tricolor.

"Nos conocemos mucho, adentro la cancha es una batalla y pienso que nosotros no la tomamos como tal porque empezamos muy dubitativos, fríos. Sobre el final pusimos lo que teníamos que poner y nos llevamos un partido sumamente importante.

--¿La merma del 3ºC tiene algo que ver con el desgaste?

--No lo podemos poner como excusa. Nosotros nos complicamos, tuvimos un partido torcido. Les dimos muchos puntos fáciles. Recién cuando cuidamos un poco más las pelotas y nos hicimos fuerte atrás, mejoramos. Somos un grupo que suele aferrarse a las pequeñas cosas. Hoy (por ayer) nos salieron dos o tres y eso determinó el final.

"Siempre es importante ganar el primero, pero ganarlo así nos fortalece muchísimo. Porque nos hace saber que no podemos repetir un juego tan malo y, además, nos acerca un poco más al objetivo. Vamos a Estudiantes con más tranquilidad", cerró.

Gonzalo Martínez: “Nos vamos con la sensación de que no son ningún cuco”

Voz visitante. El operativo de desalojo no permitió que la prensa tome contacto con los jugadores de Liniers. No obstante, Gonzalo Martínez se prestó amablemente, teléfono de por medio, para dar su punto de vista. “Sufrimos desconcentraciones que no podemos tener ante un equipo con tiradores que te lo hacen pagar. Metieron un poco cada uno”, manifestó.

Sabor agridulce. “Me fui frustrado pero tranquilo. Le metimos una intensidad tremenda y creo que les podemos ganar. Nos vamos con la sensación de que Villa Mitre no es ningún cuco", aclaró.

La presión. "Jugarlo en la cancha de ellos a mí, personalmente, no me influye. Al arbitraje puede ser. No creo que hayan tenido un mal arbitraje, pero tuvieron fallos importantes. Se equivocaron”, criticó.

Mordidita. “Después que le hice foul me quedó la mano trabada y me mordió. Me miraba el brazo y no lo podía creer, todavía tengo la marca. Está loco el pibe ese”, disparó Javier Bollo, haciendo alusión a la mordida en el brazo derecho que le dio Matías Martínez en el tercer cuarto. “Lo voy a llevar a vacunar contra la rabia”, dijo su protectora mamá fuera del gimnasio.

El dinero no es todo. “Creo que no hay mucha menos gente que en los primeros puntos que se jugaron en el Casanova. Refaccionamos la cancha y nos parecía una picardía que la gente que colaboró tenga que ir a Estudiantes. No importa perder o no perder plata, creo que el tercer partido la cancha va a explotar”, manifestó el directivo Ariel Apilli.