Bahía Blanca | Sabado, 04 de mayo

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Adiós al gran cuentista Isidoro Blaisten

"Blaisten pertenece a esa casta de cuentistas del absurdo que, entre dos carcajadas o dos escalofríos, nos hacen comprender todos los matices del espectro de la vida", señaló hace un tiempo la crítica de "Le Nouvel Observateur" de París. En sus relatos, la realidad se ve exacerbada, distorsionada, de tal modo que la fantasía y el absurdo se filtran por las rendijas de la vida cotidiana: hay algo en sus cuentos del expresionismo de Roberto Arlt y de la creatividad lúdica de Julio Cortázar, integrados en un estilo muy personal en el que predominan su peculiar tratamiento del lenguaje, su inventiva verbal y su ácido e inconfundible humor.


 BUENOS AIRES (Télam) -- "Blaisten pertenece a esa casta de cuentistas del absurdo que, entre dos carcajadas o dos escalofríos, nos hacen comprender todos los matices del espectro de la vida", señaló hace un tiempo la crítica de "Le Nouvel Observateur" de París.


 En sus relatos, la realidad se ve exacerbada, distorsionada, de tal modo que la fantasía y el absurdo se filtran por las rendijas de la vida cotidiana: hay algo en sus cuentos del expresionismo de Roberto Arlt y de la creatividad lúdica de Julio Cortázar, integrados en un estilo muy personal en el que predominan su peculiar tratamiento del lenguaje, su inventiva verbal y su ácido e inconfundible humor.


 La obra de Blaisten está en sintonía generacional con la de otros grandes cuentistas como Abelardo Castillo, Humberto Costantini, Conrado Nalé Roxlo y Abelardo Arias.


 Su calidad literaria y su capacidad para la reflexión fueron reconocidas por autores de prestigio internacional, como el novelista chileno José Donoso, quien lo definió como uno de los más importantes narradores argentinos de su tiempo.


 Nacido en Concordia en 1933, fue redactor publicitario, periodista, librero y fotógrafo, hasta que en 1965 debutó en la literatura con un libro de poemas, Sucedió en la lluvia, distinguido por el Fondo Nacional de las Artes.


 Cuatro años después apareció su primer libro de cuentos, La felicidad, al que siguieron en 1972 fue La salvación y, en 1974 El Mago, merecedor del Premio Municipal de Narrativa en la ciudad de Buenos Aires.


 En 1980, Blaisten escribió Dublín al Sur, una de sus obras más emblemáticas; en 1982 salió Cuentos anteriores y en 1983 publicó Anticonferencias, donde con humor y lirismo proponía crear un género literario nuevo, entre el ensayo y la narrativa.


 Hacia 1985 salió A mí nunca me dejaban hablar y en 1986, Carroza y reina, que en 1992 le cedió la posta a un libro de ensayos: Cuando éramos felices y en 1995 a otro libro de cuentos: Al acecho.


 "A lo mejor escribir no sea más que una de las formas de organizar la locura -escribió en la contratapa de "Cerrado por melancolía" (1982)-. Este libro no es más que una forma de organización o entendimiento (para el caso es lo mismo) de mi historia personal. Creo que si pudiera escribir cinco
cuentos perfectos mi vida estaría justificada".



 Blaisten, que hace pocos días había publicado su primera novela, "Voces en la noche", es recordado por sus pares como un hombre que rechazaba la solemnidad en todos los planos de la vida y que hizo del humor su mejor recurso.


 La mejor forma de despedir a Blaisten --cuyo sepelio se realizará recién mañana, en el Cementerio de la Chacarita-- se esconde posiblemente en su propia obra y en una de sus frases más célebres: "Creo que sólo la ausencia puede nombrar a la ausencia".