Kovarsky: “El campo empieza a ser valorado, pero no damos cheques en blanco”
El presidente de Carbap ponderó algunas decisiones del Gobierno nacional, aunque aclaró: “Seguiremos insistiendo sobre la urgente necesidad de reducir impuestos y simplificar la vida de quienes trabajan”.
Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
“Después de aproximadamente 30 años de maltrato y agravios, que nos pongan en contra de la sociedad, de haber sufrido todo tipo de trabas, burocracias y hasta cierre de exportaciones, apreciamos este cambio de época a nivel nacional”.
Para el Méd. Vet. Ignacio Kovarsky, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), las medidas adoptadas desde diciembre de 2023 han sido sustantivas y no pasan desapercibidas para el sector más dinámico y productivo de la Argentina.
“Nos valoran, nos ponen en el escenario mundial y nos dicen que continuarán bajando impuestos en la medida que se pueda. Sin embargo, aclaro: no damos cheques en blanco y seguiremos insistiendo todos los días, y en los tres niveles del Estado, sobre la urgente necesidad de reducir impuestos y simplificar la vida de quienes desean trabajar”, añadió el productor tambero de Trenque Lauquen, ciudad situada a 328 kilómetros de Bahía Blanca.
En diálogo con este medio en ocasión de una visita a la ciudad, Kovarsky amplió la mirada respecto de dos temas puntuales que movilizan a la dirigencia gremial: los impuestos al sector (y su destino) y la realización de obras clave para favorecer el desarrollo de la producción agropecuaria.
—¿Desde la dirigencia gremial tienen precisiones sobre el destino de los impuestos que pagan?
—No, claro que no. No se sabe dónde termina el dinero de muchos impuestos que son distorsivos, entre ellos de los derechos de exportación (DEX). Aunque existe un fondo hídrico que debería utilizarse para obras afines, cuesta que se ejecute. En el caso de las tasas municipales, solo el 50 % se destina a caminos, mientras que el resto se desvía a rentas generales, hospitales, cultura o educación. Esto es algo que lamentablemente se repite en la generalidad del Estado argentino, ya sea Municipio, Provincia o Nación. La prueba es que, por años, no se hicieron las obras de fondo necesarias para evitar las inundaciones”.
—Justamente, ¿cuál es el panorama en el centro bonaerense?
—Los fondos que figuran ahora como presupuesto de la provincia de Buenos Aires para infraestructura y obras del Salado son solo unos pocos millones de dólares cuando lo recaudado es muchísimo más. De ahí nuestro reclamo.
“Respecto de lo productivo, la situación es complicada porque llevamos nueve meses de una situación muy difícil. En los lugares más altos se está evaluando alguna recuperación, ya que ayudan los días de sol. Sin embargo, en las zonas con mucha agua no veremos mejoras hasta fines de enero, en el mejor de los casos. Es una situación de día a día y siempre se depende de clima. O que no llueva”.
—¿Qué han perdido los productores con la inundación?
—Absolutamente de todo. Algunos tuvieron que dejar el campo y otros lograron sacar las vacas o cerrar los tambos; es una situación lapidaria. Además, perdieron la siembra fina o no pudieron sembrarla. Hay productores que después de seis meses no pueden ingresar, por lo que no hicieron ni fina ni gruesa. Los contratistas que tenían cuotas pendientes de pago por maquinarias también están en una situación compleja por la falta de trabajo, lo que complica la cadena de pago. Lo cierto es que muchos han perdido hasta su modo de vida.
—¿Cómo lograrán recuperarse?
—Depende de la espalda (sic) económica. Como decía, quien cerró el tambo no lo abre nunca más y aquel que pudo mover sus vacas a otro distrito, o al campo del vecino y que estaba capitalizado, tendrá que esperar a que el agua baje. En el caso del agricultor la recuperación depende de cuánto perdió, de cuánto se endeudó y en qué medida lo acompañan los bancos y los proveedores de insumos. La recuperación depende de muchos factores individuales.
—Más allá de las condiciones climáticas, ¿cuál es la prioridad en cuanto a obras que se deberían llevar a cabo?
—En primer lugar, los municipios son los principales responsables por no tener caminos, ni alcantarillas limpias ni dar acceso a las escuelas y a los pueblos rurales. Esto es lo primero que se debe revisar, ya que para eso se cobra una tasa vial. Desafortunadamente, durante años, la tasa se destinó a cualquier otra cosa. Hay que retomar esa senda y que las comunas sinceren sus números para que las rurales puedan colaborar en una mejor gestión de los caminos para, además, sacar la producción en condiciones adecuadas.
“Luego, la Provincia tiene que avanzar con el Plan Maestro Integral para la cuenca del Río Salado, el cual se suponía que debía terminarse en 2015 y que está a mitad de camino. Finalmente, la Nación debe monitorear y colaborar en lo que le corresponde a cada tramo de ese trabajo, ya que la mayoría de nuestros impuestos se dirigen a ese nivel”.
—¿Cuál es el tipo de gestión que realizan desde el punto de vista gremial?
—Acompañamos a las rurales para que puedan dialogar con los municipios donde la gestión se traba. Le pedimos ayuda, incluso, a dirigentes de Provincia para dialogar con algún intendente. Nuestro objetivo es gestionar para que la vida del productor sea más fácil, que tenga menos trámites, que pueda trabajar en paz y que se bajen los impuestos.
“A nivel nacional, a través de Carbap y CRA (Confederaciones Rurales Argentinas) tenemos una línea fluida con el secretario de Agricultura (de la Nación, Sergio Iraeta), subsecretarios y con varios ministros, entre ellos (Federico) Sturzenegger. Buscamos por todos los medios que, poco a poco, aparezcan esas políticas primarias que el sector necesita”.
—Al margen del diálogo, ¿tienen expectativas de obtener respuestas concretas?
—Sí, las respuestas van apareciendo, aunque llegan tarde y no con la premura o fuerza que uno desearía. Por ejemplo, la ayuda para las inundaciones está arribando, aunque con meses de retraso. Está claro que no podemos resignarnos a reclamar ni a gestionar, porque si no no estaríamos cumpliendo nuestra función.
—¿Cuál es la relación de Carbap con cada una de las 114 asociaciones y sociedades rurales afiliadas?
—Totalmente estrecha. Acompañamos gestiones y estamos al tanto de lo que hacen con los municipios, especialmente aquellas complicadas con las cuestiones viales. El trato es mano a mano, tanto en el campo como en las mesas de decisiones, lo que le otorga a Carbap una importante territorialidad.
—¿Está el respaldo de la Mesa de Enlace?
—La Mesa de Enlace tiene otras responsabilidades y estrategia propia y Carbap, a través de CRA, intenta influir en esa dinámica. Dado que son cuatro entidades con intereses distintos (NdR: Sociedad Rural Argentina, Federación Agraria Argentina y Coninagro, además), deben definir una estrategia conjunta con la gestión nacional. En la MdE respetan la institucionalidad y por eso entienden que trabajar a través de CRA es la manera correcta.
—¿En los Ateneos Carbap están los futuros dirigentes del gremialismo agropecuario?
—Estoy convencido de que no solo son el futuro, sino también el presente. Yo mismo me formé allí y ya se ven expresidentes de Ateneos ocupando responsabilidades, como es el caso de la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Bahía Blanca, que en la mesa chica tiene a directivos que fueron titulares de Ateneos Carbap.
“Incluso, la juventud fue la que le pegó un volantazo a este país al elegir un presidente distinto; quiero decir, ellos ya son protagonistas”.
—¿Cuál es la relación con la AGA?
—La mejor. La consideramos una entidad que siempre ha sido uno de los pilares de donde han salido y siguen saliendo grandes dirigentes. Y hoy es un faro por haberle dado espacio relevante a los ateneístas. El hecho de que el presidente (por Braian Robert) y el tesorero (por Juan Abraham) sean jóvenes de menos de 35 años con anterior paso por la presidencia del Ateneo Carbap es algo fantástico. Lo ideal es que otras rurales sigan este ejemplo, también por la ocupación territorial en la Bolsa de Cereales, en el Consorcio de Gestión del Puerto (CGPBB) y en las zonales. Además de Bahía Blanca, en otros lugares como General Villegas o Trenque Lauquen, también les dan espacio a la juventud y evolucionan de esta manera.
—¿Aplican inteligencia artificial respecto de la dirigencia gremial agropecuaria?
—Se han realizado algunos ejercicios, especialmente para obtener información de manera rápida. Pero aún no hay protocolos sobre IA y es algo que probablemente se irá desarrollando.
“No somos malos por trabajar la tierra”
—¿Cómo crees que la sociedad observa a los dirigentes agropecuarios?
—Con desconocimiento. No juzgo a la gente, ya que tuvieron 20 años de un gobierno que les llenó la cabeza de que somos una porquería (sic). Para contrarrestar esto, hay que comunicar mejor, explicar que no tenemos la culpa y que no somos malos por trabajar la tierra. En otros países, la gente está orgullosa de sus agricultores. La relación con el campo puede mejorar si se explica bien lo que hacemos, porque muchos de los preconceptos se deben a la ignorancia y a que la gente se deja llevar por relatos mentirosos.
—¿Están trabajando en este tema?
—Claro que sí. Implementamos una comunicación que cuenta historias y que muestra el lugar donde se trabaja. Incluso, llevamos a dirigentes políticos al campo para explicarles y contarles lo que hacemos, porque muchos que toman decisiones a nivel municipal, provincial o nacional no tienen idea de qué es el campo.
“Un círculo biogénico” (sobre el gas metano de las vacas)
Kovarsky también respondió al proyecto legislativo de la diputada provincial Lucía Klug, de Unión por la Patria, que pretende crear la denominada tasa ambiental sobre el metano en Buenos Aires (Tamba) por el gas metano que emiten los bovinos. Esta es su interpretación sobre el debate que ocupó gran parte de la semana:
—“En el mundo, la ganadería no es más del 10 - 12 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). En contraste, la producción de energía genera el 35 % de las emisiones, la industria el 25 % y el transporte el 15 %”.
—“El gas metano (CH4) emitido por el ganado tiene una duración corta en la atmósfera, a diferencia de otros contaminantes. Es un gas que vive no más de 10 años en el ambiente. Algunos se preguntan: ¿No te parece poco? Sí, pero para la vida del universo 10 años es nada. Los gases que emiten el resto de las producciones que nombramos antes duran cientos de años”.
—“El metano se hidroxila, se mezcla con otras moléculas y se convierte en vapor de agua y vuelve como dióxido de carbono que, luego, es utilizado por las plantas para generar el alimento del ganado a través de la fotosíntesis y se convierte en pasto, en plantas, en eso que produce oxígeno para la humanidad y nuevamente comida para que nuestras vacas produzcan la carne que está en las góndolas argentinas y de todo el mundo”.
—“La diputada entiende (por Lucía Klug) que gravando con una tasa ambiental va a concientizar a los productores a que se esfuercen para hacer una ganadería más sustentable (cuando ya lo están haciendo). Y que generando más impuestos algo va a cambiar por una cuestión de intención nomás”.
La actualidad del campo
—La agricultura: “En las zonas de la provincia de Pampa que no están inundadas, la situación es excepcional. Los rindes de trigo están 1.000 a 1.500 kilos por encima de lo que fue el año pasado y del promedio histórico. Aunque las calidades quizás no sean óptimas, el rinde será bueno. Los maíces, girasoles y las sojas se ven espectaculares. Y se escucha lo mismo de otras provincias. Más allá de un tema de rentabilidad, que es muy pequeña, los cultivos se ven muy bien, aunque hay que esperar: el grano no se puede contar hasta que esté arriba del camión”.
—La ganadería: “Vive una recuperación y un momento históricos con valores increíblemente buenos. Después de muchos años planchados, está expandiendo su área y aún no ha encontrado techo”.
—La lechería: “Los dos años anteriores fueron muy buenos. Sin embargo, ahora el precio se planchó y hay un exceso de oferta debido a la cantidad y buena calidad de pasto. Algunas pymes están complicadas porque los costos fijos, entre ellos de electricidad y sueldos, aumentaron en forma significativa, mientras que el precio de la leche se estancó”.