Bahía Blanca | Lunes, 08 de diciembre

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Una tradición: por qué armamos el arbolito de Navidad el 8 de diciembre

La fecha se consolidó como un símbolo de unidad familiar y reflexión sobre los valores cristianos durante la temporada navideña.

Foto: TN

El 8 de diciembre marca el inicio de la temporada navideña para muchas familias alrededor del mundo y una de las tradiciones más queridas es la decoración del árbol de Navidad. 

La elección del 8 de diciembre para armar el árbol de Navidad tiene profundas raíces en la cultura cristiana.

Este día celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción, un dogma de la Iglesia Católica que sostiene que la Virgen María fue concebida sin mancha de pecado original. Muchas familias cristianas optan por honrar este evento sagrado decorando sus hogares con el símbolo más emblemático de la Navidad: el árbol.

El árbol de Navidad fue durante mucho tiempo un símbolo de esperanza y vida durante el frío invierno en el hemisferio norte. Su forma perenne representa la eternidad y las luces que lo adornan simbolizan la luz de Cristo.

Armar el árbol el 8 de diciembre no solo es un acto de celebración, sino también una oportunidad para reflexionar sobre los valores cristianos y la importancia de la familia durante la temporada navideña.

Muchas familias han adoptado la costumbre de armar el árbol de Navidad el 8 de diciembre como un evento especial que reúne a todos los miembros.

La elección de esta fecha también permite disfrutar de la decoración durante todo el mes de diciembre, generando una atmósfera festiva que se prolonga hasta la celebración de la Navidad.

La tradición del árbol de Navidad es anterior a la fe católica y tiene sus raíces en las celebraciones paganas del solsticio de invierno en países nórdicos. Los antiguos pueblos celtas decoraban robles con frutas y velas para “reanimarlos” y asegurar la fertilidad en el verano siguiente. Por eso, el árbol de Navidad es considerado como una adaptación del árbol de la vida y hasta del universo.

En la mitología nórdica, esta costumbre es conocida como Yggdrasil y representa la cosmovisión de los pueblos en el norte de Europa. En la Antigüedad también se lo conocía como Frey y era usado para celebrar el nacimiento del dios del Sol y la fertilidad. (TN  y La Nación)