El directorio de YPF analiza desprenderse del 50% de Profertil
Adecoagro busca quedarse con la totalidad del mayor complejo de urea del país mientras la petrolera se concentra en Vaca Muerta.
Profertil volvió a quedar en el centro de la agenda del sector energético y agroindustrial luego de que Adecoagro expresara su decisión de avanzar en la compra del 50 por ciento de la empresa que pertenece a YPF.
La operación marcaría un cambio estructural en el negocio de fertilizantes en la Argentina y dejaría a la firma de capitales mixtos bajo control absoluto de un actor privado dedicado hace más de dos décadas a la producción agrícola y agroindustrial en la región.
La operación aparece como un movimiento natural dentro del proceso de expansión del grupo agroindustrial, que recientemente adquirió también el otro 50 por ciento que estaba en manos de Nutrien, paso que lo habilita ahora a buscar el control total de la compañía de fertilizantes más importante del país.
Aunque YPF no realizó declaraciones públicas, fuentes consultadas señalaron que una cifra del orden de los 600 millones de dólares “no es un mal ofrecimiento” para la participación que posee la petrolera nacional desde la creación misma de la planta de fertilizantes.
La propuesta será analizada en una próxima reunión de directorio, en un contexto en el que la compañía viene reordenando su portafolio y concentrando la mayor parte de sus inversiones en la producción de petróleo y gas no convencional.
Según explicó una fuente empresarial, “la prioridad absoluta es profundizar el desarrollo en Vaca Muerta para sostener y ampliar las exportaciones energéticas del país”.
Esa redefinición estratégica abre una ventana para operaciones de desinversión en negocios considerados no esenciales o de menor alineación con la agenda principal de la compañía.
El caso de Profertil aparece así como un punto de inflexión, no sólo por la magnitud del activo sino también por su peso en la cadena de valor del agro argentino.
La planta ubicada en el puerto de Bahía Blanca produce más de un millón de toneladas anuales de urea granulada y se consolidó como el mayor complejo de fertilizantes del país, con un rol central en el abastecimiento de las economías regionales y de la producción agrícola pampeana.
El interés de Adecoagro se inscribe en una lógica de integración vertical que la empresa viene consolidando desde hace años.
Fundada a fines de los años noventa con participación de inversores internacionales como George Soros, la compañía se convirtió en uno de los principales grupos agroindustriales de Sudamérica, con actividades que abarcan cultivos, producción láctea, arroz, energía renovable y alimentos.
En los últimos años avanzó sobre negocios estratégicos vinculados al agregado de valor, la eficiencia productiva y la gestión sostenible de recursos.
El ingreso al sector de fertilizantes a gran escala implicaría un salto que reforzaría su presencia en la cadena agroindustrial.
Además, le permitiría asegurar insumos clave para sus propias operaciones y para el mercado regional.
Para YPF, en cambio, la presencia en Profertil responde a una etapa en la que el desarrollo del gas como insumo industrial ocupaba un papel relevante en la estrategia general.
Con el crecimiento acelerado de Vaca Muerta y los planes orientados a exportar petróleo y gas natural licuado en la próxima década, la empresa estatal está volcando sus recursos humanos, técnicos y financieros hacia el corazón energético del país.
Ese reposicionamiento abre la posibilidad de reconfigurar su cartera de participaciones industriales, priorizando aquellas directamente asociadas a la producción hidrocarburífera.
Uno de los puntos que deberán evaluar ambas partes y que genera interrogantes en la comunidad industrial de Bahía Blanca es el futuro del proyecto para construir una segunda planta de urea.
La iniciativa, analizada durante los últimos años por la conducción conjunta de YPF y su socio en Profertil, apuntaba a duplicar la capacidad de producción para acompañar el crecimiento del mercado interno y potenciar las exportaciones.
Sin embargo, la definición sobre ese proyecto quedó sujeta al rumbo accionarial de la empresa.
Un eventual control total por parte de Adecoagro implicaría revisar los planes de inversión y establecer una hoja de ruta que contemple el abastecimiento energético, la disponibilidad de gas y la proyección del mercado tanto local como regional.
Para la región de Bahía Blanca y el polo petroquímico, la definición sobre la continuidad o ampliación de Profertil resulta clave.
La empresa es uno de los principales empleadores industriales y concentra una parte sustancial de la demanda de servicios logísticos, portuarios y de infraestructura del estuario.
Su actividad también impacta sobre la naviera especializada en fertilizantes y sobre la cadena de proveedores que depende en buena medida de la estabilidad y crecimiento de la planta.
Una eventual ampliación podría incrementar el dinamismo económico local, mientras que un escenario de transición accionarial abriría un período de adaptación y renegociación de expectativas.
En paralelo, sectores del agro siguen de cerca la posibilidad de que Adecoagro asuma el control total de la compañía.
La seguridad en el abastecimiento de urea y la evolución de los precios son factores cruciales para la planificación de cada campaña agrícola.
Los analistas coinciden en que un operador con presencia directa en la producción podría garantizar un horizonte más estable, aunque la concreción de inversiones y el marco regulatorio energético serán determinantes para evitar volatilidad en los costos.
Mientras el directorio de YPF avanza en el análisis de la propuesta, el mercado observa con atención una operación que podría redefinir la estructura del negocio de fertilizantes en la Argentina y que, al mismo tiempo, marca una señal sobre el rumbo estratégico de la petrolera.
La decisión final llegará en medio de una agenda que pone a Vaca Muerta como eje del desarrollo energético nacional y que buscará transformar a la Argentina en un exportador relevante de petróleo y gas no convencional en la próxima década.
El desenlace impactará en la industria, en el polo petroquímico y en la cadena agroindustrial, que aguarda definiciones para proyectar el futuro del abastecimiento de fertilizantes en todo el país