La fragata "Libertad", cada vez más cerca de casa
Tras más de cinco meses de travesía por diez puertos del mundo, la “Embajadora de los Mares” regresa al país, con las velas henchidas de historias, aprendizajes y orgullo.
La fragata ARA Libertad navega las últimas millas rumbo a la Argentina. El buque escuela de la Armada se acerca al final del 53° Viaje de Instrucción, que comenzó el 7 de junio y finalizará el próximo domingo 23 de noviembre, cuando tome amarras en su apostadero habitual.
Al mando del capitán de navío Roberto Ariel Gestoso, oriundo de Punta Alta, la nave completa más de cinco meses de navegación con 270 tripulantes, entre ellos 51 guardiamarinas en comisión de la Escuela Naval Militar.
El itinerario incluyó Brasil, España, Noruega, Alemania, Países Bajos, Portugal, Costa Rica, Estados Unidos y República Dominicana.
La travesía
El primer puerto en recibir a la fragata fue Recife, en Brasil, donde arribó tras dos semanas de navegación. Durante la estadía, los guardiamarinas realizaron recorridos culturales y turísticos en la zona, materializando así un intercambio cultural fundamental para el acervo de los futuros oficiales.
En su travesía, la fragata ARA “Libertad” también hizo escala en el puerto de Ferrol (España), adonde arribó tras cruzar el océano Atlántico en 21 días de navegación y recorrer 3.600 millas náuticas. Allí recibió la visita del público, mientras que los guardiamarinas tuvieron la oportunidad de conocer las áreas de corte, producción, soldadura, pintura y montaje del Astillero Naval Público Navantia.
Por primera vez en su historia, la fragata visitó Noruega. A fines de julio amarró en la ciudad de Kristiansand, luego de internarse en el estrecho de Dover desde el Atlántico Norte y, tras cruzar el canal de la Mancha, arribar al mar del Norte. En Noruega participó en la Regata de Grandes Veleros “Tall Ships Race 2025” y realizó recorridos culturales y museológicos.
Rumbo a Hamburgo, la fragata completó la última etapa de la regata. En la segunda ciudad más poblada de Alemania recibió a 5.000 visitantes durante una jornada de puertas abiertas. La tripulación, además, visitó la Academia Naval Militar y participó en una ceremonia en homenaje al submarino ARA “San Juan”, construido en ese país.
La quinta escala del itinerario fue Ámsterdam (Países Bajos), seguida por Lisboa (Portugal), último puerto europeo antes de emprender el cruce del Atlántico por cuadragésima segunda vez en su historia.
La travesía de regreso demandó más de 20 días de navegación. Ya en el continente americano, la fragata visitó Puerto Limón (Costa Rica). Tras una breve estadía, continuó su extenso recorrido por el mar Caribe hasta Baltimore (Estados Unidos), donde fue recibida por el jefe de la Armada Argentina, almirante Carlos Allievi. Para ese momento, el buque acumulaba 96 días en altamar y más de 16.000 millas náuticas recorridas.
Luego inició su ruta hacia el sur con destino a Santo Domingo (República Dominicana), donde las malas condiciones meteorológicas provocadas por la tormenta tropical Melissa obligaron a suspender varias de las actividades protocolares programadas.
Finalmente, la “Libertad” descendió hasta Fortaleza, segundo puerto brasileño del itinerario y último puerto extranjero de su periplo. Ahora, el buque escuela de la Armada navega frente a las costas brasileñas ansiando el esperado retorno a casa.
El retorno esperado
Mientras la “Embajadora de los Mares” se aproxima a su puerto final, la Armada Argentina se prepara para recibir a su dotación. El regreso será un emotivo reencuentro entre familias, autoridades y público en el Apostadero Naval. La fragata vuelve con su misión cumplida: combinar instrucción, diplomacia y tradición naval.
Además de su rol representativo, la Libertad actúa como aula flotante, donde los guardiamarinas completan su formación en navegación, logística, maniobras y operaciones, visitando astilleros, escuelas y bases navales en cada escala.
Para el capitán Gestoso, comandante de esta travesía, liderar el buque escuela es “un privilegio, un orgullo y un desafío” y el viaje es una experiencia clave, donde los futuros oficiales aprenden liderazgo, trabajo en equipo y el espíritu de camaradería que define al marino.
Tras más de 21.000 millas náuticas, la Libertad reafirma su valor simbólico. Construida en astilleros nacionales, su casco blanco y sus tres palos mayores condensan más de seis décadas de historia naval.
Su regreso cerrará un ciclo de formación y abrirá otro, en una ceremonia que reunirá emoción y orgullo. Cuando cruce las aguas del Río de la Plata, el viento traerá ecos de los puertos visitados y su bandera volverá a recordarlo: la libertad siempre regresa a casa.