Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Una esquina cerca de terminarse, luego de casi medio siglo

Tras reconvertirse el proyecto inicial, el edificio de Saavedra y O'Higgins se encuentra en la etapa final.

Fotos: Rodrigo García y archivo La Nueva.

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Pocos seguramente imaginaban en 1977, cuando comenzó la excavación para las bases del edificio en la céntrica esquina de O’Higgins y Saavedra --una novedosa torre mezcla de hotel y departamentos--, que se estaba dando inicio a una obra que demoraría 45 años en terminarse.

   En las últimas semanas se ha verificado un interesante grado de terminación de los locales comerciales que ocuparán la esquina sobre ambas calles, mientras que una fachada vidriada completa los primeros tres niveles del edificio.

   Retirado de las líneas municipales, ya terminado y ocupado, se encuentra el edificio en altura, que resignó aquella primera propuesta hotelera para reconvertirse en edificio de departamentos.

   La esquina fue durante casi 30 años una verdadera rémora urbana, envuelta en conflictos derivados de la quiebra de su primer propietario, atravesando épocas donde la economía volvía inviable cualquier proyecto para poco a poco ir encontrando nuevos propietarios-desarrolladores y otro uso a partir de la estructura existente.

Una napa devastadora

   En 1977 la firma Di Tullio anunció una obra original en O’Higgins y Saavedra. Se trataba de un inédito Deppart-hotel, presentado como “el más suntuoso e importante del sur argentino”.

   Bautizado Edificio Bahía del Sol, la torre tendría 16 pisos, 202 departamentos y suites amueblados, una piscina solarium en el cuarto piso, dos restaurantes panorámicos en el último piso y una serie de servicios de “última generación” como Télex, televisión, música funcional y baños sauna. 

   Los inversores interesados en sumarse al emprendimiento podían adquirir un departamento en un edificio que además funcionaría como un hotel internacional cuatro estrellas.

   Junto con el hotel, los propietarios decidieron construir una plaza en el espacio aledaño, desocupado luego de la demolición del mercado de abasto. 

   Por entonces el sector se utilizaba como playa de estacionamiento, lo cual, al decir de los inversores, “vulneraba la concepción estética” del lugar. 

   Fue el origen de la Plaza del Sol, organizada en distintos niveles, con dos piletas-fuentes, un pequeño teatro y varios sitios pensados para el encuentro, con bancos y una interesante arboleda. 

   El paseo fue inaugurado el 22 de diciembre de 1978, en parte como un obsequio a la ciudad en el año de su sesquicentenario, con un acto animado por Los Visconti y los Quilla Huasi.

   Entre tanto se iniciaban las obras del hotel, con una excavación para subsuelo que funcionarían como cochera. Esa primera intervención terminaría por generar una herida mortal para el emprendimiento.

   De acuerdo al decir de los profesionales relacionados con la obra, la operación de deprimir la napa obligó a invertir cifras millonarias en la búsqueda de un sistema adecuado, al punto que la misma generó un desequilibrio financiero en la empresa que la llevó a la definitiva cancelación del proyecto en 1980, con apenas tres pisos realizados.

   Así, el inédito deppart-hotel, la torre de diseño en U, tan distinta y ambiciosa, se convirtió en una obra inconclusa, plagada de conflictos de titularidad y sucesión. 

   Debido a algunos accidentes ocurridos por eventuales okupas, se terminó cerrando con un paredón, en el cual --con el tiempo-- aparecieron leyendas y gráficos relacionados con los desaparecidos en la última dictadura.

.   Recién a fines de los 90 nuevos inversores pudieron hacerse de la estructura y en 2006 obtener el visto bueno del Concejo Deliberante para, manteniendo la cantidad de pisos aprobados en los 70, reconvertir el lugar en un edificio de departamentos, con la planta baja destinada a locales comerciales y los primeros dos pisos para oficinas o algún emprendimiento comercial.

   Hoy el avance es por demás interesante, con los locales de planta baja en estado de terminación, el edificio de viviendas ocupado casi en su totalidad y una esquina que finalmente recuperará protagonismo luego de casi cuatro décadas.

   Su vecina plaza del Sol, rebautizada en 1994 con el nombre del dirigente político Ricardo Lavalle, ha sido mientras tanto protagonistas de algunas discusiones en los últimos meses, con una propuesta de reconvertirla en una plaza seca a partir de la construcción de cocheras subterráneas, para ser ahora puesta en valor con la idea de potenciar su uso y alentar a un mayor uso como lugar de encuentro y desarrollo de distintas actividades.

Leyenda urbana

   El sitio donde se emplaza hoy el mercado municipal y la plaza Lavalle fue donde funcionó uno de los primeros cementerios de la ciudad, hasta su traslado, en 1866, a la hoy plaza Pellegrini. La leyenda urbana menciona que se trataba además de un “cementerio indio”.

   Lo cierto es que la cantidad de dificultades que debió soportar el fallido depart-hotel –hasta la quiebra de la empresa—más los constantes sinsabores que vive la plaza Lavalle, permiten recordar que ya en aquella época, fines de los 70 principios de los 80, no faltó quien sugiriera la existencia de una suerte de maldición sobre esos emprendimientos, precisamente por asentarse en un espacio que originalmente tuvo un uso tan especial.