Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Un pañuelo, tres dinastías y un pedazo de historia en el Midget

Los Palma representan un caso único. En la actualidad, Nicolás continúa un legado que se inició en los 50.

Fotos: Emmanuel Briane y Archivo- La Nueva.

Por Tomás Arribas / tarribas@lanueva.com
(Nota publicada en la edición impresa de hoy)

   La rica historia del apellido Palma en el Midget comenzó a escribirse en la mismísima primera velada competitiva, el sábado 8 de enero de 1955, cuando la divisional del derrape se presentó en sociedad en la Pista Roja del Club Liniers.

   Los fanáticos contemporáneos deberán saber que Francisco "El Pibe" fue el primer vencedor de aquella primera prueba midgista; que su hijo Francisco "Pancho" continuó la dinastía con honores, y que Nicolás se encarga, hace 14 años, de enarbolar la bandera de la tercera generación.

   Aunque la ramificación familiar también contempla al campeonísimo Alberto "Bety" Palma, primo de Pancho, artífice de unas cuantas páginas doradas en el Midget.

   Existe un distintivo particular que identifica a los Palma por sobre los sucesos y logros deportivos. Una insignia inconfundible, una tradición que inició "El Pibe" aquella noche de 1955 y que aún perdura en la actualidad.

   "En aquella época, mi viejo y la gran mayoría corría con un pañuelo o algún detalle estético en la indumentaria. Pasaron los años y la tradición fue quedando, y cuando me tocó empezar a correr a mí decidí usarlo en su honor. Recuerdo cuando llegó el día del debut, que las hermanas de papá me dijeron: '¡Nene, no te vayas a olvidar el pañuelito eh!'. No tuve más remedio (risas)", nos cuenta Palma mayor.

   —En tu caso Nico, ¿te llegó alguna orden familiar al respecto?

   —No, pero siempre supe que si se daba la posibilidad de correr iba a seguir la tradición, y así será hasta el día que deje. No alcancé a ver a mi abuelo, todo lo que me enteré fue por historias. Es lindo usarlo, representa un distintivo propio de la familia y es un orgullo poder continuarlo.

   "Lo uso desde el primer día. Es parte de la indumentaria, el jueves cuando se prepara el bolso no puede faltar. Se lava y plancha después de cada carrera y se guarda hasta la próxima fecha. Nunca me lo olvidé", confía Nico.

El recuerdo latente del "Pibe"

   Francisco Palma quedó en la historia grande del Midget por tres razones. La primera, por haber escrito su nombre como primer vencedor oficial de la categoría en la ciudad; la segunda, por la obtención de tres campeonatos estivales; y la tercera, por ser integrante de una generación de verdaderos "Gentlemen".

   "Los pilotos de aquella época eran unos locos lindos; un grupo de amigos que se juntaban a correr y divertirse. No era ni cerca de lo profesional que es ahora. Pero sí se hacía mucho sacrificio para alistar los coches en pista. Cada noche que se corría, que se compartía velada con Speedway, la gente explotaba", recuerda Pancho.

   "Mi viejo salió campeón tres temporadas sin perder una serie, semifinal ni final. Aunque eran años de pocos autos y de la categoría dividida, porque había un grupo que corría en Villa Mitre y otro que lo hacía en la pista Roja de Liniers. Estamos en ésto desde el primer día. Cuando mi viejo gana la primera carrera, yo tenía 1 año. Y lo importante es que logramos todo lo que nos propusimos. Creo que todo lo bueno que nos pasó fue un premio al esfuerzo de tantos años y no abandonar nunca", agregó.

Un polifacético

   Piloto campeón, presidente y preparador. Pocos hombres en la historia del Midget tuvieron el halago de completar esos tres ítems como lo hizo Francisco Palma (66).

   "Siempre quise correr, pero no tenía los medios. Hasta que, la empresa donde yo trabajaba, me prometió un chasis completo si se vendía el camión Nº1000. Y debuté con un auto de (José Luis) Giuffré que usaba Alberto (Palma). Fueron años muy sacrificados, haciendo todo nosotros en el taller, en épocas donde era difícil afrontarlo de esa forma", recordó Pancho.

   "El problema era que ya los sábados se empezaba a preparar todo para la fecha siguiente, y esos preparativos terminaban el jueves a la noche. Así durante 10 años. Prácticamente no vi crecer a mis chicos, trabajando día y noche, porque también tenía mi trabajo particular. Pero fue una etapa de vida hermosa, logré más de lo que hubiese imaginado", agregó sobre su faceta como piloto, que lo vio despedirse de su gente con el "1" en los laterales en el 90´.

   Colgado el casco, Pancho afrontó un desafío mayúsculo: llevar las riendas institucionales del Club Midgistas del Sur, tarea que desempeñó durante 6 años, en épocas donde la categoría debió afrontar un duro período de transición.

   "Después de 18 años se venció el contrato con Tiro Federal. Y la gente del club no quiso renovarlo, por ciertas presiones de la Municipalidad", rememoró, cuando, en marzo de 1996, la categoría quedó a la deriva.

   "Primero íbamos a correr en un predio de la corporación, pero hubo una denuncia y se truncó. Y después analizamos las tierras de Maldonado, pero se necesitaban 90 camiones de relleno. Cuestión que se nos venía la fecha y no teníamos dónde correr. Y yo no quería parar porque eso suponía un golpe duro al club y a la categoría. Así que en octubre me reuní con el Automoto Club y nos ofrecieron la pista de Dublin. Eso sí, estaba todo muy precario, así que, en un lapso de 60 días, fuimos con una máquina, hicimos el estadio, colocamos tribunas, alambrados, boxes, boleterías, baños y empezamos", agregó.

   —¿Qué sabor te dejó esa etapa?

   —Me quedaron dos sensaciones. Por un lado, satisfacción de haber logrado el objetivo de salvar una enorme deuda que tenía el Club y de encontrar otro estadio para seguir corriendo. Después, como pasa siempre, siendo presidente sos elogiado y criticado a la vez. Al principio no lo podía entender, hasta que al tiempo lo pude asimilar. Cuando encontré un posible presidente para sucederme cedí el puesto. Eso pasó con Carlos Saldamando, alguien a quien le tenía mucha confianza y veía muy capaz.

   Mientras aceleraba y ganaba consideración en el derrape, Francisco Palma fue descubriendo otras de sus grandes pasiones: la preparación, rol que aún desempeña con el auto de su hijo y con varios pilotos del Midget del Litoral.

   "Empecé a preparar mientras corría. Por suerte se han logrado muchos campeonatos y subcampeonatos, entre estivales e inviernos, además de los logros obtenidos en el Midget del Litoral. Los primeros años eran de los motores Peugeot, IKA y el Dodge", contó Pancho, preparador de Juan Carlos Salaberry, Omar Villar y, más acá en el tiempo, de Fernando Bonacci, entre otros.

   "Nunca lo hice con fines comerciales. Por eso no me dediqué a eso. Actualmente, por ejemplo, llevo 6 motores hechos para una familia de Santa Fe que está con nosotros hace 14 años. Y lo hago porque me gusta. Lo mismo con (Miguel) Chiapparo, (Julián) Melger y (Omar) Villar, que son amigos y les doy una mano. Cuando preparás para alquilar ahí ya la presión es otra; y más teniendo un hijo corriendo, es muy difícil preparar un motor a una persona que compite en la misma categoría", agregó.

"Nos divertimos"

   El destino midgístico de Nicolás Palma (40) estaba marcado. Su desembarco en la categoría, allá a mediados de 2006, se dio naturalmente por decantación. Y claro, si cuando Nico llegó al mundo de fondo sonaba la radio con la carrera de papá...

   "La noche que nací, papá estaba corriendo. Imaginate, siempre estuve en el taller. Y un fin de semana que fueron a probar con el auto de Fernando (Bonacci) a Médanos, me ofrecieron unas vueltas y me entusiasmé. En esa época trabajábamos conjuntamente con Elio Pérez, quien se comprometió a construir un auto y darnos una mano. Así fue como arrancamos", destacó Nico.

   "Nunca me pesó el apellido. Siempre hay alguna chicaneada, recordándome lo que hicieron mi abuelo y mi viejo, pero está todo bien. Las épocas van cambiando y hoy por hoy cuesta mucho estar adelante y ser competitivo en una categoría de 120 autos. Pero bueno, así y todo tuvimos buenos años, peleamos finales de verano, ganamos varias veces en invernales y obtuve un subcampeonato de invierno", agregó.

   —Pancho, ¿cómo lo ves a Nico?

   —Lo veo bien. Tenemos el problema de no contar con un presupuesto acorde, que hoy es la base de todo. Aunque en nuestra etapa también se necesitaba. Por eso, en este momento estamos en una etapa donde ya no importan los resultados, sino divertirnos dentro de lo que se puede. Sabemos muy bien hasta dónde podemos y hasta dónde no. Nico tiene una edad donde no puede hacer locuras. El Midget me enseñó que hay que priorizar la familia y el trabajo por sobre las carreras. Y eso es lo que él hace actualmente.

   "Me gusta como maneja, es muy prolijo. Su carácter no es de chocar ni hacer cosas raras, como tampoco discutir abajo del auto. Sé muy bien que si hoy con un presupuesto más acorde estaría peleando más adelante", cerró.