Bahía Blanca | Sabado, 13 de septiembre

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Un test electoral que empoderó a unos y dejó una lección a otros

La columna semanal del corresponsal de La Nueva. en la capital de la provincia.

Lejos de aprovechar la confusión de un Gobierno nacional empantanado tras la dura derrota electoral en la mayoría de los municipios de la provincia de Buenos Aires, la decisión del kirchnerismo duro de no reconocerle a Axel Kicillof un rol protagónico en el contundente triunfo del domingo pasado, pareció un desesperado intento por restarle méritos de capitalización política al Gobernador.

En definitiva, según se interpreta sobre las diagonales, el desdoblamiento electoral del test bonaerense terminó siendo una jugada de ajedrez de Kicillof y al mismo tiempo un enroque de piezas, que no sólo permitió proteger a los intendentes del PJ de que los libertarios no se los llevaran puestos, sino que puso emocionalmente en jaque al rey, en obvia alusión al presidente Javier Milei.

Ese análisis triunfal que tiene al Gobernador como principal impulsor del desdoblamiento fue avalado por la gran mayoría de la dirigencia partidaria peronista que se concentró en el lobby del hotel céntrico platense donde se montó el búnker de Fuerza Patria. 

El renovador Sergio Massa, intendentes, ministros provinciales e incluso el sindicalismo expresaron su satisfacción por una victoria que intentará funcionar como un freno al modelo libertario nacional y, desde lo gestual, eligieron a Kicillof como el gran ganador de la contienda. 

Por eso no es casual que muchos jefes comunales peronistas -que privilegiaron el cuidado de sus pagos chicos aportando en la tracción de votos- pusieron en palabras lo que muchos piensan.

“La expresidenta Cristina Kirchner y algunos jardineros camporistas de su entorno más inmediato utilizan la política de no dejar crecer el pasto de ninguna figura partidaria que pueda trascender los límites de la Provincia o que intente un posible nuevo liderazgo dentro de un PJ nacional”, dijeron.

Kicillof se empoderó y probablemente la amplia victoria del oficialismo bonaerense lo termine posicionando en su objetivo de proyectarse en el escenario presidencial de 2027. La centralidad política que logró por plebicitar la gestión provincial frente al diagnóstico de asfixia económica provocada por Nación resultó un acierto importante.

Así como no pocos referentes de La Cámpora soslayaron reconocerle algún mérito a la estrategia electoral del Gobernador, también la mesa chica de Kicillof podría perder la paciencia y apurar cambios en el gabinete o esperar el paso al costado de, al menos, un par de funcionarios cristinistas con rango ministerial que no se sentirían cómodos bajo la conducción política que baja de la residencia gubernativa platense.

Los comicios de medio término funcionaron como un verdadero plebiscito sobre el plan económico de la gestión Milei. El voto del bolsillo más la desacertada estrategia discursiva de LLA subestimado a los sectores más vulnerables del electorado no ayudaron al oficialismo nacional en las urnas. Ahora la responsabilidad política de tender algún puente de diálogo institucional que permita encauzar la relación con la Provincia recae en la Casa Rosada.

Como se puede advertir Kicillof seguirá caminando sobre arenas movedizas, producto de una interna partidaria que sigue a flor de piel. La unidad electoral que logró el peronismo permitió enfrentar a un Milei que amenazaba con “pintar de violeta” todo el territorio provincial pero, tras la victoria, emergieron algunas posturas que ya amenazan con romper la frágil paz entre la dirigencia que responde a Máximo Kirchner y la tropa de alcaldes del PJ y los movimientos sindicales que parecen alinearse detrás del Gobernador. 

Aún cuando todavía no bajó la espuma electoral, Fuerza Patria ganó en 6 de las 8 secciones electorales y eso le permitiría al mandatario provincial respirar más aliviado y avanzar con iniciativas del Ejecutivo dentro de una siempre enrarecida Legislatura durante sus últimos dos años de gestión. Es que, a partir del 10 de diciembre próximo, la nueva composición parlamentaria será favorable a Kicillof. El quórum propio en el Senado, más la vigencia de la carta de negociación con sectores dialoguistas en Diputados, serán las claves que tendrá Kicillof para abrir los debates en ambos recintos sin importar los obstáculos que pueda plantear la oposición legislativa. 

Otro dato puntual es la ratificación de La Libertad Avanza -y sus aliados del PRO- como principal fuerza opositora a partir del ingreso de los nuevos legisladores. Los libertarios valoran que casi la mitad del mapa se tiñó de violeta, incluyendo a Bahía Blanca y Mar del Plata. 

Si bien todavía queda tiempo, la vicegobernadora Verónica Magario deberá empezar a tejer consensos con los senadores del PJ que todavía tienen mandato y con aquellos que deben ingresar a la Cámara Alta para definir quién cubrirá la jefatura del bloque oficialista, ya que Teresa García -muy cercana a Cristina Kirchner- termina su mandato y competirá por una banca como diputada nacional. 

Muchos anotaban en esa carrera al ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis como principal candidato a conducir la bancada ya que fue electo como senador por la Primera Sección, pero según compromisos de palabra contraídos con anterioridad, su candidatura habría sido testimonial y, por lo tanto, seguiría al frente del área de obras públicas. 

Lejos de intentar acelerar los tiempos de la Casa de Leyes, algunos legisladores electos avisan que no llegan para ser uno más dentro del recinto, sino actores de relevancia en la dinámica parlamentaria. Algunos aseguran, incluso, que tienen acceso directo a la botonera de control de calle 6, aunque no hayan sido socios fundacionales del kicillofismo.