Bahía Blanca | Lunes, 01 de septiembre

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El poder del reciclaje textil para un planeta sostenible

La producción de ropa nueva requiere grandes cantidades de agua, energía y recursos naturales.

En un mundo donde la industria textil se erige como una de las más contaminantes, tomar acciones para reciclar la ropa se ha convertido en una medida crucial para cuidar nuestro planeta. Lejos de ser un simple acto de desprendimiento, el reciclaje textil ofrece una alternativa concreta para reducir el impacto ambiental sin sacrificar el estilo.

La moda circular

La ropa descartada no desaparece mágicamente; gran parte termina en vertederos, generando residuos que tardan décadas en degradarse.

La industria de la moda es intensiva en recursos: por cada kilogramo de prenda acabada, se emiten 3,6 kg de dióxido de carbono (CO2). Además, la producción de algodón, un material muy común, consume un 24% de los insecticidas y un 11% de los pesticidas a nivel global.

Frente a este panorama, el reciclaje de prendas no solo implica donar lo que ya no se usa, sino también reimaginar, reparar, intercambiar o transformar. Esta práctica es fundamental dentro de la moda circular, un modelo que busca prolongar la vida útil de cada prenda, disminuyendo así el consumo excesivo y fomentando una relación más consciente con nuestra vestimenta.

Acciones concretas

¿Cómo podemos empezar a reciclar ropa en casa? Las acciones son diversas:

--Revisar el armario con nuevos ojos: Antes de comprar algo nuevo, es útil mirar lo que ya tenemos. Muchas prendas olvidadas pueden reinventarse con pequeños ajustes como cambiar botones, acortar un ruedo, teñir una tela o añadir un parche decorativo.

--Reparar antes que descartar: Una costura suelta o un cierre roto no deberían ser motivos para desechar una prenda. Aprender a coser lo básico o recurrir a talleres de compostura extiende significativamente la vida útil de la ropa.

--Intercambiar y donar: El trueque de ropa entre amigos o en ferias de segunda mano es una manera efectiva de renovar el guardarropa sin generar nuevos residuos. También se puede donar a organizaciones que asisten a comunidades vulnerables, asegurándose de que las prendas estén limpias y en buen estado.

--El upcycling o supra-reciclaje: Esta técnica consiste en transformar una prenda en otra completamente nueva. Por ejemplo, un jean puede convertirse en un bolso, una camisa en una falda, o un suéter roto en un almohadón. Es una forma de diseño sostenible que estimula la creatividad y valora el trabajo manual.

--Aprovechar los puntos de recolección: Cada vez más espacios ofrecen contenedores para el reciclaje textil. Las prendas que ya no pueden ser usadas pueden destinarse a la fabricación de materiales aislantes, trapos industriales o nuevos hilados.

Beneficios ambientales

El mercado de segunda mano ha demostrado ser una herramienta poderosa para la preservación ambiental. Si este mercado desapareciera, el consumo de agua se dispararía. 

En 2022, se habrían utilizado 79.5 millones de litros cúbicos de agua en la producción de prendas nuevas equivalentes a las compradas de segunda mano ese año. Cada mil prendas no reutilizadas representan un desperdicio de más de 17 millones de litros de agua.

Además del ahorro de agua, la moda de segunda mano contribuye a una reducción significativa de las emisiones de CO2, evitando hasta un 80% de las emisiones asociadas a la producción de prendas nuevas.

En cifras concretas, reutilizar la ropa previene la emisión de 284 toneladas de dióxido de carbono.

También se contribuye a la conservación de los bosques, evitando la tala anual de entre 70 y 100 millones de árboles utilizados para fabricar fibras semi-sintéticas. 

La quema de prendas desechadas, que genera 1.36 kilogramos de dióxido de carbono por prenda, también se reduce.

Hábitos mas concientes

El objetivo primordial de todas estas medidas es reducir el consumo excesivo de prendas, y por extensión, el uso desmedido de recursos y energía, junto con sus emisiones vinculadas.

La legislación europea ya está fomentando este cambio, con la recogida selectiva de telas que será obligatoria en la Unión Europea en 2026.

"No hay nada más sostenible que lo que ya existe. Sabemos que darle una segunda vida a la ropa es más que una elección de estilo; es una acción consciente para cuidar el planeta", señala Cecilia Ollero, miembro de GoTrendier, una aplicación de moda sostenible.