El acueducto Brandsen, el valor de una obra que da que hablar
La semana pasada gran parte de la ciudad estuvo sin agua o con poca presión en la red debido a las maniobras para el cambio de una de las 30 válvulas que son necesarias renovar.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Pocas veces en sus casi 50 años de operatividad el denominado “Acueducto Brandsen” ha dado tanto que hablar como en los últimos 12 meses, como consecuencia de los trabajos de rehabilitación que se llevan a cabo de su recorrido de 3.600 metros, desde la cisterna del parque Independencia hasta la esquina de Chile y Undiano.
De hecho la semana anterior gran parte de la ciudad estuvo sin agua o con poca presión en la red debido a las maniobras que debió realizar la contratista para el cambio de una de las 30 válvulas que es necesario renovar.
Se trata de piezas de importantes dimensiones y gran peso, que exigen una cuidadosa labor artesanal para su retiro y un trabajo de suma precisión en la colocación de las nuevas piezas.
Por otra parte, cada intervención generalmente va acompañada por un corte el tránsito vehicular, lo cual repercute de manera inmediata en el tránsito.
Más allá de las afectaciones que viene teniendo la ciudad por estos trabajos, la realidad es que la reconstrucción integral de este acueducto en una obra que se debe celebrar, ya que será clave para mejorar la distribución del agua en toda la ciudad, llegando sus beneficios hasta Ingeniero White y General Cerri.
El acueducto estaba en tan mal estado que hace ya un par de años la prestadora Aguas Bonaerenses SA (ABSA) decidió su desafectación, en respuesta a las repetidas roturas que sufría, la dificultad (cuando no imposibilidad) que suponía su reparación y el tiempo que en general demandaban reparaciones que en muchos casos tenían un carácter precario.
Su salida de servicio ha sido una de las varias causas por las cuales la ciudad sufre, sobre todo en verano, la falta de agua o baja presión en la red, ya que su funcionamiento era clave para regular el sistema y aliviar a otros acueductos que a partir de esa cancelación se ven excedidos en su capacidad.
La obra
El acueducto Brandsen data de principios de la década del 70. Fue construido con caños de hormigón y ha sufrido a lo largo del tiempo las consecuencias de un conjunto de variables propias del manejo del agua. Porque además ese material no ha tenido la mejor respuesta a los cambios de presión y otras exigencias estructurales.
En peor estado se encuentran válvulas –esclusas, mariposas, de aire y empalmes-, que se rompían de manera habitual, exigían un trabajo de reparación tremendamente dificultoso y muchas veces era imposible repararlas de manera adecuada por la falta de repuestos.
Para muestra alcanza con ver el estado de las válvulas que se retiran, completamente inoperables. Su reemplazo por otras de materiales más adecuados garantizará el buen funcionamiento del conjunto y una mayor durabilidad.
En cuanto a la importancia de la obra, más allá de su rol en la distribución del agua, queda graficado en la licitación de febrero de 2023, cuya oferta más conveniente fue de 1.151 millones de pesos, unos 16 millones de dólares de ese momento.
En marcha
Los trabajos realizados a la fecha en el acueducto Brandsen se concentran en el cambio de accesorios. No se ha comenzado todavía la reconstrucción de la cañería propiamente dicha.
El conducto tiene un diámetro de 1,10 metros entre la cisterna del parque Independencia y el cruce de calle Brandsen y avenida Napostá y de 0,80 metros de allí en adelante.
Su rehabilitación se hará mediante un sistema completamente inédito y de última tecnología, el cual no exige el retiro de la cañería existente sino que materializa un nuevo conducto en el interior de esa cañería, adherido a sus paredes.
Esta solución evita la complejidad que significaría el retiro del acueducto, por su diámetro y la profundidad a la que se encuentra, tarea que obligaría a la rotura del pavimento, a montar estructuras de contención en las zanjas y deprimir la napa, sumado a la dificultad de trabajar en un espacio muy reducido, quitando el material existente y montando el nuevo.
La metodología a utilizar consistente en la inserción de una vaina dentro del actual acueducto, sistema conocido como CIPP, por sus siglas en inglés Cured in Place Pipe.
Esa vaina es estructural, es decir que está diseñada para resistir las solicitaciones propias de este uso y funciona independiente de la tubería preexistente.
El sistema consiste en la colocación de una manga flexible de poliéster que va recubriendo la superficie interior de la tubería. Esa manga está impregnada de una resina que es la que le otorga su resistencia estructural.
La manga se impulsa a lo largo de la tubería mediante una columna de agua o de aire, presionándola contra las paredes. Luego, se aplica vapor o agua caliente, lo cual genera una reacción química en la resina que produce su polimerización, proceso mediante el cual unas pequeñas moléculas llamadas monómeros se unen formando otras más complejas llamadas polímeros. Este proceso es utilizado en la creación de plásticos y sintéticos.
El nuevo conducto tendrá la misma capacidad de conducción que el original y el espesor adecuado para soportar el peso de la tierra y el empuje de la napa. Posee además un coeficiente de rozamiento que permitirá una mejora del 38% en la circulación del agua.
En cuanto a los plazos de obra, desde la provincia señalaron que la obra no estará disponible el próximo verano, sino que la misma será terminada a mediados de 2026.