La generación que no conoce el dinero en efectivo y el auge de la digitalización
Ocho de cada 10 argentinos usan billeteras virtuales y, entre los menores de 35, la proporción asciende a nueve de cada diez. “Este grupo es el más expuesto a las estafas”, señaló el economista bahiense Emiliano Gutiérrez.

Recibido en 1993, acumula 28 años de trayectoria en el periodismo local. Ex jefe de la sección Deportes y La Ciudad y actual secretario de Redacción de La Nueva. Ex profesor de los dos institutos de Periodismo de la ciudad. Especialista en temas deportivos, sociales y gremiales.
Audionota: Romina Farías
En los últimos años, el manejo del dinero se ha convertido en una cuestión de inmediatez.
Esta nueva realidad pone énfasis en la rapidez y la fluidez con las que se interactúa con la plata y con estas herramientas tecnológicas como las billeteras virtuales, tarjetas de débito, tarjetas de crédito y las cuasimonedas, que hacen que ya no sea necesario acudir a un banco físico para realizar transacciones o gestionar fondos.
El acceso al dinero es instantáneo y se lleva a cabo en cuestión de segundos.
En ese marco aparece en escena la Generación Z, que la conforman aquellas personas nacidas entre mediados de la década de 1990 y principios de la década de 2010, que fueron criados en lo digital y su vínculo con el dinero pasa por apps, redes e influencers.
Es una promoción muy grande de jóvenes que nunca tuvo monedero ni conoce el dinero en efectivo.
Con hábitos 100% online, se convirtieron en el nuevo objetivo a conquistar por bancos, fintechs y todo el ecosistema financiero, marcando un antes y un después en el mundo financiero donde el efectivo pierde protagonismo frente a soluciones digitales cada vez más ágiles, intuitivas y accesibles.
A diferencia de generaciones anteriores, su primer acercamiento al dinero no fue a través de monedas ni billetes, sino mediante apps, códigos QR y plataformas fintech que dominan con naturalidad.
Esta transformación está cambiando no solo la forma en la que pagan, sino también la manera en la que entienden, gestionan y ahorran su dinero.
El uso intensivo de billeteras virtuales o incluso bancos digitales, se ha convertido en una extensión del celular para esta generación.
“Sin necesidad de una cuenta bancaria tradicional, pueden enviar y recibir dinero, pagar servicios, dividir gastos y hasta invertir en pocos clics. La inmediatez, transparencia y trazabilidad que ofrecen estas herramientas encajan perfectamente con sus hábitos y expectativas. A diferencia de lo que ocurría antes, hoy el dinero es visualizado en tiempo real, administrado desde el celular y sin barreras físicas”, señaló Sebastián Siseles, CEO de la billetera digital Vesseo.
Lejos de ser simples usuarios, los jóvenes Z están revolucionando el mercado financiero con sus hábitos digitales. Exigen productos personalizados, rechazan burocracias, valoran la experiencia del usuario y se sienten cómodos probando nuevas soluciones tecnológicas.
Este comportamiento ha obligado tanto a bancos tradicionales como a fintechs emergentes a reinventarse con propuestas más ágiles, simples y centradas en el cliente.
La Gen Z ya no quiere solo una cuenta o una tarjeta: quiere servicios financieros integrados con su estilo de vida digital.
La necesidad de educar
El economista bahiense Emiliano Gutiérrez, miembro del Departamento de Economía de la Universidad Nacional del Sur, becario del CONICET e integrante de IPC Online (Índice de Precios al Consumidor Online de Bahía Blanca) señaló que las nuevas generaciones requieren de una educación financiera distinta a la tradicional.
“Una mínima educación financiera es necesaria al menos en un nivel educativo secundario. Es una gran deuda para con una población educada financieramente y transversal a todas las generaciones. No es algo nuevo el desconocimiento de las herramientas tradicionales financieras. Sin embargo, la digitalización añade una capa más de dificultad”, opinó.
Y sumó un tema que suele pasar desapercibido: la masificación de las estafas piramidales, potenciadas por la digitalización.
“En Argentina, este fenómeno encuentra un caldo de cultivo: baja bancarización formal y desconfianza en el sistema financiero, combinadas con alta inflación y altos niveles de informalidad. Así, este grupo generacional, que es el que más utiliza las redes sociales, queda, desde mi perspectiva, más expuesto que cualquier otro”.
La desmaterialización plantea un nuevo desafío. Al no ver ni tocar plata, los jóvenes pueden subestimar su valor y gastar de manera más impulsiva.
El dinero, al no estar vinculado a una experiencia tangible —como contar billetes o acudir al cajero—, pierde su conexión con la sensación de egreso. Con solo un clic, es posible comprar productos, pagar servicios e incluso invertir, todo desde la comodidad de un teléfono móvil.
“Yo diría que es al contrario: manejar el dinero de forma online permite un análisis más pormenorizado de los gastos y con un seguimiento que muchas veces sería difícil de hacer con el dinero en papel. Sin embargo, depende del consumidor hacer uso de tales herramientas”, explicó Gutiérrez.
A largo plazo, se espera que esta revolución financiera encabezada por la Gen Z transforme por completo el ecosistema económico. Con una mirada crítica, tecnológica y globalizada, no solo adoptan las soluciones digitales sino que las demandan, mejoran y hasta crean nuevas.
“A medida que se insertan en el mundo laboral y acceden a mayores ingresos, la relación con su dinero seguirá siendo 100% digital, exigiendo a las empresas financieras una adaptación constante. Aquellas entidades que no comprendan esta lógica corren el riesgo de volverse obsoletas ante un público que ya no concibe otra forma de operar. La plata ya no se guarda bajo el colchón: hoy se cuida, se multiplica y se administra desde la palma de la mano” agregaron, por su parte, desde Vesseo.
En esa misma línea opinó Gutiérrez, quien no dudó en afirmar que el papel billete se encamina a la desaparición.
“De hecho, ya se puede ver incluso en países limítrofes, como Chile. Esta situación presenta muchísimas ventajas tanto para el consumidor como para el vendedor. Sin embargo, el foco en el caso de nuestro país debería darse en reducir la carga impositiva en el pago mediante estos medios. Es increíble que pagar una misma suma en papel te llegue a reducir un 20% del precio original”.
--¿Cómo pensás que los bancos tradicionales se amoldarán a estos nuevos nativos digitales?
--Considero que ya existe un grado de digitalización importante del sistema bancario tradicional. Sin embargo, el mismo va siempre "por atrás" de otro tipo de cuestiones. No hay que olvidar que los bancos tradicionales están sujetos a las regulaciones del BCRA con lo que muchas veces estas limitantes tienen su razón de ser en la normativa existente.
--¿Y esto favorece la proliferación de billeteras virtuales?
--Claramente ambos son competidores. Se está dando esto que en economía denominamos “bienes sustitutos”; es decir servicios que tienen la misma función por parte del consumidor. A pesar de que están sujetos a distintas regulaciones, lo cierto es que los bancos han tenido que digitalizarse forzadamente en parte por la aparición de billeteras virtuales.
Las billeteras virtuales
La moda de las billeteras virtuales en Argentina y en el mundo es una realidad en crecimiento.
Cada vez más personas utilizan estas aplicaciones para realizar pagos, transferencias y otras operaciones financieras. De hecho, ocho de cada 10 argentinos usan billeteras virtuales y, entre los menores de 35, la proporción asciende a nueve de cada diez.
Las billeteras virtuales ofrecen comodidad, seguridad y nuevas formas de acceder a servicios financieros, especialmente para aquellos que antes no estaban bancarizados o tenían acceso limitado a servicios financieros tradicionales.
“Hay una realidad: son entidades financieras, pero no son bancos. Por ejemplo, estoy pensando en Mercado Pago: tiene una regulación del BCRA distinta a los de los bancos propiamente dichos. Para operar, una billetera virtual necesita una autorización del Banco Central. Más flexible, por supuesto, pero se supone que como cualquier sociedad comercial, necesita tener un patrimonio que respalde cualquier evento. Por eso, es difícil que una billetera virtual desaparezca con los fondos de sus clientes”, explicó Emiliano Gutiérrez.
Y añadió: “Lo que sí sucede es que mucha gente interpreta que su dinero, por ejemplo en Mercado Libre, lo está metiendo en un plazo fijo y en realidad es un fondo de inversión, que no es lo mismo. Pero tampoco son fondos de inversión riesgosos, aunque su rendimiento fluctúa. Por ejemplo, cuando perdió Macri las primarias, el rendimiento decayó abruptamente y la gente no entendió muy bien los motivos”.
Otra opinión
Sergio Candelo, licenciado en Economía y Co-Fundador de Snoop Consulting, una de las mejores consultoras del país, manifestó que la transformación digital del dinero ya no es exclusiva de los adultos: también alcanzó a los más jóvenes.
Candelo reflexionó sobre la creciente tendencia de los adolescentes a manejarse exclusivamente con billeteras virtuales.
“Es una generación sin efectivo, no lo vivió, no lo vive y puede prescindir tranquilamente de su existencia”, sostuvo.
Según Candelo, la desaparición del billete físico va acompañada de nuevas prácticas que, incluso, sorprenden a los propios adultos.
“Yo en un momento le transfiero a mi hijo algo y me dice: 'No, pero transferime en esta billetera, en la otra'. Y me explica que una le da mejor rendimiento que otra”, comentó, marcando así el inicio de una incipiente educación financiera, aunque todavía limitada.
Además de destacar los beneficios de este sistema —como la trazabilidad del gasto y la practicidad para los padres— el especialista alertó sobre riesgos crecientes.
“Tenemos que ser conscientes de que, si se pierde el celular o te lo roban, pueden acceder a todas tus billeteras. Hay que tener doble autenticación, biometría y medidas de seguridad”.
Consultado sobre el uso que los adolescentes hacen del dinero digital, Candelo subrayó una característica distintiva.
“Hoy los chicos es muy raro que tengan billetes. Todo lo hacen desde el celular”.
Esto, según el experto, no solo cambia el modo de consumo, sino que plantea nuevos desafíos educativos.
En este sentido, propuso incorporar formación financiera en las escuelas. “Debería haber una materia en el colegio que enseñe cómo usar el dinero, cómo cuidarlo, cómo guardarlo. No digo que todos sean economistas, pero una educación financiera básica les facilitaría la vida”.
La adopción masiva de las billeteras virtuales en Argentina, incluso entre los más jóvenes, es un fenómeno que redefine los hábitos de consumo y ahorro.
“Esta tendencia global, en Argentina se aceleró por la alta inflación y la escasez de billetes de baja denominación”.