Diario de viaje, día 13: testigo de un abrazo necesario, en el momento justo
Sensaciones, experiencias, comentarios y mucho más de lo que implica cubrir los Juegos Panamericanos Junior en Paraguay.
Periodista. En La Nueva desde 2013. Especializado en el movimiento olímpico. Asistió a los Juegos Olímpicos de Río 2016, a los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, a los Juegos Suramericanos de la Juventud Rosario 2022, a los Juegos Suramericanos Asunción 2022, a los Juegos Panamericanos Santiago 2023 y a los Juegos Olímpicos París 2024, entre otros eventos internacionales.
La mayor parte de las cosas que suceden en los grandes eventos no se ven. O al menos, no las ve el que sigue a la distancia su desarrollo, ya sea por la televisión, las redes o leyéndonos.
Es decir, observarán carreras, luchas, partidos, algún que otro podio y varias declaraciones.
Sin embargo, lo rico de estar en el lugar de los hechos y ser testigos de circunstancias que ocurren en el seno de —en este caso— los II Juegos Panamericanos Junior, es un aliciente a quienes con mayor o menor esfuerzo decidimos mantener viva la llama del periodismo presencial.
Así, este viernes sobre el mediodía, cuando aquí en Asunción los 40° ST partían el cemento, la bronca giraba en torno a Thomas Maturano, uno de los representantes del ciclismo BMX Racing.
Sus expectativas eran de podio y así lo venía demostrando carrera tras carrera hasta esa traicionera primera curva en el que fue desplazado por el rival colombiano y sus sueños se apagaron.
Su imagen, caído detrás de la pista, incluso eclipsó por un rato largo la victoria del otro rider argentino, Federico Capello.
Los consuelos no daban a basto. Ni los entrenadores, ni los voluntarios. Nada ni nadie podía pararle las lágrimas al riojano, quien procesaba la frustración como podía.
Hasta que desde el sector del partidor apareció, apurada, como si sintiera que su presencia rápida podría matizar tal sentimiento, Paula Pareto.
Ya no porta un judogi, sino que por estos tiempos, la primera mujer en ganar un oro olímpico trabaja junto al Comité Olímpico Argentino para acompañar, una palabra que quedó perfectamente elegida en la pista bicicross.
Peque se tiró al piso y durante varios minutos, habló con Maturano. A la distancia, porque invadir ese momento hubiese sido imperdonable, observé un abrazo maternal.
Luego se pusieron de pie. Pareto se limpió el barro de las rodillas y se marchó, como quien tiene que seguir en función, quizá ofreciendo más abrazos que puedan calmar o dar aire a quien pese a estar entre los mejores de América en su deporte, siente que merecía un poco más.
Hasta mañana.