Nutrición del cultivo de trigo: claves para mejorar rendimiento y calidad
Se ha comprobado que aplicando Mejores Prácticas de Manejo (MPM) —la fuente y dosis adecuada, en el momento y forma correcta— mejora significativamente la eficiencia en el uso de los nutrientes y del agua.
El 14 de agosto de 1926 se concretó la primera exportación de trigo desde la Argentina. Por ese motivo, en esta fecha se celebra el Día del Cerealista, para recordar lo que constituyó un hito para los cereales del país.
Desde entonces, en los casi 100 años que pasaron, los cereales argentinos atravesaron múltiples circunstancias hasta alcanzar el momento actual, que los encuentra en pleno crecimiento.
Los dos principales cereales argentinos son el trigo y el maíz. Siendo el nitrógeno (N) el principal nutriente que limita la producción de ambos y la urea, con 46% de N, la fuente más utilizada. La campaña de trigo 2025-26 ya está en marcha, con una superficie sembrada de 6,7 millones de hectáreas, según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (PAS 31-07-25).
Cerca del 30% de las variaciones de rendimiento en regiones trigueras argentinas es explicado por el manejo de la nutrición, y el nitrógeno (N) y el azufre (S) condicionan la obtención de altos contenidos de gluten y proteínas en grano.
Se ha comprobado que una nutrición del cultivo de trigo basada en las 4R o Mejores Prácticas de Manejo (MPM)—aplicar la fuente y dosis adecuada, en el momento y forma correcta—mejora significativamente la eficiencia en el uso de los nutrientes y del agua. Este enfoque, basado en análisis de suelo y fertilización balanceada, no solo permite incrementar la producción y cerrar brechas de rendimiento, sino que también contribuye al desarrollo de cultivos más tolerantes y menos susceptibles a enfermedades foliares.
El mejor rendimiento y calidad del cultivo de trigo se logra con:
--Mayor eficiencia de uso (EU) de agua disponible.
--Un plan de fertilización con N desde el comienzo del cultivo. La corrección de N para mejorar calidad a partir de hoja bandera puede aumentar, como mucho, un punto el porcentaje de proteína.
Para determinar la dosis adecuada de N es fundamental el uso de herramientas de diagnóstico, que ayudan a definir la estrategia de fertilización y reducir el riesgo en la toma de decisiones. Entre ellas:
--Análisis de suelo (0-60 cm), determinación de la fertilidad física y química del suelo.
--Modelos de simulación “TRIGUERO”.
--SPAD (medidor de clorofila).
--Ag-Tech (sensores remotos, NDVI, etc.).
El momento de aplicación del N es otro factor crítico. La aplicación dividida es la recomendación para una correcta fertilización nitrogenada, pero cuando hay restricción hídrica, como suele ocurrir en el invierno de la Pampa Ondulada y la Región Semiárida, una única dosis a la siembra es la mejor opción. En etapas tempranas, el N conduce a mejores rendimientos; en etapas tardías puede mejorar la cantidad y, especialmente, la calidad de las proteínas en grano.
“La elección de la fuente también es clave. En Profertil contamos con urea granulada, fertilizante nitrogenado con el mayor porcentaje de N (46%) del mercado, y eNeTOTAL PLUS, que mejora la eficiencia de uso de N cuando realizamos aplicaciones en superficie y en condiciones de alta temperatura y humedad”, señaló la ingeniera Mirta Toribio, jefa de I+D, Marketing y Comunicación Comercial de Profertil.
Y añadió: “Desde Profertil, con más de 24 años de trayectoria en Argentina, acompañamos a los productores con soluciones que integran ciencia, tecnología y sostenibilidad. Nuestro propósito es nutrir los suelos de manera sostenible, optimizando la producción y cuidando los recursos naturales. Creemos que la innovación responsable es clave para potenciar la productividad agrícola y asegurar un futuro sustentable para el sector”.
Un plan de nutrición adecuado, pensando en rendimiento y calidad de trigo, debe ser planificado desde el comienzo del cultivo. La disponibilidad correcta de N durante la siembra y el macollaje conduce a mejores rendimientos y calidad de grano.
“Desde I+D – Profertil, consideramos que la estrategia de fertilización más apropiada es aquella que permite obtener una rentabilidad adecuada, cuidar el medioambiente y conservar las propiedades químicas, físicas y biológicas del sistema productivo, reafirmando nuestro compromiso con los productores y con la sostenibilidad de la agricultura argentina”, cerró Toribio.