Bahía Blanca | Domingo, 17 de agosto

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La interminable crisis de logística

Desatender el ferrocarril es postergar el desarrollo territorial, especialmente en los sectores más productivos de insumos exportables (energía, agro, minería).

En mayo de 2015 se promulgaba la Ley 27.132. “Declárense de interés público nacional y como objetivo prioritario de la República Argentina la política de reactivación de los ferrocarriles de pasajeros y de cargas, la renovación y el mejoramiento de la infraestructura ferroviaria y la incorporación de tecnologías y servicios que coadyuven a la modernización y a la eficiencia del sistema de transporte público ferroviario, con el objeto de garantizar la integración del territorio nacional y la conectividad del país, el desarrollo de las economías regionales con equidad social y la creación de empleo”, pregonaba en su artículo 1º.

Era un año de elecciones presidenciales, o sea, que, por lo realizado, no pasó de ser una frase más de campaña. Han pasado 2 gobiernos y un tercero en funciones y poco o nada nuevo se ha hecho.

Argentina llegó a tener 55 mil km de vías férreas con 3 trochas distintas, que nos conectaban con los países limítrofes. Hoy, apenas 10 mil kilómetros están en condiciones de operar sobre trazas totalmente obsoletas.

En un país de más de 1400 km de ancho y 3700 km de largo, cuya matriz base económica es la agrogroindustria, no pensar en el ferrocarril como herramienta básica de la logística es desconocer la realidad, a la vez que postergar el futuro.

Desatender el ferrocarril es postergar el desarrollo territorial, especialmente en los sectores más productivos de insumos exportables (energía, agro, minería).

La financiación de proyectos ferroviarios a gran escala requiere inversiones significativas, pero la ventaja de Argentina es que las redes están, o sea gran parte del gasto está hecho. Se trata de rehabilitarlas y hacerlas seguras para transitar a velocidades razonables, además de las obras de infraestructura para evitar los pasos a nivel.

El gobierno está buscando formas de atraer capital privado para complementar la inversión pública. Ha anunciado un proceso de concesión y licitación internacional de todos los ramales.

El ramal Ferroexpreso Pampeano recientemente ha sido convocado por el gobierno para que presente sus propuestas la opción de ampliarlo y poner en práctica el acceso abierto, para que otras empresas puedan también subir su propio convoy de vagones y ser operados por el concesionario de la red.

Bahía Blanca tiene el privilegio de tener un nodo ferroviario que la conecta prácticamente con todo el país, especialmente con los sectores productivos de granos, minería y energía.

Tiene la sede de Ferroexpreso Pampeano, el ferrocarril que colecta toda la zona núcleo, y vincula los 2 puertos más activos en materia de agroproductos: Rosario e Ingeniero White. Además, cuenta con la playa de maniobras más grande de Argentina, con capacidad para 2 mil vagones.

Aparentemente estamos en un momento bisagra de la logística. Tenemos la esperanza de que los proyectos que se han puesto sobre la mesa logren convertirse en realidades.

No olvidemos que el crecimiento de la frontera agropecuaria, más el crecimiento energético y minero, y la reactivación de los sistemas ferroviarios tiene un impacto social tremendo, que permitirá repoblar zonas que han sido vaciadas, pero que volverán a requerir mano de obra y dará oportunidades.