“Antes de irme a dormir pienso: ¿cuándo va a ser real el gol con el que sueño todos los días?”
El pibe Nahuel Colmenares sabe que llevar la 9 de Olimpo en el Federal A es un compromiso constante con la historia de un club que busca volver a los primeros planos del fútbol nacional. Por ahora, en 11 partidos, no obtuvo el premio mayor. Mientras siga “amasando” cerca del área, lo que tanto busca y desea va a llegar. “Ojalá sea pronto”, se esperanzó el roquense.
Egresado del Instituto Superior en Ciencias de la Comunicación Social. Cronista de la sección Deportes de La Nueva. desde el 9 de octubre de 1995, especializado en fútbol. Entre 2002 y 2018 cubrió a Olimpo en Primera división. Trabaja en televisión y radio. Además, integró el equipo periodístico de "El Diario del Mundial", que se emitió en La Nueva Play.
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(Nota ampliada de la edición impresa)
“Todos me dicen lo mismo, que esté tranquilo, que ya se me va a dar, pero es difícil controlar la ansiedad cuando pasan los partidos y seguís sin convertir ese gol que solo es real en los sueños y que tiene a la almohada como único testigo”.
Nahuel Colmenares entiende perfectamente que el lamento no puede tener más poder que el entusiasmo. Es consciente que llevar la 9 de Olimpo en el Federal A es una gracia divina que se debe compensar con goles más allá de cumplir con el equipo y de hacer lo que le pide el entrenador: antes Gastón Lotito, quien lo hizo debutar en la categoría (frente a Santamarina el 16 de septiembre del año pasado), y ahora Mauricio Giganti.
“A veces pienso en los que malogré y me dan ganas de llorar. Llevo 11 partidos en el Federal y, pese a que estuve cerca en varios de ellos, no la pude meter, y eso me hace caminar por las paredes creyendo que el único problema soy yo”, sostiene, clavando su mirada en uno de los arcos que asoma a lo lejos en la cancha 2 del complejo de Teléfonos, este centrodelantero morocho con cara de pibe y con ganas de que algún día lo reconozcan como “goleador”.
Nació el 24 de abril de 2004 en General Roca, formó su perfil en la Escuelita del Deportivo, rompió redes en las menores del “Naranja” y a los 17 años debutó en la Primera de Atlético Regina, en la Liga Confluencia.
“A un mes de cumplir los 18 me sumé a la cuarta de Olimpo, y ahí me di cuenta que el fútbol podía llegar a ser mi modelo de vida. Fue un gran esfuerzo trascender en la Primera local, pero el nivel de la Liga del Sur potenció mis cualidades y la maduración va de la mano con el proceso que vengo cumpliendo, con minutos y consideración, junto al plantel profesional”, sostuvo antes de la sesión que tenía pactada con el psicólogo que “trata” y analiza a los jugadores aurinegros.
“Franco (así se llama el profesional) me facilita las herramientas para que logre un control emocional antes de cada acto, sea en el fútbol o en la vida misma. Debo ser consciente de mis reacciones, que suelen ser consecuencias del nerviosismo o la misma ansiedad. Me hace muy bien charlar con él y ver que su ayuda me permite avanzar día a día”, indicó con una fe capaz de mover la Cordillera de los Andes completa.
En la Liga disputó 31 cotejos y marcó 6 tantos (4 en el Apertura 2024 y 2 en este 2025), mientras que en el Federal lleva 11 presencias (5 en la temporada pasada y 6 en esta) y una carga tan pesada como su angustia: la falta del gol.
“El técnico me pide paciencia, que no me desespere, que el gol va a ser una consecuencia de lo bien que vengo trabajando para el equipo. Creo que cumplo con todo lo que me piden, pero si no `mojo´ no me quedo conforme”, calificó el roquense, de novio con Tiziana Chávez y familiero de ley.
“Vivo solo y con lo justo. Además de lo que me paga el club, recibo una ayuda económica de mis padres, que pese a la distancia de alguna manera siento que están conmigo”, aseveró con voz “aflautada” el hijo de Gabriela Fernández y Daniel.
--El festejo del primer gol, ¿dedicado a ellos?
--Sí, pero especialmente a mi abuela (Berta Gatica), con la que me crié, la que me dio todo y la que me acobijó en los momentos que peor la pasé. Tengo una remera preparada, con foto y una inscripción, pero no te puedo adelantar nada, tiene que ser sorpresa, para ella y para mi familia. Otra que empujó mucho para que yo insista con el fútbol fue mi hermana (Estefanía, 24 años), ella también espera ese tan ansiado gol.
--Paralelo al fútbol, ¿nada?
--Estoy haciendo un curso (virtual) de coaching deportivo (proceso que ayuda a los atletas a mejorar su rendimiento a través del desarrollo de habilidades mentales y emocionales, además de potenciar sus fortalezas individuales). Dura seis meses y es esencial para encontrarme conmigo mismo, además de orientarme hacia la rama de la psicología deportiva.
--¿Y cuando volvés a Roca en los días libres?
--Ahhh, tenés buena data... (risas). Ayudo a mi papá en la panadería (se llama "La Negra" y se ubica en el centro de la ciudad), a veces me toca preparar la masa para las facturas, rallar pan o salir a repartir. Me defiendo bastante, incluso a veces hasta atiendo al público.
--Bien ahí.
--Acá en Olimpo me cargan, me piden que traiga facturas o que prepare unas pizzas, se creen que Roca está a un paso de Bahía. Cuando me toca comprar facturas, se quejan porque pido las que no tienen tanto relleno o dulce de leche. (siempre y cuando tengan el permitido de la nutricionista). Son insaciables.
--¿Quiénes?
--Los que viajamos en el mismo auto todos los días al entrenamiento. Además de Kucich (Matías) y Curruhinca (Agustñin), también van Murialdo (Alan) y Villacorta (Felix), los dos que pelean el puesto conmigo. No hay resentimientos, nos llevamos bien y nos damos ánimo entre todos. Lo único que no se negocia dentro del coche es el cebador de mate: Pancho Murialdo la rompe toda, llegamos a Teléfonos con la yerba intacta.
--Uhhh... Arde Troya.
--No, tenemos la mejor entre todos. La competencia interna, mientras sea leal, no me molesta, confío en mis condiciones como para poder ganarme el puesto. Peleo por mi lugar, así me enseñaron desde que empecé a competir: los logros llegan con sacrificio y respetando a colegas y superiores. Ahora están llegando delanteros como refuerzos, pero bueno, son las leyes del juego, hay que seguir luchando; nadie te regala nada, y menos en un deporte donde ganar es indispensable.
--¿Qué te falta para consagrarte como un 9 codiciado?
--Concretar las situaciones que se me presentan frente al arco contrario. A veces hago muy largo el control y cuando voy a definir alguien se me pone adelante o termino perdiendo el balón. Tengo que resolver más rápido, en esta categoría no te dejan pensar.
--¿Dónde chocás más, en el Liga o en el Federal A?
--En el Federal te dejan de cama...(risas). Los defensores juegan como si todas las pelotas fueran las últimas, tienen picardía para sacarte del partido y son molestos todo el tiempo. En la Liga no existe el vicio de pegar sin pelota, es todo más tranqui.