Las mascotas parte de la catástrofe
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Les confieso que aún desde este espacio es difícil dejar atrás lo ocurrido el 7 de marzo y proponer otros temas. Evidentemente mientras “se habla” se elabora, por eso el tema sigue en agenda. A pocos días del 29 de abril, es un Tema Vital, pensar en cómo la catástrofe climática impacta en nuestras mascotas.
La pregunta es: ¿Ellos sufren también cuadros de ansiedad y estrés al igual que nosotros?
La respuesta es afirmativa. Reponerse de semejante calamidad no es fácil y para las mascotas el proceso puede ser mucho más estresante y confuso. El desafío es inmenso, porque si bien “el amo” aún no se recuperó de lo acontecido además es responsable de que la mascota recupere el ambiente seguro, la calma, las rutinas y juegos. Los animales también se ven afectados por la alteración del entorno, por la percepción del peligro antes, durante y después del evento.
El estrés no es exclusivo de los seres humanos. Los gatos se esconden, evitan el contacto, se vuelven asustadizos, los perros ladran más de lo habitual, se vuelven inquietos, rompen objetos, pueden presentar temblores, jadeos frecuentes. No caben dudas que ellos también pueden presentarse irritables, con pérdida de apetito, diarrea, vómitos y se suelen lamer más de lo habitual para proveerse calma.
Aunque es difícil, hay que tratar de observar y advertir los cambios de conducta que se manifiestan, en esos casos hay que tener paciencia, calma y comprender ya que los animales también deben adaptarse a las nuevas situaciones; se deben evitar los castigos.
Es recomendable, dentro de lo posible, retomar la rutina o establecer alguna alternativa, pues les proporciona seguridad y el entorno poco a poco vuelve a ser predecible. Por ello, horarios de juegos, de alimentos, de paseo, de descanso favorecen a que el ambiente vuelva a ser confiable.
Si bien las pérdidas materiales fueron muchas, intentar recuperar el espacio o generar uno nuevo es todo in desafío. Lo ideal es que vuelvan a tener sus juguetes, mantas y objetos y ante la imposibilidad buscar alternativas. Los gatos se inclinan por lugares más elevados, los perros necesitan recuperar el territorio. A mayor control del espacio, mayor es la posibilidad de recuperar la calma.
El juego es una técnica que aporta resultados positivos, máxime si involucra actividades y movimientos. A los felinos hay que proporcionales juegos y actividades que estimulen el instinto de caza; jugar con una linterna o puntero láser reduce el estrés, la ansiedad y poco a poco recuperan la confianza. Los perros en cambio necesitan paseos y jugar con una pelota a lanzar una pelota o un objeto, les aporta bienestar.
Si los síntomas o las conductas llamativas permanecen hay que recurrir al veterinario, a veces se necesitan tratamientos farmacológicos o conductuales; las mascotas sufren y no tienen la posibilidad de expresarse con palabras.
Es esperable que se tornen dependientes. Las personas como las mascotas necesitamos sentir la presencia y seguridad. El afecto y las caricias siempre contribuyen para reducir el estrés y la ansiedad, será cuestión de abrazar también a las mascotas que también sintieron la catástrofe.