La Aeroposta aterriza en Villa Harding Green

Mario Minervino

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Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.

Hace 96 años, en mayo de 1929, la empresa Aeroposta Argentina adquirió terrenos aledaños a Villa Harding Green, destinados al primer aeródromo para vuelos de cabotaje comercial del país.

Paul Vachet, piloto y directivo de la empresa de capitales franceses Latécoère, fue el encargado de cerrar las negociaciones y definir, entre un par de propuestas, cual le resultó la más conveniente para ubicar las instalaciones de una terminal aérea destinada al transporte de cargas y pasajeros.

El aeropuerto serviría para los aviones operar los aviones Laté 25 y Laté 28, cumpliendo dos vuelos a la semana entre nuestra ciudad y Comodoro Rivadavia, con escalas en Trelew y San Antonio Oeste.

La compra fue de 140 hectáreas, necesarias para el trazado de las pistas de aterrizaje y despegue, los hangares y las oficinas administrativas. La mayoría de los edificios eran del tipo prefabricado y se embarcaron desde Buenos Aires hasta nuestra ciudad.

Si bien el transporte de pasajeros era parte de la oferta –los aviones tenían capacidad para hasta ocho personas— era clave el tema de las cargas y correspondencia con “el lejano sur de la Patagonia”. Los residentes en Comodoro pasarían a recibir correspondencia desde la Capital Federal en 30 horas en lugar de 15 días como demoraban hasta entonces. El tramo Bahía Blanca-Buenos Aires se cubría mediante el ferrocarril, servicio por entonces confiable y con variados días y horarios.

Simultáneamente los directivos de la Aeroposta contactaron a varios aviadores locales, miembros del aeroclub, para incorporarlos a la empresa, entre ellos Rufino Luro Cambaceres, Domingo Yrigoyen, Ricardo Gross y Leonardo Selvetti. Para la puesta en marcha y dirección general de la línea llegó desde Cap Juby, en África, Antoine de Saint Exupéry, piloto y escritor.