Bahía Blanca | Lunes, 23 de junio

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Calle Rodríguez: de las siete maravillas al art decó, entre las casas más antiguas del centro

Unas pocas cuadras, cargadas de estilos, propuestas e historia. Caminar mirando, con la pausa que nunca hacemos.

"Las calles y sus aceras, los principales lugares públicos de una ciudad, son sus órganos más vitales. ¿Qué es lo primero que nos viene a la mente al pensar en una ciudad? Sus calles. Cuando las calles ofrecen interés, la ciudad entera ofrece interés; cuando presentan un aspecto triste, toda la ciudad parece triste" Jane Jacobs.

La calle Martiniano Rodríguez rinde homenaje a un soldado de las guerras de la independencia, hombre de Manuel Belgrano y de José Artigas, integrante del grupo fundacional de nuestra ciudad. Tras la partida de Ramón Estomba y del fallecimiento de Andrés Morel, Rodríguez fue designado comandante del fuerte, el tercero en ocupar ese cargo. Participó de decenas de luchas contra los indígenas que asolaban el fuerte. Falleció en 1841, mientras participaba de una campaña en la zona de Rauch. Tenía 47 años.

Caminar esta calle es encontrar una gran variedad de arquitectura, estilos y tipologías, desde el tradicional chalecito, pasando por los edificios en altura, el art decó y las viviendas de aires italianos o franceses.

Cuatro esquinas

El cruce de Rodríguez y Zelarrayán es muy particular. Por un lado, desde la historia ya que revive el encuentro de dos hombres que en vida fueron enemigos. Juan Zelarrayán era soldado del fuerte cuando fue acusado de ser parte de una conspiración contra Juan Manuel de Rosas. Condenado a muerte por esa conjura, huyó hacia el sur, donde fue capturado por Martiniano, quien ordenó su fusilamiento y decapitación.

Desde lo urbano, son cuatro esquinas destacadas. En una se ubica el edificio inaugurado en 1970 por Alberto J. Trellini, comerciante que ubicó en la planta baja su local de electromésticos.

Vista actual del edificio
La esquina de las siete maravillas

Sobre la fachada de Zelarrayán, Trellini hizo ubicar figuras de cobre representando a las siete maravillas del mundo antigüo, obra que contrató con el artista Fortunato Jorge. Una propuesta artística referencial durante años, hasta que el consorcio decidió retirarlas luego de detectar problemas en sus fijaciones. Lamentablemente, en lugar de considerar volver a amurarlas, las planchas de cobre fueron vendidas.

En esa misma esquina estaba la casa de la familia Pronsato, lugar desde donde en 1869 se tomó la primera fotografía de la ciudad, enfocando hacia la plaza Rivadavia.

La primera de todas, vista hacia la Catedral

En diagonal, el sitio donde estuviera la firma Borgani, impulsora del uso de bicicletas en la ciudad. Allí funcionó su taller, destacándose el servicio de las míticas Harley Davidson.

Enfrente, un edificio centenario que ha sobrevivido manteniendo intactas sus características, con una particular terminación tipo almohadillado y donde funcionara el diario Crónica.

Foto gentileza Archivo de la Memoria, Universidad Nacional del Sur

El paisaje más querido

"La intrincada mezcla de usos diversos (urbanos) en las ciudades no son una forma de caos. Por el contrario, representan una forma compleja y altamente desarrollada de orden". Jane Jacobs

Las casonas que van quedando, con su revoque símil piedra, una vivienda de altos con su balcón corrido con dos aberturas y arcos de medio punto, herencia. La puerta de ingreso tiene un trabajo artesanal muy particular, con dos pequeños paños de mármol veteado.

Enfrente esta maravilla de fachada, un frente de 125 años, cuidado y a la cual las reformas en nada han afectado el espíritu del frente.

Las seis pilastras con capiteles dóricos marcan el ritmo del frente, generando una sensación de simetría que no existe. La casa ha resignado sus balcones de hierro y la carpintería original, pero la ha reemplazado con respeto y cuidado.

Infaltables, las casas barco, una línea del art decó inspirada en los buques, con sus líneas curvas, aerodinámicas, sus voladizos de poco espesor y sus barandas de hierro.

Italianos, obreros, Evita, militares

“En América Latina, lo maravilloso se encuentra en vuelta de cada esquina, en el desorden, en lo pintoresco de nuestras ciudades, en nuestra naturaleza y también en nuestra historia.” Alejo Carpentier

En Mitre y Rodríguez el histórico edificio de la CGT, entidad que lo ocupa desde 1952, cuando el edificio fue expropiado por el gobierno provincial y cedido a esa entidad. Diseñado por el ingeniero Adalberto Pagano, fue construido como sede de la Sociedad Italia Unita, incluyendo sus instalaciones el bonito teatro Rossini.

La entidad se desprendió muy pronto del inmueble, por cuestiones económicas. En la década del 40 Fue ocupado por la Universidad del Sur, propuesta educativa anterior al Instituto Tecnológico y a la Universidad Nacional del Sur, paso por manos militares por cada golpe de estado, sufrió la explosión de una bomba ya en democracia y finalmente volvió a manos de los trabajadores. Allí, en los 50, casa 26 de julio era homenajeada Eva Duarte, a las 20.25.

Homenaje a Eva Duarte, 1953

No es habitual encontrar conjuntos de viviendas graficando la geografía urbana de las primeras décadas del siglo XX. Tres estilos diferentes conviviendo en armonía. La primera es una muestra fantástica del art decó, geométrico estilo que alcanzó su auge en las décadas del 20 y del 30, símbolo de modernidad, decorativo y con el glamour de Miami y Hollywood que lo adoptaron como propio.

A su lado una fachada de aires renacentistas y, finalmente, una mezcla rara que se impone con su planta alta curva, otro barco pronto a zarpar.

Enfrente un garaje art decó, simple, un remate escalonado para uno de los usos propios de este estilo por su relación con la velocidad y con los automóviles.

Una esquina que se emparenta con la arquitectura mediterránea, inspirada en las construcciones de los países que rodean el mar Mediterráneo, como España, Italia, Grecia y el sur de Francia. Muros blancos, ventanas coloridas, formas orgánicas, propias del  un clima cálido, promoviendo espacios frescos, abiertos y llenos de luz.

Siguiendo con la convivencia de estilos, una casa chorizo, típica de principios del siglo XX, también llamada casa de patios o de los gringos. Una organización apoyada en una de las medianeras, la tira de habitaciones unida por una galería y al fondo la cocina y el baño.

A pocos metros, otra joyita art decó, para mirar en detalle, su ornamentos, sus puertas, sus terminaciones.

Detalles que enriquecen, el art decó y sus variantes

El primer pub, la casa de los italianos

En la avenida Alem y Rodríguez se ubican dos viviendas de estilo Tudor, techos de gran pendiente, aberturas con arcos góticos. Llevan más de un siglo en el lugar y originalmente la planta baja estaba organizada con un pórtico de entrada, vestíbulo, comedor y la cocina con un saliente con una mesa y dos bancos al laqué y, escondida, la tabla de planchar. En la planta alta dos dormitorios, baño y la escalera que conducía a la buhardilla, el lugar para la lectura y el estudio.

En esa esquina se instaló el primer pub de la ciudad, La Tartaruga, que marcó toda una época y fue un adelantado en elegir a Alem como un lugar gastronómico.

Enfrente se ubica una de las mansiones más reconocidas de la avenida, 1,70 metros elevada sobre el terreno, combinando en su fachada elementos clásicos –un frontis con dos pares de columnas y arcos de medio punto—con un particular juego de volúmenes y una terminación en mansarda que denota el gusto afrancesado.

Fue construida en la década del 50 por Tulio Marchetti, organizada en tres niveles y subsuelo, poco más de 700 metros cuadrados. En 2012 se instaló el Consulado Italiano, que ha sido muy respetuoso con la vivienda y ha sumado más superficie con un diseño que no compite ni le quita protagonismo a la mansión.

Últimos pasos

Rodríguez es también calle de edificios en altura. Los hay y muchos, en general con frentes estrechos, generando poco amables medianeras.

Entre Estomba y Zelarrayán conviven el diario La Nueva. y LU2 radio Bahía Blanca, un zócalo de granito que sostiene un frente vidriado. A pocos metros, el club Olimpo con la fachada que encierra la pileta de natación, obra de Manuel Mayer Méndez, rematada con el escudo de la institución.

Enfrente Empleados de Comercio y, finalmente, otro grupo de viviendas combinando estilos y escala.

Un recorrido cargado de sensaciones. La ciudad que se va construyendo en el tiempo, que superpone capas y épocas. La arquitectura como un libro escrito en piedra que permite una lectura distinta, que habla de otros tiempos y contiene otras voces.

Bonus track

Una casona del 1900, intacta
Una casita art decó-Bauhaus.

En la planta baja de este edificio de Mitre y Rodríguez se ubica la farmacia Carabelli, de las más antiguas de la ciudad, continuadora de la histórica farmacia del Mercado, en O'Higgins y Saavedra, propiedad del boticario Aquiles Carabelli.

La farmacia del mercado, de Aquiles Carabelli
Nuevos edificios, el más alto de todos detrás. La ciudad crece en altura.