Bahía Blanca | Sabado, 08 de noviembre

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La economía bonaerense cuelga del hilo de la política

La columna semanal del corresponsal de La Nueva. en la capital de la provincia.

La crisis interna del peronismo bonaerense llenó de incertidumbre la atmósfera que envuelve el tramo final de la agotadora temporada política. En ese contexto, la agenda provincial arrancó con el juego que mejor juega y que más le gusta: la sagaz negociación que se concede cada final de año en una suerte de intercambio de compromisos para beneficiar a todas las partes interesadas. 

Así como el gobernador Axel Kicillof le facilitó a los intendentes de Fuerza Patria el desdoblamiento de los comicios como instrumento para que pudieran imponer el aparato municipal y sostener musculatura en los concejos deliberantes, ahora necesita que los alcaldes sean su instrumento de fortaleza para persuadir a legisladores propios, ajenos y opositores en el acompañamiento de los proyectos de Presupuesto 2026, ley Impositiva y endeudamiento para refinanciar los vencimientos de deuda que enfrenta la PBA frente al ajuste de recursos -que por ley le corresponden a las provincias- dispuesto por el presidente Javier Milei. 

La falta de diálogo libertario con la Gobernación es considerada como un intento por desestabilizar un perfíl de gestión que se presenta discordante con la Casa Rosada y que además tiene la intencionalidad de desconocer la voluntad de unos 17 millones de votantes bonaerenses que eligieron una alternativa distinta en las legislativas y municipales de septiembre. 

Con pragmatismo, Kicillof explica que no sólo tiene la necesidad de contar con una herramienta presupuestaria sólida que permita sostener el plan de inversión en infraestructura junto a los mecanismos de financiamiento para garantizar la gestión, sino además fortalecer a los intendentes que hacen equilibrio sobre la cornisa frente al complejo contexto económico y con las cuentas municipales al día, según reconoce el influyente ministro de Gobierno, Carlos Bianco.

Los tiempos legislativos no van de la mano de la ansiedad gubernamental. Muchas veces las negociaciones requieren un período adicional dentro de la Casa de las Leyes.

Mucho más, cuando se negocia caja presupuestaria para repartir entre los alcaldes, aseguran en los estrechos pasadizos que cobijan los circuitos parlamentarios. 
Desde los bloques opositores prefieren optar por un fondo específico para inversión municipal que no termine atado a los números finales del financiamiento que pide el Ejecutivo por la deuda en dólares que dejó la exgobernadora María Eugenia Vidal. 

Es cíclico que la Legislatura busque recuperar protagonismo antes de que caiga el almanaque. Mucho más después de una etapa electoral donde no pocos senadores y diputados debieron permanecer anidando, lejos del reparto por la renovación de bancas. En definitiva, una metáfora política indica que los gobiernos prefieren llevarse las “leyes aprobadas" y concederle a los legisladores los turnos discursivos que deseen utilizar durante los debates. 

“Si no tiene equilibrio, que ajuste el gasto público”, parece ser el argumento que prefieren repetir espadas legislativas de La Libertad Avanza durante sus rondas de café en las confiterías céntricas platenses. Según pudo saberse, ese texto para utilizar en redes sociales llegó por directivas de los hermanos Milei a parlamentarios bonaerenses como libreto discursivo para rechazar el presupuesto de Kicillof sino contiene “equilibrio fiscal y déficit cero”. Tampoco pueden avalar alguna suba de impuestos. El dato puntual se conoció un rato después de la exposición del ministro de Economía, Pablo López, en el Salón Anexo de Diputados donde cumplió con la formalidad de defender el paquete fiscal 2026 ante referentes legislativos de la coalición oficialista y de la oposición que acompañaron como oyentes. 

Otro interrogante pasa por saber qué actitud adoptarán los legisladores del PRO que festejaron el ascenso de Diego Santilli como ministro del Interior de Milei después de haber sido electo diputado nacional por la PBA. Es otras palabras, si deciden seguir debajo del paraguas violeta de LLA en medio de la crisis de liderazgo amarillo o si, al igual que los radicales, se cortan solos y se inclinan por avalar con condiciones el Fondo Municipal para aliviar con plata fresca a los alcaldes propios. 

El debate legislativo que se abre coincide con el camino de espinas que sembró la cúpula kirchnerista de La Cámpora contra la Gobernación después de aquella carta pública de la expresidenta Cristina Fernández en la que tácitamente responsabilizó a Kicillof por la estrategia electoral que le permitió ganar a LLA las elecciones legislativas nacionales de octubre. Sin dudas, el principal obstáculo pasa por superar la división interna del oficialismo. 

Frente a esa encrucijada, el mandatario provincial procura con el acompañamiento de los intendentes peronistas no quedar desprovisto de apoyo para respaldar una pauta presupuestaria que resulta clave para una gestión acorralada por la decisión presidencial de congelar la transferencia de recursos de fondos nacionales superiores a los 12 billones de pesos. 

Los próximos años hasta la sucesión gubernamental serán durísimos ante el desequilibrio económico y financiero que genera la miserable coparticipación que recibe la PBA, el distrito con mayor población y más necesidades básicas insatisfechas del país. En esa trama, de caída de la coparticipación y de la recaudación fiscal como efecto del ajuste libertario, Kicillof va lentamente ingresando en un tramo decisivo que definirá gran parte de su proyección presidencial. 

La coyuntura, por ahora, permite diversas lecturas políticas. Tampoco es casual que varios intendentes se hayan declarado en emergencia económica para ajustar los gastos en sus distritos pero garantizando el funcionamiento de los servicios municipales esenciales y el cumplimiento de las obligaciones salariales.