Carne aviar: el consumo seguirá ganando protagonismo en el mundo
Las fortalezas se aprecian en las ventajas económicas, nutricionales y medioambientales. ¿Las carnes vacuna y porcina? Se estima que los incrementos sean más acotados. El informe, proyectado hacia 2034, es de la FAO.
Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
De acuerdo con la última publicación conjunta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, denominada OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas), el panorama del consumo mundial de carnes para la década 2025-2034 estará marcado por un crecimiento moderado —en términos absolutos— y por profundos cambios en las preferencias alimenticias regionales.
En este sentido, la carne aviar continuará ganando protagonismo en razón de sus ventajas económicas, nutricionales y medioambientales, al punto de llegar, se presume, al 62 % del total cárnico en el mundo.
Del estudio surge, asimismo, que las carnes vacuna, donde la Argentina es uno de los principales actores (más desde nuestra óptica respecto del mundo hacia nosotros), y porcina incrementarán su demanda, aunque en niveles más acotados. Incluso, se prevén contracciones en algunas zonas.
Según el informe, la diversidad de patrones de consumo refleja no solo realidades económicas y demográficas, sino valores sociales en evolución que seguirán moldeando el mercado cárnico en los años venideros.
A nivel mundial, en el informe se proyecta que el consumo total de carne aumentará en 47,9 millones de toneladas en la próxima década (2025-2034), donde este crecimiento estará acompañado por un incremento del consumo per cápita de 0,9 kilogramos por habitante por año.
En tal sentido, la referencia es que en la Argentina se mantiene el promedio de entre 115 y 120 kilos por habitante por año, aunque ha sido notoria la distribución de las distintas carnes, donde la aviar, justamente, y la porcina han ganado espacio —por múltiples razones— en detrimento de la vacuna.
De todas maneras, ese aumento del 0,9 % es menor al registrado en la década anterior; esto es, se refleja un ritmo de crecimiento más lento (especialmente en los países desarrollados).
También se estimó que el consumo per cápita global alcanzará los 29,3 kilos por habitante por año para 2034, lo que representa apenas un 3 % más que los niveles actuales.
“Este crecimiento reducido está vinculado, principalmente, a factores como el estancamiento de la demanda en los países de altos ingresos y el cambio en las preferencias de los consumidores, que priorizan opciones más saludables y sostenibles”, se argumentó.
Las razones
En el marco del crecimiento proyectado, la carne de ave se posiciona como la principal protagonista, ya que se aguarda que su consumo aumente en un 21 % hacia el año 2034, para terminar representando el 62 % del crecimiento total de carne.
“Esta expansión se explica tanto por su asequibilidad como por su perfil nutricional favorable, además del menor impacto ambiental comparado con la carne roja”, se aseguró.
El crecimiento de la demanda de aves será —especialmente significativo— en países como China, India, Indonesia, Pakistán y Vietnam, todos de Asia, desde donde se lidera el aumento.
También se anticipa un fuerte crecimiento en América Latina, Egipto, México, Filipinas y los Estados Unidos. “Para el año 2034, la carne de ave proporcionará el 45 % de la proteína total consumida a partir de productos cárnicos, consolidando una tendencia que se ha venido desarrollando desde hace décadas”, se explicó.
También que la producción de carne de ave requiere menos recursos y genera menos emisiones de gases de efecto invernadero, lo que la convierte en una opción más atractiva para los consumidores preocupados por la sostenibilidad.
Qué pasa con el cerdo
De acuerdo con el trabajo, la carne porcina ocupará el tercer lugar en contribución al aumento en el mundo. De todos modos, el consumo per cápita global disminuirá en un 4 % durante el período en base a dos razones principales:
—Falta de crecimiento en los países desarrollados.
—El rápido aumento poblacional en regiones donde el cerdo no es un alimento habitual por razones religiosas o culturales.
“En contraste, en América Latina el consumo per cápita de cerdo crecerá de forma importante (1,3 kilos por habitante por año), en razón de un precio más competitivo respecto a la carne vacuna”, se indicó desde avinews.com
En regiones como Asia, América del Norte y la Unión Europea se espera un crecimiento leve o, incluso, una disminución en el consumo individual de este tipo de carne.
Sobre la carne vacuna
El consumo global de carne de vacuna alcanzará los 84 millones de toneladas para el año 2034.
El consumo per cápita se mantendrá estable en torno a los 6 kilos por persona por año (referencia: en la Argentina está en un promedio de 51 k/p/a); sin embargo, aquella estabilidad oculta tendencias divergentes entre regiones.
Mientras que en lugares como Europa, América del Norte y Oceanía se anticipa una reducción significativa, en zonas como Asia, con 0,61 k/h/a, y Medio Oriente, con 0,62 k/h/a, se prevé un crecimiento modesto.
—Esta diferencia se explica por el aumento del ingreso y el crecimiento de la clase media en países asiáticos y árabes, que permite acceder a alimentos de mayor costo (como la carne vacuna).
—En las regiones desarrolladas, en cambio, el precio elevado de esta carne, combinado con preocupaciones medioambientales sobre las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de su producción, están llevando a una sustitución por opciones más sostenibles como la aviar.
¿Y el ovino?
“Aunque representa una porción menor del mercado, la carne de ovino sigue siendo clave en regiones específicas”, se aseveró.
El consumo es —particularmente relevante— en el Medio Oriente y el norte de África, donde no se consume carne de cerdo por motivos religiosos.
A nivel global, la participación de la carne ovina en el consumo total de proteína de origen cárnico se prevé que se mantendrá estable durante la próxima década.
“La carne ovina continúa siendo una elección arraigada en tradiciones culturales. No obstante, cuando existen alternativas más económicas y accesibles, como la carne de ave o vacuna, los consumidores tienden a optar por estas últimas”, se sostuvo.
Esta es la razón por la cual el crecimiento del consumo de carne de ovino será moderado y localizado, principalmente, en zonas donde forma parte fundamental de la dieta.
Consumo y regiones
Según el informe de la OECD-FAO Agricultural Outlook 2025-2034, uno de los aspectos más importantes a considerar es que las tendencias de consumo varían significativamente de acuerdo con cada región.
El crecimiento estará liderado por los países de ingresos medios, que representarán el 45 % del aumento mundial del consumo de carne.
En este sentido, se destacan Brasil, Indonesia, Filipinas, los Estados Unidos y Vietnam, además de China e India (en razón de su relevante demografía).
Se resaltó que, en África, el aumento de la población —de 1.500 millones a 1.800 millones de personas— impulsará un crecimiento del 33 % en el consumo total de carne. Sin embargo, el crecimiento per cápita será limitado por restricciones económicas y disponibilidad.
Se presume que África, cuya población continúa en un importante aumento, impulsará el crecimiento del 33 % en el consumo total de carne.
En contraste, los países desarrollados, que en 2024 representaban el 35 % del consumo mundial pero solo el 17 % de la población, experimentarán un estancamiento o, incluso, una reducción del consumo per cápita.
“Las razones son claras: preocupación por el bienestar animal, el impacto ambiental, los efectos sobre la salud, y una creciente inclinación hacia dietas basadas en plantas o en fuentes alternativas de proteína”, se admitió en el trabajo.