Bahía Blanca | Viernes, 21 de noviembre

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Un Licenciado en Historia, con el mejor promedio en la Colación de Grados

Federico Edgardo Giorgetti resultó el graduado más destacado al registrar 9,63 puntos en la 411ª Colación de Grados de la casa de Altos Estudios.

Federico Giorgetti luce su diploma. Fotos: Prensa UNS

Un flamante Licenciado en Historia resultó el graduado más destacado en la 411ª Colación de Grados, que la Universidad Nacional del Sur llevó adelante en el emblemático edificio de avenida Colón 80.

Federico Edgardo Giorgetti fue el egresado que obtuvo 9.63 puntos de promedio y se destacó entre los que recibieron su correspondiente diploma tras su paso por la casa de Altos Estudios de nuestra ciudad.

El acto se realizó en un solo turno y fue presidido por el rector, doctor Daniel Vega.

Intervinieron los siguientes Departamentos: Agronomía, Biología Bioquímica y Farmacia, Ciencias de la Administración, Ciencias de la Salud, Ciencias e Ingeniería de la Computación, Física, Geología, Geografía y Turismo, Humanidades, Ingeniería, Ingeniería Química, Matemática, Química y Derecho, cuya directora decana, magíster Pamela Tolosa tuvo a cargo el discurso.

El listado completo de los 62 diplomas de pregrado, grado y posgrado entregados es el siguiente:

Doctor en Bioquímica: Alejandra Soledad Oriani.

Doctor en Geografía: Micaela López y Ariadna Belén Tanana.

Doctor en Geología: María Victoria Mosqueira González.

Doctor en Filosofía: Francisco López Corral.

Especialista en Bioquímica Clínica, Área Parasitología: Vanina Soledad Mendiondo.

Especialista en Derecho de Familia, Infancia y Adolescencia: Florencia Yasmina Rey Alonso.

Ingeniero Agrónomo: Gabriela Sofía Ferraro, Juan Ignacio Malcolm, Renzo Alejandro Mengarelli y Juan Cruz Schernenco.

Bioquímico: Giannina Bahl, Pamela Sabrina Bonfiglio, Selena Luján Bouyssedé, Agustín Nelo Buzzi, Lucrecia Dell'Orfano, Camila Laudani y Nicolás Rosas.

Farmacéutico: Marisol Naviliat Linares, Mauro Ezequiel Piris y Maylén Stevensky.

Contador Público: Tomás Ansorena Fuhr, Betiana Magalí Fernández Quiroga, Alina Itatí Igartúa, Lara Ayelén Orbiscay y Rubén Nicolás Quiroga.

Licenciado en Administración: Francisco Christian Cacchiarelli.

Técnico Universitario en Acompañamiento Terapéutico: Silvia Alicia Candolo, Juan Pablo de la Cruz y Gabriela Soraya Jara Moreira.

Ingeniero en Computación: Raúl Galiana Albano.

Abogado: Coral Astaburuaga, Flavia Noemí Dorado, Daiana Nahir Lazarte, Daiana Denise Lema, Julieta Lucía Mantero y María Molina.

Licenciado en Seguridad Pública: Alejandro Luis María Bragagnolo, Vanesa Marisol Rina Camilleri y Agustín Mario Schell.

Licenciado en Física: Juana González Robacio, Martina Ochoa.

Técnico Universitario en Óptica: Guillermo Daniel Zavatto.

Licenciado en Ciencias Geológicas: Gastón Esteban Alesso.

Técnico Universitario en Medio Ambiente: Santiago Martínez Medina.

Licenciado en Historia: Federico Edgardo Giorgetti.

Profesor en Historia: Agustín Mosteiro Di Croce.

Ingeniero Agrimensor: Gabriel Rosales.

Ingeniero Civil: Lucas Gastón Sardot.

Ingeniero Industrial: Lucas Ezequiel Di Paolo, Ezequiel Horacio Sáez y Carolina Daniela Sayas.

Ingeniero Mecánico: Alejandro Gabriel Rodríguez.

Ingeniero Químico: Camila Ibarra y Ana Martina Vargas.

Ingeniero en Alimentos: Camila Ibarra.

Técnico Universitario en Operaciones Industriales: Federico Iván Galíndez, Danilo Valentin Huinchulef y Tomás Klein.

Licenciado en Matemática: Shennel Marrisa Jamila Telesford.

Licenciado en Ciencias Ambientales: Paula Eugenia Torres Schmidt.

Licenciado en Química: Fabiana Elizabeth Leotta.

"La UNS nos abrió sus puertas sin pedirnos más a cambio que nuestro compromiso"

Daiana Lema, flamante abogada

Es un profundo honor tomar la palabra en esta ceremonia de colación de grado de la Universidad Nacional del Sur, una casa de estudios cuya historia, tradición académica y compromiso con el servicio público han formado generaciones de profesionales al servicio de la sociedad en su conjunto.

Finalmente “llegó el día tan esperado”, y es un día de celebración. Hoy no solo cerramos una etapa, sino que también celebramos un camino que transformó nuestras vidas. Después de años de esfuerzos, de largas horas de estudio, de finales e instancias de examen, llegamos hasta acá.

El titulo que recibimos hoy lleva nuestro nombre, pero es un logro que no nos pertenece solamente a nosotros, sino también a quienes nos acompañaron en cada paso. Detrás de cada uno de los aquí presentes hubo una red de apoyo: familia, amigos, pareja, hijos. Personas que nos acompañaron, nos alentaron y nos tuvieron paciencia en este proceso, siendo su sostén el motor de nuestro éxito.

También a aquellos que nos inspiraron, y hoy ya no están, les dedicamos el orgullo de este momento, sabiendo que, de alguna manera, hoy celebran también a
nuestro lado.

Gracias de corazón, porque este logro también es de ustedes.

En cuanto a lo académico no puedo dejar de mencionar la magnitud de lo recibido: una educación de altísimo nivel, una formación rigurosa que nos preparó no solo con conocimientos, sino también con herramientas, para cuestionar, pensar críticamente y resolver conflictos. Y lo más importante, la recibimos de manera gratuita. No debemos permitir que esto pierda su significado, porque para nosotros como para muchos otros, lo significa todo, generando igualdad de oportunidades en el saber y el profesionalismo.

Asimismo, gracias a todos aquellos docentes y no docentes que han acompañado este proceso, con dedicación, vocación y empatía.  Gracias por desafiar nuestro pensamiento, por empujarnos más allá de la zona de confort y por inculcarnos la curiosidad y la pasión por el aprendizaje continuo.

Esta casa de estudios, la Universidad Nacional del Sur, nos abrió sus puertas sin pedirnos más a cambio que nuestro compromiso y nuestra capacidad, permitiendo formar todos estos profesionales que hoy cierran una etapa, para iniciar otra con nuevos desafíos, compromisos y responsabilidades.

Queridas y queridos graduados, este es nuestro día. Disfrutémoslo, celebrémoslo, abracemos este logro porque es enorme. Hemos llegado hasta aquí con esfuerzo,
dedicación y sueños. Ojalá que la vida profesional que hoy comenzamos esté llena de desafíos, oportunidades y caminos que nos hagan profundamente felices y que llevemos con orgullo el nombre de esta universidad, que siga siendo nuestra casa, un lugar al que podamos volver para seguir creciendo.

Que esta ceremonia sea el inicio de una trayectoria profesional honorable, comprometida y transformadora.

"Nunca posterguen la oportunidad de agradecer"

Pamela Tolosa, Decana del Departamento de Derecho

A comienzos del siglo XX, una joven inmigrante italiana caminaba por las calles de Buenos Aires con una idea que para muchos resultaba absurda: quería estudiar en la universidad. Eran tiempos en los que la propia idea de una mujer en un aula universitaria parecía subversiva. Esa joven era Julieta Lanteri, una de las primeras mujeres en graduarse en una universidad argentina. 

Tuvo que enfrentar barreras jurídicas, culturales y sociales que hoy nos parecen imposibles. No había formularios para ella. No había categorías para incluirla. No había un antecedente para imitar. Pero insistió. Una y otra vez reclamó por su derecho a estudiar, ante una discriminación que consideraba injusta. Finalmente, se convirtió en una de las primeras graduadas en Medicina de la Argentina y de Latinoamérica.

¿Uds se preguntaran por qué estoy recordando hoy, en este día tan especial para Uds, la historia de Julieta Lanteri?

Lo hago, porque precisamente su historia de vida nos permite recordar algo particularmente importante en este momento: que graduarse no es solo un logro académico, sino un acto de construcción personal frente a condiciones que nunca son totalmente favorables. Cada uno de ustedes, desde sus propios desafíos —económicos, familiares, emocionales—, reconstruyó esa misma perseverancia. Afortunadamente tuvieron condiciones mucho más favorables que las que tuvo Julieta Lanteri. No tuvieron que reclamar por su derecho a estudiar, pero sí tuvieron que abrirse camino entre horas de trabajo y de estudio, entre dudas y responsabilidades, entre expectativas y cansancio. Cuantas veces se habrán preguntado: ¿hago bien en seguir estudiando? ¿elegí la carrera correcta? ¿vale la pena este esfuerzo?

Por eso, hoy no celebramos sólo la obtención de un título: celebramos la capacidad de transformar obstáculos en trayectos. La capacidad de superar las adversidades y lograr objetivos que son valiosos en cada una de vuestras historias personales. 

También elegí recordar a Julieta Lanteri porque fue una graduada universitaria comprometida con los problemas sociales de su época y luchadora incansable por la igualdad. Sufrió la discriminación de manera directa, por ser inmigrante y por ser mujer. Pero nada la detuvo. Cuando obtuvo la nacionalidad argentina, en 1911, pidió que se le reconozcan sus derechos políticos argumentando que la Constitución hablaba de ciudadanos, sin distinguir entre hombres y mujeres. Así, logró un sentencia a su favor y se convirtió en la primera mujer en votar en la Argentina, mucho antes de que la ley admitiera el voto femenino. Pero también, antes y después de eso, ayudó a crear e integró las primeras instituciones que existieron en el país con el objetivo de trabajar por los derechos de las mujeres.

Por eso creemos que su ejemplo refleja lo que espera la Universidad Pública de sus egresados y egresadas. Que sean ciudadanas y ciudadanos comprometidos con la realidad social. Con la sensibilidad suficiente para no ser indiferentes ante las desigualdades e injusticias. Tuvieron el privilegio de estudiar en la Universidad Pública que se sostiene con el aporte cotidiano de toda la ciudadanía, que en su mayoría no puede acceder a estudios superiores. Por eso, comparten una responsabilidad social especial en este sentido. 

No pretendemos que realicen actos heroicos o sacrificios extraordinarios. Simplemente, que cada uno, desde el lugar que le toque ocupar, tenga la capacidad de reaccionar ante la discriminación, la falta de equidad y las diversas formas de violencia. A veces, una palabra, un gesto o una decisión que puede parecer insignificante son suficientes para visibilizar o corregir lo que está mal. Necesitamos de esas pequeñas valentías cotidianas para construir una sociedad mejor. 

Otro de los motivos por los cuales resulta oportuno recordar el legado de Julieta Lanteri hoy, es porque en unos días, el 25 de noviembre, se conmemorará el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En la actualidad, según los datos oficiales, en Argentina una mujer es víctima de muerte violenta cada 35 horas. En lo que va del año, se registraron más de 124 femicidios. Estos datos demuestran que la violencia de género sigue siendo uno de los flagelos sociales más preocupantes, con los cuales debemos comprometernos todos y todas para su erradicación, cada uno desde su lugar y su rol, poniendo su granito de arena. 

Les toca iniciar una nueva etapa en un mundo particularmente cambiante e incierto. En la época que vivimos, nada es predecible. Los cambios tecnológicos tienen la capacidad de modificar todo rápidamente y, en muchos aspectos, el mundo ya no es lo que era hace unos años, cuando empezaron a estudiar. Y no sabemos a ciencia cierta cómo será en el futuro cercano. Son cambios tan veloces y profundos que somos incapaces de predecirlos adecuadamente. 

Por eso, en esta época es más frecuente que nunca replantearse el rol de los estudios superiores. ¿Sirve estudiar para un futuro que no sabemos cómo será? 

Nosotros, quienes fuimos sus profesores y profesoras, no tenemos todas las respuestas ni la receta para superar esas incertidumbres. Pero sí podemos asegurarles algo, desde nuestra experiencia: siempre sirve estudiar. 

Porque estudiar ayuda a pensar. En la universidad, en todos estos años, hicimos nuestro máximo esfuerzo en entrenarlos para pensar mejor los problemas. 

Borges, en su famoso cuento Funes el memorioso, cuenta la historia de un joven que, tras un accidente, adquirió una memoria absoluta. Funes era capaz de recordar cada detalle, cada forma, cada matiz del mundo. Tenía una memoria infalible.  Había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín. Sin embargo, no era muy capaz de pensar y comprender. Dice Borges: “Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer”. Es dejar a un lado la infinita variedad de la realidad para poder comparar, crear conceptos, sacar conclusiones, construir ideas nuevas. La memoria perfecta de Funes es una metáfora de la parálisis: si no podemos seleccionar, si no podemos simplificar, si no podemos decidir, no podemos actuar.

Nosotros, quienes fuimos sus profesoras y profesores confiamos plenamente en que Uds se van de la Universidad con más y mejores herramientas para pensar los problemas. Para crecer. Para adaptarse a los cambios. Para dejar ir lo que ya no sirve y avanzar hacia lo que sí importa. Porque al graduarse nos demuestran que aprendieron a decidir, a priorizar, y también que aprendieron a pensar con criterio propio. 

Para terminar, volviendo a Funes el Memorioso, Borges también decía en ese cuento que “vivimos postergando todo lo postergable”. Por eso, hoy me tomo el atrevimiento de hacerles una recomendación. Nunca posterguen la oportunidad de agradecer. Muy especialmente, agradezcan a quienes los acompañaron y ayudaron, de una manera u otra, a llegar hasta aquí. Familiares, amistades, personas que circunstancialmente la vida les puso en el camino. El título que hoy reciben también es, en parte, de cada una de esas personas. Nunca lo olviden.