Bahía Blanca | Sabado, 04 de octubre

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Apuntan a fines de 2026 para comenzar a exportar crudo de Vaca Muerta desde Río Negro

El Oleoducto Vaca Muerta Sur avanza con obras que ya superan entre el 30/35% de ejecución y que permitirán, hacia fines de 2026, despachar desde Punta Colorada unos 180.000 barriles diarios.

El ambicioso proyecto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), también conocido como Oleoducto Vaca Muerta Sur, se perfila como la gran obra de infraestructura energética que permitirá a la Argentina exportar directamente desde la costa atlántica el petróleo no convencional de Vaca Muerta. 

Según los planes oficiales, hacia fines de 2026 quedaría habilitada la primera etapa del sistema, con una capacidad de transporte de alrededor de 180.000 barriles diarios, lo que abriría la puerta a una nueva escala exportadora con la posibilidad de operar con buques de los más grandes del mundo.

El oleoducto tendrá 437 kilómetros de extensión y un diámetro de 30 pulgadas, uniendo la cabecera ubicada en Allen, Río Negro, con la terminal marítima en Punta Colorada, donde se construye la infraestructura de almacenamiento y carga a buques. 

El consorcio VMOS está conformado por las principales petroleras que operan en Vaca Muerta, entre ellas YPF, Pan American Energy, Vista, Pampa Energía, Pluspetrol, Chevron, Shell y Tecpetrol, además de Gas y Petróleo del Neuquén como socio clase B. El proyecto, que en su totalidad representa una inversión estimada de 3.000 millones de dólares, obtuvo un financiamiento sindicado por 2.000 millones, lo que permitió acelerar los trabajos en distintos frentes en paralelo.

En la actualidad, los avances de obra se perciben tanto en el trazado terrestre como en la costa rionegrina. Informes recientes ubican el nivel de ejecución entre un 30 y un 35 por ciento, según la fuente. 

Algunos reportes destacan que el ducto ya alcanzó un tercio de su construcción, con varios tramos de cañería soldados y tendidos, mientras que desde el consorcio se insiste en que la cifra trepa al 35 por ciento. 

Esa diferencia refleja no tanto una discrepancia técnica como los distintos criterios con que se mide el avance de un emprendimiento de semejante magnitud: para algunos se trata del progreso físico en el tendido de caños, mientras que otros contemplan también la marcha de los trabajos civiles, la fabricación de equipos y el montaje de estructuras en los tanques y estaciones de bombeo.

El despliegue operativo incluye varios frentes de trabajo simultáneos. Desde la cabecera en Allen se construyen tanques de almacenamiento de 55.000 metros cúbicos y una estación de bombeo inicial que impulsará el crudo hacia el sur. Más adelante, a lo largo del trayecto, se levantan tres estaciones intermedias destinadas a sostener la presión en el oleoducto. 

Incluso, en las cercanías de Chelforó y Aguada Cecilio, los equipos de obra avanzan con el tendido de caños a razón de varios kilómetros por día. 

Al mismo tiempo, como se informó la semana pasada, en el puerto de San Antonio Este arribaron recientemente 8.000 toneladas de chapas de acero que se utilizan en la construcción de los cinco grandes tanques proyectados en Punta Colorada, cada uno de 120.000 metros cúbicos de capacidad. 

En Punta Colorada se lleva adelante el movimiento de suelos, la nivelación de terrenos y las bases de hormigón para los tanques y las instalaciones auxiliares. También se preparan las conexiones con el futuro sistema offshore que, a través de monoboyas ubicadas a varios kilómetros de la costa, habilitará la carga en Very Large Crude Carriers (VLCC), los buques petroleros de mayor tamaño en operación, capaces de transportar más de dos millones de barriles en un solo viaje. 

Este punto marca una diferencia estratégica respecto de otros polos de exportación del país: mientras en Puerto Rosales se operan buques Aframax y Suezmax, destinados a puertos y mercados de menor calado, el VMOS permitirá que la Argentina tenga por primera vez un puerto diseñado para cargar directamente en supertanqueros, lo que facilitará competir en destinos más lejanos y de mayor escala.

La obra también involucra la fabricación y montaje de ductos submarinos que conectarán la terminal con las monoboyas. Horacio Marín, presidente de YPF, advirtió que precisamente esos elementos —las boyas y los caños marinos— representan uno de los principales cuellos de botella del proyecto. 

Sin esa infraestructura, el oleoducto y los tanques podrán estar terminados, pero no habrá manera de transferir el crudo a los buques de ultramar. Para resolver esa cuestión ya se realizaron estudios geotécnicos en el lecho marino mediante un buque especializado, con el objetivo de definir ubicación y condiciones técnicas de instalación.

Meses definitorios

El cronograma contempla que en septiembre de 2026 esté concluida la primera etapa con la puesta en marcha de dos tanques y al menos una monoboya operativa. 

La fecha señalada como meta para los primeros embarques es diciembre de 2026, lo que implicaría un inicio de exportaciones de 180.000 barriles por día. 

En etapas siguientes, con más estaciones de bombeo y todos los tanques en funcionamiento, la capacidad se ampliará a 550.000 barriles diarios, y hacia 2028 podría escalarse hasta 700.000 barriles. La proyección es que, en régimen, el VMOS aporte ingresos de divisas equivalentes a entre 12.000 y 15.000 millones de dólares por año, una cifra que modificaría el perfil exportador del país.

La magnitud del proyecto queda reflejada no solo en las inversiones comprometidas, sino también en la logística que moviliza. El arribo de materiales pesados al puerto de San Antonio Este, el despliegue de cientos de equipos en distintos frentes, el movimiento de suelos en Punta Colorada y la soldadura diaria de caños en la traza son indicadores de un ritmo de obra inédito para la industria petrolera argentina. 

Empresas como Techint y Sacde encabezan el tendido de ductos, con técnicas de soldadura automática de última generación que aseguran eficiencia y rapidez en la construcción. El avance diario, estimado en hasta 2,5 kilómetros de caño, da cuenta de la magnitud del operativo.

A fines de 2026, si el cronograma se cumple, la Argentina dará un salto histórico al exportar por primera vez petróleo de Vaca Muerta directamente desde Río Negro en buques VLCC. 

Ese paso no solo abrirá un nuevo horizonte para la producción neuquina, sino que también redefinirá la inserción internacional del país en el mercado petrolero. El oleoducto Vaca Muerta Sur será así una obra bisagra, llamada a marcar un antes y un después en la historia energética nacional.