Bahía Blanca, entre las ciudades menos favorecidas por los nuevos subsidios provinciales al transporte
La resolución del Ministerio de Transporte bonaerense amplió las brechas entre el conurbano y el interior. Los colectivos bahienses reciben hasta un 70 % menos por kilómetro que los del área metropolitana.
Los pasajeros locales pagan tres veces más por un servicio con menos frecuencias. La nueva resolución del Ministerio de Transporte de la provincia de Buenos Aires, que actualizó el esquema de subsidios a las empresas de colectivos urbanos y suburbanos, dejó a Bahía Blanca entre las ciudades más perjudicadas del interior.
Los datos oficiales muestran que, mientras algunas ciudades del interior recibieron aumentos superiores al 100 % acercando los montos de subsidio a los del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), en Bahía Blanca el incremento apenas ronda el 11 %.
Esa diferencia, que parece técnica, se traduce en una brecha económica cada vez más profunda entre los sistemas de transporte del interior y los del Gran Buenos Aires.
Subsidio por kilómetro: hasta 60 % menos.
Según los cuadros del propio Ministerio, una empresa del conurbano percibe entre $1.800 y $2.000 por kilómetro recorrido, mientras que en Bahía Blanca el monto no llega a $500.
En ciudades como Pergamino o Junín, el subsidio ronda los $1.300 por km, lo que ubica a Bahía Blanca por debajo del promedio provincial. “Con ese nivel de subsidio no se cubren los costos básicos del servicio”, reconocen empresarios locales del sector.
En la práctica, esto significa menos unidades en circulación y frecuencias más espaciadas, especialmente en los horarios de menor demanda.
Menos ayuda por unidad y por trabajador
La resolución también discrimina los montos por unidad en servicio y por agente empleado. En ambos casos, Bahía Blanca recibe cerca de un 50% menos que ciudades como Junín o Necochea. Mientras un colectivo en Torquinst o Junín recibe alrededor de $6 millones mensuales en concepto de subsidios, una unidad bahiense está en $2,5 millones, pese a que ambos sistemas enfrentan costos similares en combustible y mantenimiento.
El usuario, el que más paga
El efecto más visible se da en el bolsillo de los pasajeros. En Bahía Blanca, el boleto mínimo ya supera los $1100, y el promedio real pagado —según los registros de SUBE— ronda los $650. En cambio, en gran parte del conurbano bonaerense, el mismo viaje cuesta entre $500 y $600, con un promedio real pagado cercano a los $250.
La diferencia se explica por un dato clave: en Bahía Blanca, los subsidios provinciales representan solo el 20 % de los ingresos totales del sistema, mientras que en el AMBA u otras ciudades del interior cubren más del 65%, llegando a cubrir el 90% en algunos casos. Es decir, el usuario bahiense financia con su boleto lo que en otras ciudades cubre el Estado.
Consecuencias en el servicio
La menor asistencia económica también se refleja en la calidad del transporte. En Bahía Blanca, la flota tiene una antigüedad promedio de 10 años, con unidades que superan los 800.000 kilómetros recorridos. En tanto, en el conurbano y en ciudades con mayores aportes, la antigüedad promedio baja a 6 o 7 años. A eso se suma un aumento de kilómetros recorridos por la falta de puentes y cambios de recorridos producto de la inundación.
Según estimaciones del sector, los kilómetros recorridos en Bahía Blanca subió casi un 10 % en el último año, en un momento donde la cantidad de pasajeros se encuentra disminuyendo, sobre todos en los últimos meses.
Una desigualdad estructural
El nuevo esquema provincial —que buscaba actualizar los valores frente a la inflación— terminó consolidando un mapa desigual. Los distritos del conurbano concentran más del 95 % de los fondos totales, mientras que el interior bonaerense, donde el transporte es muchas veces el único medio de conexión para trabajadores y estudiantes, recibe apenas el 5 % restante. Bahía Blanca, el principal centro urbano del sur provincial, vuelve a quedar rezagada. Con menos subsidios, tarifas más altas y servicios cada vez más deteriorados, los pasajeros bahienses pagan más por moverse menos. “La ecuación económica está rota: mientras en Buenos Aires un pasajero paga un tercio del boleto, acá paga casi todo”, resume un operador del sistema local. “La brecha no solo es injusta, sino que empuja a que la gente deje de usar el colectivo”, agrega. En otras palabras, la resolución del Ministerio de Transporte bonaerense no equilibró las cuentas: las profundizó. Y los usuarios de Bahía Blanca —los que día a día esperan el colectivo— son quienes más sienten el impacto de esa desigualdad.